ᴘʀóʟᴏɢᴏ

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𝑌 𝑣𝑒𝑟𝑒𝑚𝑜𝑠 𝑞𝑢𝑒́ 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑒𝑠 𝒉𝑎𝑐𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑟𝑎𝑟 𝑦 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑠𝑎𝑙𝑖𝑟 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑎, 𝑎𝑚𝑖𝑔𝑜

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𝑌 𝑣𝑒𝑟𝑒𝑚𝑜𝑠 𝑞𝑢𝑒́ 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑒𝑠 𝒉𝑎𝑐𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑟𝑎𝑟 𝑦 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑠𝑎𝑙𝑖𝑟 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑎, 𝑎𝑚𝑖𝑔𝑜

 𝑃𝑜𝑟 𝑞𝑢𝑒́ 𝑒𝑙 𝑚𝑢𝑛𝑑𝑜 𝑣𝑎 𝑎 𝑑𝑒𝑠𝑎𝑝𝑎𝑟𝑒𝑐𝑒𝑟

 𝑇𝑜𝑑𝑜 𝑒𝑙 𝑚𝑢𝑛𝑑𝑜,

 𝑇𝑜𝑑𝑜 𝑒𝑙 𝑚𝑢𝑛𝑑𝑜

 𝑃𝑟𝑜𝑛𝑡𝑜 𝑠𝑒 𝑖𝑟𝑎́

Dirt poor robins- great vacation


Miró las cartas frente a ella, espantada y sin saber muy bien como comunicar las malas noticias a su consultante. Sus ojos castaños se pasearon de las cartas al rostro de la joven y del rostro de la joven de regreso al mantel, sin saber cómo deshacerse de ese molesto nudo en la garganta, para verbalizar en palabras la información que está ahí. Esta es la primera vez que le sale una tirada tan mala y quiere creer que quizá es una mala interpretación de su persona, pero la intuición -sabia consejera- no miente.

—¿Dayo?— La llama.

La mencionada respira profundo y traga saliva. Recoge sus trenzas hacia atrás y las lleva a uno de sus hombros, jugueteando con los pequeños adornos de metal incrustados en ellas, sin saber por dónde empezar a hablar. Su amiga sabe que la cosa no va bien desde que la morena inicio con ese gesto nervioso y empieza a temer la respuesta. Se levanta de su lugar completamente alterada y la toma por los hombros, sacudiéndola con fuerza. Dayo manotea con sus manos temblorosas y en un gesto de exasperación pide por un poco de espacio para organizar sus palabras, mientras le da un pequeño sorbo al té de ajenjo que tiene al lado.

—Saturno, tú sabes que a mí no me gusta ser ave de mal agüero— Advierte, encendiendo un cigarro.

—¿Entonces?

Pensativa, vuelve a mirar las cartas en el mantel y exhala. La torre, ocho de espadas y el colgado invertido descansan en ese orden, borrosas por el humo de palo santo y el tabaco que atraviesan la mesita y se elevan al techo de la tienda de campaña. La historia que le cuentan las cartas, así como los elementos en el fondo es un panorama que, siendo franca, no se lo desearía a cualquiera. No puede evitar ver a su amiga con preocupación ni de buscar una manera delicada para decirle aquello, aunque si ella le exige una respuesta corta esa sería un: estás más que jodida. Toma la carta de la torre al ver que su consultante está al borde de las lágrimas, se la muestra y empieza a hablar.

—Hay un evento pronto a llegar— Carraspea— Y no va a ser algo bonito — Recalca, golpeteando con sus uñas rosas a los monitos que caen desde la torre— Esto llega para hacer de tu vida puré, papilla y un desastre— Dice nerviosa, mientras le da otra calada al cigarro — Esto... esto es algo que no vas a poder controlar, porque el responsable de esto es alguien más que te viene a joder completamente.

—¿Qué?— Pregunta consternada la consultante— ¿Me estás diciendo que por culpa de los junkies esos voy a ir a la cárcel?.

Dayo niega con la cabeza mientras levanta la siguiente carta.

