Capítulo 18

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He visto un montón de teorías sobre bucles temporales desde que me quedé atrapado en uno y, tras haber leído cuatro míseros párrafos, puedo asegurar que la de la doctora Runyon es... diferente.

A diferencia de los cientos de perfiles anónimos que saturan de comentarios los artículos de ciencia ficción, no está soltando burradas para llamar la atención o provocar polémica. Y, a diferencia de los tipos que vomitan teorías absurdas en los foros sobre el continuo espacio-tiempo sin saber física de nivel básico, la doctora Runyon parece ser una investigadora auténtica, que trabaja con datos reales para respaldar sus teorías.

Necesito saber más.

Cojo la mochila y huyo del despacho de la señora Hazel casi corriendo.

⁠—¿Clark? —⁠me llama⁠—. ¿Tienes diarrea otra vez? ¡Hay un baño a tu derecha si lo necesitas!

Pronto descubro que encontrar un ejemplar de un libro impopular escrito hace más de tres décadas por una psicóloga a la que trataban de loca es tan difícil como parece. Al buscar frenéticamente el título de camino a casa, descubro que no hay una sola librería en la tierra (bueno, en Chicago y los alrededores) que lo tenga en stock. Tampoco se encuentra en las tiendas en línea. Es casi como si Atrapados en el presente no se hubiera publicado nunca.

La doctora Runyon también está envuelta en el misterio.

He encontrado algunos artículos sobre sus primeras investigaciones. Se hizo conocida en la década de los ochenta al publicar estudios importantes sobre el vínculo entre el dolor y la salud mental, pero parece que desapareció de la faz de la Tierra el mismo año en que se publicó Atrapados en el presente. La siguiente mención que encuentro sobre de ella es su obituario: murió de una rara enfermedad una década después.

¿Qué le pasó? ¿Y qué pasó con su libro? En el día 346, utilizo la excusa de la intoxicación alimentaria con mamá por enésima vez y me dirijo a los cines Splendid antes de lo habitual, con la esperanza de que pasar el rato con Emery y una gran bolsa de palomitas de mantequilla me distraiga un instante de la doctora Runyon, pero no puedo evitar seguir pensando en la madriguera de conejo por la que he caído. Es imposible evitar que mis pensamientos vuelvan a Atrapados en el presente.

Emery carraspea y levanto la vista del móvil; voy por la sexta página de búsqueda de «¿Tenía razón Rebecca Runyon sobre Atrapados en el presente?» cuando me doy cuenta de que Emery está mirando la página del guion que tengo en la mano.

Me guardo el móvil en el bolsillo y cambio mi voz por la del personaje.

—Hola, ¿puedes ayudarme con el press de banca?

Pero Emery me detiene en seco.

—Clark —⁠suelta una risilla⁠—, no hace falta que te quedes conmigo.

—No me importa.

—Ya has hecho más que suficiente ayudándome a ensayar —⁠Emery me mira con curiosidad⁠—. Tienes los lunes muy libres, ¿no?

Oigo cómo se abren las puertas de los cines detrás de mí y me pongo tenso, porque nadie entra en la sala tan temprano.

Me preparo mentalmente para la única desviación posible de la rutina.

Emery aparta la vista de mí y esboza una sonrisa cálida para recibir a un cliente.

—Bienvenido a los cines Splendid.

Me doy la vuelta.

Y, efectivamente, Beau está ahí de pie.

Me empiezan a sudar las palmas de las manos. Nos miramos a los ojos y guarda silencio; su expresión es inescrutable. Desde el día 311 es imposible saber lo que está pensando.

Drops of Time TogetherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora