22. Alguien se va a quedar sin huevos

880 88 42
                                    

Los primeros cinco días pasaron rápidamente, reconocieron el lugar, tuvieron reuniones con adidas y con la gente de la agencia de Madrid para asegurarse de que todo seguía en orden, Martin estaba hablando con su hermana en aquel momento, aprovechando que ese viernes ambos habían terminado pronto con sus quehaceres.

-Oye Martin, quería contarte una cosa...

-Uy, qué misteriosa, ¿qué pasa?

-Es que estoy conociendo a alguien, y estoy muy ilusionada. No ha pasado nada, un par de cafés y conversaciones sobre las tutorías y poco más, pero me apetecía contártelo.

-¡Qué bien, Mery! Me alegro muchísimo. ¿Es de Madrid? ¿Le conoces de la uni?

-No... bueno, él no es de Madrid. Y no lo conocí en la uni, pero ya te contaré en otro momento... si, que ahora mismo tengo bastante lío.

-¿Estás bien? Te noto nerviosa de pronto.

-Nada, nada, es que me acabo de acordar de una cosa que me pidió Juanjo y que todavía no le he mandado. Hablamos en otro momento, ¿vale?

-Oye, dime al menos cómo se llama el chico, venga...

-Se llama Javi.

-¿Y qué edad tiene? A ver si no me cuentas nada porque te saca diez años, que eres muy joven todavía y...

-¿Qué dices, Martin? No, no, tranquilo, solo tiene dos años más que yo. ¿Por qué pensabas...? Bueno, da igual. Hablamos en otro momento, ¿vale?

-Agur, arreba.

-Dile a Juanjo que en breves le mando los documentos, voy a organizar todo esto. Te quiero...

Juanjo no estaba muy lejos, al lado de sus cabañas había un jardín con tumbonas y allí se encontraba en ese momento hablando con las chicas. El chico de las chicas, sin duda, no había ninguna que no se le cayera la baba con él, y al vasco no le extrañaba. Todavía se sorprendía cuando veía los arrebatos de amor que le daban con sus amigas y cómo estas, emocionadas, le respondían en gesto, incluso Naiara, que era la más despegada de todas.
Se acercó al grupo y le tocó el hombro a Juanjo.

-Disculpad, chicas, Juanjo, me ha dicho María que en seguida te manda los documentos...

Algo tuvo que notar Juanjo, porque cuando se iba lo paró y le preguntó.

-¿Ha pasado algo? Te noto preocupado.

-No, nada... es una tontería.

-No creo que sea una tontería si tienes esa cara.

-Es que mi hermana acaba de contarme que ha conocido a alguien, y estoy feliz y la veo muy ilusionada, pero...

-¿Pero? ¿Es su posible primer novio o qué? ¿O es una chica? Me extraña que te preocupe eso pero...

-No hombre, no. No me preocuparía en lo absoluto si fuera el caso, no por su género en concreto al menos. La cosa es que...- Martin suspiró y cambió su peso de una pierna a otra -no es su posible primer novio, de hecho estuvo muchos años con un chico de su clase, pero ahora no está en casa casa- Juanjo supo que se refería a Getxo -y encima está sola en Madrid. ¿Y si le pasa algo? ¿Y si es un psicópata?

-Pero Martin...- lo agarró del brazo mientras lo miraba con ternura y lo arrastró hasta mitad camino entre su cabaña y la del vasco -¿está Paul en tu cabaña?

-No, creo que se fue con los alemanes.

-Ven anda, vamos...

Una vez dentro Juanjo lo siguió arrastrando, esta vez hacia la mesa, sentándose en una silla y dando golpecitos a la otra para que Martin se sentara. Era la primera vez que entraba en su cabaña, desde luego que habían cumplido con sus palabras después de aquel susto, pero era idéntica a la suya y se sentía cómodo.

ETERNOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora