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**Rhaenyra**

Cada paseo que me dignaba a hacer con Aegon era interrumpido por Alicent, siendo nuestra acompañante, algo que debo admitir, me parecía absurdo.

Aunque nuestras charlas eran interrumpidas, amaba su presencia. Alicent podía ser demasiado delicada y algo torpe, pero eso la hacía encantadora. Estar con Aegon, en cambio, podía llegar a ser agotador; sus temas de conversación no eran interesantes. Lo único que me agradaba era observar las caras de Alicent al escuchar tales trivialidades.

—¿Qué opina usted? —Mis ojos se enfocaron en Aegon sin saber qué decir—. ¿Me escuchó, cierto? —Parecía algo molesto. No lo culparía; yo también lo estaría si alguien no me prestara atención y mirara a mi madre.

Alicent, al ver mi mirada de auxilio, respondió—Creo que Rhaenyra no sabe qué decir, más que le agradaría tener demasiados hijos.

—¿Demasiados hijos?–Claro que no me importa, si es con Alicent

—Príncipe, no sabría qué responderle. Dependerá de mi esposo y de cuántos podamos tener.

—En ese caso, llenaremos la Fortaleza Roja —dijo Aegon con una sonrisa arrogante.

Mi rostro de sorpresa hizo que Alicent soltara una pequeña risa. Traté de hablar, pero las palabras no salieron de mis labios.

Finalmente, la cita terminó después de unos minutos. Logré escapar diciendo que mi padre me había llamado para una cena importante. Aegon se mostró molesto, sabiendo que quería todo mi tiempo para él.

Cada paso alejándome de él me hacía sentir un alivio. Prefería mantener una conversación con Aemond antes que con él.

Me dirigí a visitar a Ser Harwin, quien permanecía vigilando mis aposentos, gracias a los dioses.

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Cuando llegué, su imponente figura me hizo sentir un deseo. Cerré la puerta detrás de mí, el ambiente se tornó más íntimo. Sin necesidad de palabras, me acerqué a él, el calor en mi cuerpo aumentaba con cada paso.

—Mi princesa debemos parar... —murmuró Harwin con una voz profunda, sus ojos oscuros me devoraban.

—No eres de piedra, Harwin. No puedes resistirte —le respondí en un susurro, sintiendo cómo el deseo crecía.

Sin más preámbulos, me tomó por la cintura y me atrajo hacia él. Nuestros labios se encontraron en un beso que encendió una pasión que había estado contenida por demasiado tiempo. Sus manos recorrieron mi cuerpo, mientras yo sentía cada músculo bajo su armadura.

El resto de la noche fue torbellino

**Narrador**

Era evidente que Rhaenyra tenía demasiados intereses en el castillo, pero solo deseaba a una: aquella que se había negado a cumplir sus deseos. Alicent nunca cedió ante sus avances; siempre se mantuvo firme.

A Rhaenyra no le agradaba esta idea, por lo que trataba de ponerla celosa, mostrando en cada oportunidad que tenía más personas detras de ella de los que podía contar. Después de todo, era la delicia del reino, ¿quién podría resistirse?

Siempre buscó un punto débil para acercarse a ella, pero nunca lo consiguió.

I think I need someone older.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora