17: 'back to camp'

15 5 0
                                    

Éramos los primeros héroes en regresar vivos a la colina Mestiza desde Luke, así que todo el mundo nos trataba como si hubiéramos ganado un reality show. Según la tradición del campamento, nos ceñimos coronas de laurel en el gran festival organizado en nuestro honor, y después dirigimos una procesión hasta la hoguera, donde debíamos quemar los sudarios que nuestras cabañas habían confeccionado en nuestra ausencia.

La mortaja de Annabeth era hermosa. Seda gris con lechuzas de plata bordadas. La lucia de manera increíble y no pude evitar elogiarla de manera excesiva (según ella).

Como era hija de Hades y no había nadie más en mi "cabaña", los de Afrodita se habían ofrecido voluntarios para hacer la mía. Era una mortaja de seda negra con el símbolo de Hades y una corona negra que me negué ponerme al principio, pero finalmente lograron convencerme.

La de Percy fue hecha por los de la cabaña de Ares. A una sábana vieja le habían pintado una cenefa con caras sonrientes con los ojos en cruz, y la palabra idiota bien grande en medio. Su sonrisa al quemarla no salió desapercibida.

Mientras la cabaña de Apolo dirigía el coro y nos pasábamos sándwiches de galleta, malvaviscos y chocolate, me senté rodeado de mis amigos. Grover había recibido su licencia de buscador y estaba mostrándosela a sus amigos Sátiros. El Consejo de Sabios Ungulados había definido la actuación de Grover en la misión como: «Valiente hasta la indigestión. Nada que hayamos visto hasta ahora le llega a la base de las pezuñas.»

Estaba tan feliz que ni siquiera el discurso de bienvenida de Dioniso iba a amargarme el ánimo.

—Sí, sí, bien, así que los mocosos no han acabado matándose, y ahora se los tendrán aún más creídos Bien, pues hurra. Más anuncios: este sábado no habrá regatas de canoas...

[...]

Unos días más tarde estaba en mi habitación junto a Silena. Ella me cepillaba el cabello mientras yo terminaba de limarme las uñas.

—Oye, Tori—dijo con cautela.

—¿Que pasó?

—¿Puedo preguntarte algo?

—Claro.

—Es que... ¿estas bien? Me refiero a emocionalmente, no físicamente—dejó de cepillarme y me miró con ojos severos—. Últimamente te veo distinta. Más distante.

No estaba bien. Por supuesto que no estaba bien. Pronto ocurriría lo que más temía. Luke. No quería hablar de eso con Silena, ni con nadie. No es que no confiara en ella... solo que de verdad no quería.

—Estoy bien, no te preocupes—mentí descaradamente.

—Se que no es verdad. Desde que volviste de la escuela mortal estás distante. Y me he dado cuenta de que no has estado comiendo bien.

—No quiero hablar de eso.

—Está bien, y lo respeto—se sentó frente mío—. Pero tienes que alimentarte bien. No puedes simplemente saltarte comidas.

—Bueno, comeré.

—No es solo eso. Algo te sucede. Quiero ayudarte, Astoria.

—No necesito ayuda.

—Astoria, por favor.

—¿Que más quieres que haga? ¿Quieres que coma más? Bien, lo haré.

—¡Quiero que me cuentes que te pasa! ¡Quiero que exista esa confianza entre nosotras! No te hace bien guardarte tus problemas. Necesitas desahogarte.

—¡No puedo! ¡Y lo sabes!—me rompí. Comencé a llorar—. Quiero contarte. De verdad quiero contarte y poder expresar toda esta mierda. ¡Pero no puedo! ¡Ya sabes como terminó la última vez con Thalia! Y él lo sabe. Eso es lo peor, Silena. Que, a pesar de saber todo, no le importa. No le importa todo lo que hemos vivido juntos. No le importa que lo haya llamado hermano. No le importa nada que tenga que ver conmigo. ¡Traicionó al campamento! ¡Luke traicionó al puto campamento!

Hades' child; sometimes lucky Donde viven las historias. Descúbrelo ahora