Los resultados de las elecciones generales fueron...inesperados. Los dos más votados fueron Massa y Milei, pero ninguno obtuvo el 45% o 40% de los votos con una diferencia de diez puntos respecto al segundo postulante, pasaron a la segunda vuelta o balotaje.
El 3 de noviembre, mientras Tabita retiraba la ofrenda de Día de Muertos que le había dedicado a su abuela, vio en las noticias que se había hecho cumplido el plazo para el escrutinio definitivo y comunicar el resultado al Senado de la Nación. El debate presidencial obligatorio para Massa y Milei quedó previsto para el 12 de noviembre.
Ese día, Milei subió al escenario más nervioso que nunca. ¡No podía creer que ese ladrón de Massa había llegado tan lejos! Mientras los moderadores presentaban el debate y explicaban las reglas, él dirigió su mirada hacia el público. Ahí, se encontró con los bellos ojos negros de obsidiana de Tabita, y ella levantó los pulgares, y le sonrió. El candidato recobró la calma, y con la seguridad que lo caracterizaba, comenzó a hablar:
—Buenas noches, soy Javier Milei, soy economista, liberal libertario, soy especialista en temas de crecimiento económico con y sin dinero, por lo tanto sé cómo hacer crecer a una economía, sé cómo crear puestos de trabajo, puestos de trabajo de calidad con buenas remuneraciones, sé cómo terminar con la pobreza, sé cómo terminar con la indigencia y sobre todas las cosas sé cómo exterminar de una vez por toda el cáncer de la inflación (...)Somos la fórmula ideal para terminar con los problemas que hoy aquejan a la Argentina; que tiene que ver con el estancamiento con la inflación y con la inseguridad, pero es bueno que tengan conciencia que es imposible cambiar la realidad haciendo las mismas cosas, porque una Argentina distinta es imposible con los mismos de siempre.
El debate siguió su curso. Massa, tramposo y mentiroso, trató de hacerle preguntas astutas a Milei para hacerlo quedar mal, como siempre. Más que debate, parecía entrevista o interrogatorio policial. Sin embargo, el brillante Javier Milei sorteó todos los obstáculos de manera impecable y ágil.
Sin embargo, aunque esto aumentó la popularidad del hombre con ojos de zafiro, aún faltaba la fecha en la que todo se decidiría: el 29 de noviembre, y luego, diez días después, la proclamación de la fórmula ganadora.
Por fin, los días de espera, angustia e incertidumbre, llegaron a su fin. Había llegado la hora de la verdad. El ganador de las elecciones, con 14.554.560 votos, convirtiéndolo en el candidato más votado de la historia argentina, era...
Javier Milei. El hombre con ojos de zafiro y aguamarina, ópalo y topacio, violeta Y santalucía, cielo y mar.
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¡Viva el amor, carajo!
RomansLa joven Tabita es una editora muy talentosa que se ha mudado de su natal Monterrey, México, a Buenos Aires, Argentina, para trabajar en la empresa de sus sueños. Un "error" en la editorial la lleva a terminar trabajando con su amor platónico de va...