¿Sabes una cosa?

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Era sábado, muy de mañana, faltaba poco para el amanecer. Tabita daba vueltas en su cama. Se le había ido el sueño, como pasaba todas las noches desde que le dijo a Milei que ya no se vieran nunca más. 

Como ya no podía dormir, decidió levantarse y prender la luz. Se puso a terminar el dictamen de otro manuscrito que le había llegado de la editorial. Llevaba un rato trabajando cuando, le pareció escuchar algo en la calle. Cuatro o cinco voces masculinas que murmuraban algo que no entendía. Y después, música. Pero no cualquier música.

Era mariachi. Escuchó el sonido de la trompeta, los violines, la guitarra... "De seguro le llevaron gallo a alguna de mis vecinas, no...no puede ser..."

—¡Tabita! ¡Vení, vení! ¡Asomate al balcón!

La estridente voz de Mariana interrumpió sus pensamientos. No reaccionó hasta que Sandra se levantó y la empujó para que saliera. Ahí, desde el balcón, vio algo que le quitó el aliento.

Los mariachis, vestidos con hermosos y auténticos trajes de charro, entonaban la canción "Sabes una cosa" de Luis Miguel...¡para ella! Y en medio de ellos... estaba nadie más y nadie menos que ¡Javier Milei, sosteniendo, con una mano, un enorme ramo de rosas, y con la otra,  una enorme cartulina, rotulada con marcadores de colores! Tenía escrita la icónica pregunta. Aquella pregunta que Tabita jamás creyó que alguien le haría de esa manera. 

Te quiero, niña hermosa, y te entrego en esta rosa
La vida que me pueda quedar

Doy gracias al cielo

Por haberte conocido
Por haberte conocido
Doy gracias al cielo

Y le cuento a las estrellas

Lo bonito que sentí
Lo bonito que sentí
Cuando te conocí...
Sabes
Sabes una cosa
Que yo te quiero
Que, sin ti, me muero
Si estás lejos...


Los primeros minutos ella pensó que todo era una broma y que sólo se querían burlar de ella. Pero recordó todo: su conversación con Milei sobre sus canciones favoritas...sus confesiones sobre las cartulinas y los ramos buchones...pero, ¿cómo? ¿Es que no entendió que no le convenía estar con ella? ¿Por qué hacía todo esto? ¿Acaso...

—¡Te amo, Tabita! ¡Te amo!—gritaba Milei—fui un pelotudo, lo siento...¡Te amo!

Tabita no contestó nada. Solo miró a su amado y sonrió desde el balcón.

Los mariachis siguieron tocando: Sabor a mí, Si nos dejan, Mi mayor anhelo, y terminaron con Esclavo y Amo. 

Tabita bajó a ver a su amado, así como estaba, en piyama. De nuevo, comenzó a llorar, esta vez, de alegría.

—Volviste...sí volviste...no me olvidaste...

—Me fui porque vos me lo dijiste...pero...sho jamás te olvidé, Tabita, jamás...desde la primera vez que te vi, cuando nos peleamos por lo del libro, cuando salimos en lo de Mirtha...todo...Tabita...

—¿Y cómo..cómo...hiciste todo esto? ¿Tú solo?

—No, no, no...sabés...una persona muy especial me enseñó que sho no puedo hacerlo todo solo...fue gracias a eshas...

Mariana, Sandra y Karina se acercaron a ellos, sonriendo.

—Gracias—dijo Tabita—Gracias a todos, yo...he soñado con esto por tanto tiempo...con la serenata, las flores...¡la cartulina! Y...contigo, Javier Milei...yo te he amado siempre...llevo enamorada de ti mucho tiempo...te amo.

—Tabita...—Milei la miró a los ojos mientras le mostraba la cartulina—¿Querés ser mi novia?

Ella sólo atinó a asentir con la cabeza...con los ojos llenos de lágrimas y el corazón rebosando de alegría...y se acercó a Milei, rodeándolo con sus brazos. Luego, levantó su cara y lo besó con aún más pasión que la primera vez, liberando todas esas emociones reprimidas...con furia, desesperación y deseo, pero también ternura, alegría y tristeza. 

Alrededor se encontraban decenas de vecinos que habían salido para ver todo el espectáculo. Alguien del público gritó:

—¡Grande Milei! ¡Felicidades!

—¡Que vivan los novios!

—¡Oeee, oe, oe, oeeeee, Milei, Milei!

Tabita y su nuevo novio se miraron. Y, sin preocuparse de nada más, comenzaron a celebrar y a convivir con la gente. Sandra, Mariana y Karina se sumaron al desgorre. 

—Esha fue la mente maestra de todo esto—dijo Milei a Tabita, mirando a su hermana.

—Y nosotras pintamos la cartulina—dijo Sandra abrazando a Mariana, quien agregó: —El Peluca es re malo dibujando, ¿viste?

Los cinco rieron, y continuaron con la celebración. 



¡Viva el amor, carajo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora