Un hombre en traje elegante, cabello naranja y ojos agudos nos reciben en el sótano del hospital. El señor Borch, lo presenta como Rogers, el abogado que tiene a su cargo la defensa de Jaken.
El señor Nikolái me deja con él una vez hace las presentaciones. Aprovechará mi estancia en el hospital para buscar a su mascota a la veterinaria.
—¿Está enfermo el sarnoso? —bromea el abogado y la respuesta la hace ingresando al auto.
—Controles de rutina, obsequio de Ginger.
El abogado afirma y alza la mano a manera de despedida. Ingresa la llave en la ranura y me lanza una mirada fugaz.
—Llámame cuando me necesite. ¿Tiene mi tarjeta? —pregunta asomando la cabeza por la ventana del auto.
—Sí.
—No salga sola. —me advierte.
—Gracias por todo.
No me escucha, él ya ha subido el vidrio y pisado el acelerador perdiéndose en la oscuridad del sótano. Inspiro y respiro un par de veces antes de enfrentar al abogado, con una Jackie explorando a mí alrededor.
—¿Qué tan delicada es su situación? —me arriesgo a presentar.
—Es complicado —muerdo mis labios y vuelvo a suspirar —necesito hacerle un par de preguntas— señala la zona de los ascensores antes de seguir. —aprovechemos el tiempo ¿Le molesta si lo hago rumbo a ver a su esposo?
—De ninguna manera—mis ojos miran con ansias la entrada del hospital, lo que le ocasiona una sonrisa. —todo lo que puedo hacer para limpiar su nombre es poco.
—¿Cómo fue la convivencia con los vecinos en Nuevo México? —vigila mis facciones y afirma al verme hacerlo —¿Algún problema allí?
—Ninguno delicado. —busco a mi hija y una vez el encuentro le llamo —Jackie, es hora.
Mi pequeña sacude sus manos y corre en nuestra sin dejar de sonreír. La emoción que refleja su hermoso rostro se debe a que verá a su padre. No le he querido decir el estado delicado en que se encuentra, por desconocer la mejor manera de hacerlo, sin que salga afectada.
—¿Segura? —insiste.
Alzo el rostro hacia él y me enfrento a una mirada difícil de describir. Es casi imposible saber lo que ocultan esos ojos azules o que encierra los pensamientos del abogado.
—¿Algún altercado con vecinos o intervención en reyertas? —enumera.
—Jaken no era el más popular —acepto rumbo al ascensor.
—¿Algún motivo en especial?
— Intentó hacer amigos, pero le fue fatal. Saludos que no eran correspondidos, si se acercaba a un grupo, callaban o se dispersaban —describo. —No entendimos el motivo de tanto antagonismo.
—Uno, dos, tres —la voz de mi hija contando en voz alta los números que se iluminan en el ascensor nos distraen a los dos.
—Intentó acercarse, limar asperezas —niego —nada dio resultados.
—¿Sucedía lo mismo con usted? —niego mordiendo mi labio inferior.
Con nosotras eran amables, se acercaban, siempre y cuando Jaken no estuviera cerca. Le narro lo sucedido días antes que todo nuestro mundo se viniera abajo. El marin que se acercó y preguntó si estaba en contra de mi voluntad.
—Lo negué tajante, al parecer no me creyó.
La cercanía de mi esposo fue malinterpretada, él pudo imaginar que mi negativa fue por miedo. No hace comentarios, tampoco contacto visual conmigo, manteniendo en todo momento la mirada fija en los números que se iluminan.
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Un príncipe Bastardo 3er Libro Rancho Mallory
RomanceJaken nunca imaginó lo que su curiosidad sobre su pasado pudiera traer a su vida, ciertamente Gisella, tampoco. Ninguno de los dos estaba preparado para lo que el destino les tenía deparado, ni los enemigos que surgieron con esas revelaciones. Él hu...