—No, no va a ser por ellos— Aclara, tomando la carta de ocho de espadas— Va a ser por alguien relacionado contigo— Exhala— Este evento, esta persona... ¿personas? va a dejarte tan mal que vas a dudar de ti misma, el miedo que vas a tener a esto te va a cegar a tal punto de ser incapaz de ver una salida... lo percibo como una especie de relación toxica de la que te vas a sentir incapaz de salir y por malas jugadas de tu cabecita, a causa de lo anterior te vas a ver obligada a quedarte, además de las restricciones físicas. 

—No estoy entendiendo nada— Confiesa— ¿Una relación? Dayo, tu bien sabes que a mí ni una mosca se me para.

—No necesariamente tiene que ser romántica para atascar tu vida y hacerte creer que solo estas dando patadas de ahogado— Aclara, tomando la última carta e inhalando más humo de tabaco— Autosacrificio... miedo e impotencia derivados de un suceso caótico... Al parecer todo va a estar en tu contra, pero estas últimas cartas hablan mucho de bloqueos mentales... ¿En qué te vas a meter? — Se pregunta a si misma.

 La chica traga en seco al ver a la tarotista preocupada, se lleva las manos al pecho y comienza a juguetear con su collar. Sabe por experiencia que las predicciones no son cien por ciento fieles y hasta cierto punto terminan siguiendo un orden, si, pero no necesariamente a como se dijo; sabe también que la idealización puede cambiar el panorama y llevarla a terminar esperando algo completamente exagerado del mensaje original por lo que trata de calmarse, aunque fracasa, ya que las predicciones de Dayo son bastante exactas y hasta ahora no se han equivocado.

—¿No puedes hacer algo para impedir que pase?— Pregunta temerosa.

—Yo solo estoy dándote el mensaje— Exhala cansada— No soy una Nornir para manipular el curso de las cosas, pero viendo el lado positivo de esto, cada carta te da un consejo para sobrellevar la situación.

—¿Y cuales son?

—Las tres cartas te aconsejan aceptar que no puedes cambiar el rumbo de las cosas. Enmedio de todo este caos tienes que armarte de paciencia, encontrar paz en la espera... la aceptación es la clave para poder superar esto, una vez que lo hayas hecho, los límites que te pusiste ya sean por miedo o desesperación, te van a abrir a nuevas perspectivas, aunque estes restringida... vas a tener que emplear la lógica y dejarte fluir. 

Antes de que pudiese preguntar algo más la interrumpen gritos masculinos en la lejanía. Ambas mujeres se quedan quietas en su lugar mientras que Saturno apaga la lampara de la mesa rápidamente, dejándolas al cobijo de la oscuridad de la noche. Siente cómo un sudor frío le cae por media espalda al pensar que ese futuro trágico ya pronosticado está justo a varios metros de donde se encuentran, probablemente haciendo trizas con sus compañeros de viaje que no dejan de pegar alaridos cargados de desesperación. El canto de los grillos se detiene y ambas escuchan pasos aproximándose a la tienda a toda velocidad; Dayo se apresura a abrazar a su amiga que ha empuñado una pequeña daga que siempre carga consigo, lista para apuñalar al que se atreva a entrar ahí a pesar de los temblores de su mano.

La luz de una linterna ilumina la tienda desde afuera y una voz que ya conocen las llama con preocupación. Saben que se trata de Sven, el mochilero sueco que conocieron en el desierto de Nuevo México y salen a su encuentro. Dayo lo abraza mientras que Saturno no deja de ver a su mejor amigo, acompañado del resto de su grupo, corriendo hacia su dirección. 

—Tenemos que irnos de aquí— Anuncia el sueco, con miedo notable en su voz— No estamos solos en el bosque.

—¿A qué te refieres?— Pregunta Dayo alarmada.

—Evange... perdón Saturno ¿Recuerdas aquel sueño que tuviste con un hombre de máscara blanca?.

—Si— Responde temerosa.

—No fue un sueño— Revela— Lo vimos merodeando tu tienda de campaña con dos cuchillos de caza en las manos ¡Tenemos que irnos ya!




✩Paperdoll✩ ᵃ ʰᵒᵘˢᵉ ᵒᶠ ʷᵃˣ ᶠᵃⁿᶠⁱᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora