Mientras las manecillas del reloj marcaban las 2:30 de la madrugada, Jaziel yacía despierto en su habitación, incapaz de conciliar el sueño debido a los sonidos
que provenían de la habitación contigua.
La discusión entre Helen y su novio era audible incluso a través de las paredes, y el motivo era claro: Helen, una mujer apasionada y sensual, deseaba ardientemente tener un encuentro
íntimo, pero su pareja parecía estar exhausto y no estaba en sintonía con sus necesidades.
Helen, con su cabello rubio corto y su piel blanca, era una mujer de fuerte temperamento.
En ese momento, su
frustración era palpable. La discusión subió de tono, y finalmente, en un arranque de rabia, decidió abandonar la habitación, dejando a su novio solo. Con paso firme, se dirigió a la habitación de al lado, la misma donde Jaziel se encontraba, sin darse cuenta de su presencia.
Jaziel, un hombre joven y curioso, observó la escena con interés. La figura de Helen, enfundada en una pijama
delgada y reveladora, era tentadora. La tela fina se ajustaba a sus curvas, delineando sus pezones erectos y
resaltando sus largas y hermosas piernas.
La habitación estaba sumida en la oscuridad, pero sus ojos se habían
adaptado a la penumbra, permitiéndole admirar la belleza de Helen en secreto.
Pasaron treinta minutos de tensa espera, y finalmente, Helen se dejó caer en la cama, exhausta por la discusión. Su
respiración era profunda y regular, indicando que había caído en un sueño profundo. Jaziel, cuya mente había
estado imaginando escenarios eróticos durante la discusión, no pudo resistirse a la tentación. Se acercó
lentamente a la cama, su corazón latiendo con fuerza.
Con movimientos suaves y calculados, comenzó a manosear el cuerpo de Helen. Sus manos recorrían su cintura,
bajando lentamente por su abdomen, disfrutando de la suavidad de su piel. La caricia era delicada, diseñada para
no despertarla, pero al mismo tiempo, provocativa. Sus dedos trazaban círculos alrededor de su ombligo,
bajando hacia la parte superior de sus muslos, provocando un cosquilleo en su piel.Helen, aún sumida en un sueño profundo, comenzó a reaccionar instintivamente al tacto. Su cuerpo,
acostumbrado a las caricias de su novio, respondió a las manos desconocidas, pero placenteras. Un gemido suave escapó de sus labios entreabiertos, y su cuerpo se relajó aún más, invitando a Jaziel a continuar.
Jaziel, animado por la respuesta de Helen, se atrevió a más. Sus manos se aventuraron bajo la pijama, explorando la
calidez de su piel desnuda. Sus dedos encontraron los contornos de sus pechos, y con un movimiento hábil,
liberó sus pezones erectos de la tela. Helen se estremeció ante el contacto directo, pero su sueño la mantenía en un estado de semiconsciencia, donde el placer se mezclaba con la confusión.
Poco a poco, Helen comenzó a despertarse, pero la oscuridad de la habitación y la suavidad de las caricias la
confundían. Pensando que era su novio, se dejó llevar por la pasión. Sus manos buscaron a su amante en la cama,
encontrándose con el cuerpo de Jaziel. En ese momento, la confusión se mezclaba con el deseo, y Helen, en un
impulso, se dio la vuelta y buscó sus labios en la oscuridad.
El beso fue intenso y apasionado. Los labios de Helen, suaves y experimentados, se fusionaron con los de Jaziel,
quien respondió con fervor. Sus lenguas se entrelazaron en un baile sensual, explorándose mutuamente. Helen, aún medio dormida, se dejó llevar por la sensación, disfrutando del beso como si fuera un sueño erótico hecho
realidad.
A medida que el beso se prolongaba, Jaziel se atrevió a explorar aún más. Sus manos viajaron por la espalda de
Helen, bajando hasta su trasero, apretando suavemente sus nalgas. Helen respondió con un gemido ahogado, y su
cuerpo se arqueó hacia él, invitándolo a continuar. Jaziel, excitado por la respuesta de Helen, deslizó su mano bajo
la pijama, acariciando su sexo húmedo.
Helen, ahora completamente despierta, se separó del beso, respirando agitadamente. Sus ojos se adaptaron a la
oscuridad, y al ver a Jaziel, se dio cuenta de su error. Pero en lugar de apartarlo, una sonrisa traviesa se dibujó en
su rostro.
"¿Pensando que era tu novio, eh?" susurró a Helen, su voz baja y sensual. "Pero no me importa, me gusta lo que
estás haciendo."
Jaziel, sorprendido por la reacción de Helen, se dejó llevar por el momento. Sus manos continuaron explorando su
cuerpo, mientras sus labios bajaban por su cuello, dejando un rastro de besos ardientes. Helen se retorcía de
placer, disfrutando de la atención inesperada.
La pasión los consumió, y pronto, la ropa fue desechada. Los cuerpos desnudos se entrelazaron en una danza
erótica. Jaziel saboreó cada centímetro de la piel de Helen, adorando sus pechos, lamió sus pezones erectos hasta
que se endurecieron aún más. Bajó por su abdomen, dejando una estela de besos y mordiscos suaves, hasta
llegar a su lugar más íntimo.
Con su lengua experta, Jaziel comenzó a explorar el sexo de Helen, saboreando su humedad. Sus dedos se unieron
a su lengua, penetrando su calor, mientras ella gemía y se retorcía de placer. Helen, ahora completamente
entregada a la pasión, se aferró a las sábanas, sus caderas moviéndose en un ritmo frenético, siguiendo el ritmo
de los dedos de Jaziel.
"¡Oh, sí, sigue!" jadeó Helen, su voz entrecortada por el placer. "Me encanta cómo me haces sentir."Jaziel, complacido por la reacción de Helen, intensificó sus esfuerzos. Su lengua bailaba con su clítoris, llevándola al
borde del éxtasis. Helen se arqueó, gritando su nombre, mientras su cuerpo se tensaba y se estremecía en un orgasmo poderoso.
Tras el clímax, Helen se dejó caer en la cama, su respiración agitada. Jaziel, deseando más, se colocó sobre ella, su miembro erecto presionando contra su entrada. Helen, aún sensible, lo recibió con una sonrisa traviesa.
"Toma lo que quieras," susurró, invitándolo a entrar.
Jaziel no necesitó más invitación. Con un movimiento firme, penetró su calor húmedo, llenándola con su
presencia. Helen gimió de placer, abrazando su cuerpo con sus piernas, guiándolo hacia un ritmo frenético. Sus cuerpos se movían en perfecta armonía, unidos en un éxtasis prohibido.
La habitación resonaba con los sonidos de su pasión, gemidos y susurros llenaban el aire. Jaziel embestía con
fuerza, disfrutando de la sensación de estar dentro de Helen, mientras ella respondía con igual intensidad, sus uñas
dejando marcas en su espalda.
"¡Más, más!" exigió Helen, su voz ahora urgente. "Quiero sentirte explotar dentro de mí."
Jaziel, obedeciendo a su demanda, aumentó el ritmo, su cuerpo brillando con un sudor de deseo. Helen se aferró a él, sus orgasmos múltiples haciendo que su cuerpo se tensara y se relajara en oleadas de placer.
Finalmente, Jaziel no pudo contenerse más. Con un grito ahogado, se dejó llevar por el orgasmo, llenando el
interior de Helen con su esencia. Sus cuerpos temblaron juntos, fundiéndose en un éxtasis compartido.
Exhaustos y satisfechos, yacieron en la cama, sus respiraciones volviendo a la normalidad. Helen, con una sonrisa complacida, acarició el cabello de Jaziel, quien la miraba con una mezcla de satisfacción y asombro.
"Nunca pensé que pasaría algo así," confesó Jaziel, su voz suave en la oscuridad.
"A veces, el amor prohibido es el más dulce," respondió Helen, besando su mejilla. "Y esta noche, lo prohibido nos ha unido."
En ese momento, la oscuridad de la habitación no era un obstáculo, sino un cómplice en su pasión secreta. Y
mientras el amanecer se acercaba, Jaziel y Helen saboreaban el dulce sabor de su amor prohibido, sabiendo que esta noche sería solo el comienzo de una aventura erótica inolvidable.
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Hollywood Apocalypse
De TodoSoy Jaziel Caim Paimon, y recuerdo ese día como si fuera ayer, el año 2028, cuando mi mundo se derrumbó. Vi morir a mi familia, a mis seres queridos, en medio de la guerra que azotaba el planeta. La extraña energía que apareció en 2026 había desenca...