Podría parecer estúpido el hecho de que me metiese bajo la cama pudiendo acostarme sobre ella, pero era lo que había hecho siempre que deseaba que me tragase la tierra, era mi forma de representarlo. Por alguna razón que no terminaba de comprender las lágrimas desbordaron mis ojos y terminaron deslizándose por mis mejillas.
"¿Cómo ha podido hacerme esto? Él es mi mejor amigo, mi hermano. Y se supone que Renee me amaba ¿Por qué?"
"Pero Renee y tú ya no tenéis nada, además le dijiste que sólo la querías como amiga, no tienes derecho a estar celoso."
"Yo no tengo celos."
"Ni yo."
"Claro, y yo tampoco, no os fastidia, el primer paso es admitirlo."
"Renee no me atrae de esa forma, ya se lo dejé bien claro."
"Precisamente por eso no podemos estar celosos, pero os entiendo chicos, no podemos evitar amarla."
"¡Que no me gusta Renee!"
"Pero eso es porque tú eres gay."
"¡Cállate! Un momento, acabas de reconocer que te amas a Renee."
"Y tú que eres homosexual."
"¡Dejadlo ya los dos! Anda, que tenga que ser yo aquí el cuerdo... Vamos a admitidlo, amamos a Renee, los tres."
"Lo que tú digas."
"Pero Roman está casado, no entiendo que hacía con Renee."
"Ya, pobre Galina."
"Pues se lo preguntamos y ya está."
"Lo que me gustaría saber es si esta es la primera vez que lo hacen o no, o si lo hacían incluso cuando Renee y yo todavía estábamos juntos, como cuando Roman tiró la puerta de la habitación y apareció en calzoncillos."
"Pues eso averiguaremos."
No volví a pegar ojo en toda la noche, sino que me quedé llorando en silencio mientras que una parte de mí inevitablemente deseaba matar a Roman. Sabía que no tenía derecho a estar celoso, pero por alguna razón sentía algo muy profundo y parecido a los celos, quizá un sentimiento de pertenencia. Roman no entró en la habitación en toda la noche, así que estuve solo, lo cual agradecí enormemente, ya que sería muy incómodo haber tenido que hablar con él después de haber presenciado aquello.
Ya de día alguien llamó a la puerta, pero no me sentía con fuerzas para levantarme y abrir, por lo que guardé silencio e hice como si no hubiese nadie en la habitación. Los golpes insistieron, pero los ignoré.
Salí de debajo de la cama, parecía que el universo se había puesto totalmente en mi contra, todo lo malo me pasaba a mí. Quizá sería más feliz muerto, acabando con todo en un simple corte, probablemente yo no sería el único feliz con mi muerte. No tenía ninguna motivación por la que continuar con mi vida ni nadie me amaba de verdad. Agarré un cuchillo de la pequeña cocina y por primera vez me pregunté qué habría después de la muerte. ¿Renacería en otro cuerpo? ¿Simplemente no habría nada? Coloqué el cuchillo sobre mi muñeca, un suave movimiento y en menos de una hora habría acabado con mi frágil y mísera vida.
Mi corazón casi se detuvo cuando una enorme piedra reventó el cristal de la ventana y calló justo encima de la cama. Una sexy figura entró a la habitación por la ya inexistente ventana.
-¿Dean? Sé que estás aquí.
Me escondí tras el frigorífico y permanecí inmóvil y callado.
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Obsesión (Dean Ambrose Fanfic)
أدب الهواةDean Ambrose es un famoso luchador de la WWE, es impredecible, hace lo que quiere y no le tiene miedo a nada, al menos hasta que conoce a Elisabeth, una fan de la lucha libre tremendamente obsesionada con él y casi tan lunática e inestable como el p...