Martin se sabía los nombres de los ex de Juanjo de memoria. Incluso los recitaba religiosamente algunas noches antes de dormir, intentando averiguar qué era lo que tenían ellos, que él no. Aunque siempre llegaba a la misma conclusión, podría ser el novio ideal para Juanjo, incluso un mucho mejor que algunas de sus anteriores parejas.El problema era que Martin no tenía la valentía necesaria para confesar lo que realmente sentía por él. Ese era su secreto mejor guardado. No lo sabía ni su familia, ni ninguno de sus amigos, y claramente tampoco lo sabía Juanjo, su mejor amigo. El único culpable de que todavía no hubiera dicho nada era el miedo que le daba ser rechazado y con eso, arrasar con su bonita amistad con Juanjo.
En algunos momentos había pensado en sincerarse. Hacía unas semanas por ejemplo, mientras que los dos veían "El diario de Noa". Martin no pudo contener sus lágrimas al final de la película y cuando Juanjo se dió cuenta, recostó al pequeño sobre su pecho rodeándole con los brazos. El corazón de Martin comenzó a latir frenéticamente y pensó que quizás los sentimientos sí que eran correspondidos, pero justo cuando iba a hablar, su madre entró por la puerta principal. Así que el pequeño se tomó eso como una clara señal de que no tenía que hacerlo.
Y sin ir más lejos, hacía unos días, Martin había sentido la necesidad de lanzarse a los labios de Juanjo y fundirse con él cuando lo vió en la puerta de su casa con las dos bicis, esperándole para hacer un picnic en un monte al que solían ir, era el sitio favorito de Martin.
La cosa era, ¿cómo no se iba a enamorar si le trataba así?
Martin recordaba todos los días el último regalo de cumpleaños que le hizo Juanjo, más que nada porque pensaba que era el mejor regalo que había recibido nunca. Era una de esas placas transparentes en la que había un selfie de los dos y debajo el dibujo de un reproductor de música y el título de una canción, "God only knows". Esa era una de la canciones que formaban la banda sonora de la película favorita de ambos, "Love actually". La veían una vez cada mes, no importaba que estuviera ambientada en Navidad, no necesitaban estar en esa época para disfrutarla juntos. Y la foto era una que había tomado el propio Martin unas semanas antes de su cumpleaños, y que se había convertido en una de las favoritas de ambos. Salían en la cocina de la casa del pequeño, este le rodeaba el cuello a Juanjo con un brazo, dejándolo caer por su hombro y tenían unas expresiones muy graciosas en sus rostros.
Pero eso no fue solo lo que le regaló, en la caja también había un pequeño ovillo de cuerda, unas pequeñas pinzas de diferentes colores y un montón de fotos estilo polaroid de ellos dos. Esa misma tarde, Juanjo ayudó a Martin a colocar todo en su habitación. Colgaron dos tiras de la cuerda marrón sobre el cabecero de la cama del pequeño y pusieron todas las fotos sosteniéndolas con las pinzas.
Eso era todo lo que Martin necesitaba para tener un cumpleaños perfecto, soplar las velas al lado de Juanjo, la persona que le había robado el corazón lentamente.
Pero claro, había una cosa que Martin no sabía y que ojalá hubiera descubierto mucho antes de lo que lo hizo. Juanjo también sentía lo mismo que él. Eso significaba que a él también le gustaba su mejor amigo, pero al igual que sentía eso, también sentía el miedo a perder la amistad tan bonita que habían creado por culpa de querer algo más.
Y no era fácil vivir con la incertidumbre de saber que pasaría si de repente te inclinabas un poco más y llegabas a rozar los labios del otro chico, o cómo se sentiría tomarle la mano por la calle.
Juanjo pensaba que la relación que tenían no distaba tanto de una de una pareja de verdad. Pasaban la mayoría del tiempo juntos, disfrutaban de la compañía del otro más que de ninguna otra, se perdían en los ojos del otro cada vez que se quedaban más tiempo del necesario mirándose...
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Mejores amigos - one shot
RomanceOne shot majo basado en la canción "mejores amigos" de Paula koops, Candela Gómez y Marmi :)