Morocha Hermosa

Todos estaban muy eufóricos, había sido uno de los partidos más difíciles de esa Copa América, habían tenido un rival que siempre les costaba, incluso tuvieron el primer gol de Licha y lamentablemente a último minuto se los empataron. 

Pero su arma en los penales estaba activada, más al ver que Leo falló el primer penal de la Argentina, sabían que más que nunca iba a dar todo por su equipo como él lo decía, el Dibu salió en defensa de su equipo los dos primeros penales se toparon con su locura, amor por la camiseta y compañeros. 

La primera atajada se la dedico a su líder y capitán Leo, pero también a todos sus compañeros que estaba ahí a la espera, el que terminó todo fue Otamendi con un tiro magnífico y ahí estaban otra vez pasando de ronda a las semifinales. Otra vez regalando alegría a su gente.

Emiliano fue abrazado principalmente por sus amigos y compañeros arqueros Rulli y Armani, ambos le daban las gracias por siempre hacerse tan enorme en esos momentos, por saber cómo usar el odio de la gente contraria a favor suyo.

Pero el abrazo que más esperaba llegó de un momento para el otro de atrás, el otro loquito de la selección apoyaba su cabeza sobre esa enorme espalda que tenía el arquero. No le costó nada darse cuenta al tocar sus manos, aun sin mirarlas quien era y ante la risas de sus compañeros, ellos los dejaron solos a quien todos decían que eran los nuevos Julian y Enzo.

Se volteo para poder abrazar como corresponde a su morocho, un Cuti muy emocionado y agradecido a quien podríamos decir era su amigo con derechos durante la Copa, no era secreto que entre ellos pasaban cosas, había muchos que hacían lo mismo para poder sobrellevar la presión y la ausencia de sus seres queridos.

Además de que los que  menos disimulaban que eran los dos gallinas Enzo y Juli, también estaban Rodrigo y Otamendi que habían compartido un tiempo importante equipo y había encontrado el menor un gran bálsamo en el mayor, el cual sus encuentros en departamentos en distintos lugares era su modo de liberarse de los problemas.

Por su parte Emiliano y Cuti, habían empezado ese juego durante el último encuentro que habían tenido pero en sus respectivos clubes en Inglaterra, que se había dado en marzo de ese año. El mayor  terminó muy enojado consigo mismo, a pesar de que su equipo tenía muy malos jugadores le había metido cuatro goles.

Cuando salió del vestuario con cara de muy pocos amigos, con la llave de su auto, pudo ver al morocho esperándolo con su bolso.

-Si me vas a joder Cuti, juro que te cago a trompadas- le dijo el arquero con su peor cara de culo en esos momentos, ya que a pesar que lo adoraba por ser un pibe jodon y ser su compañero, en ese momento solo queria cagarlo a palos.

El morocho se empezó a reír y se acercó a abrazarlo -Dale culiado, te invito a tomar algo a donde me estoy quedando- Le dijo el otro golpeando el hombro del más alto.

Lo odiaba en esos momentos, pero escucharlo reír de esa manera, esa sonrisa de un nene que se mando una cagada enorme y como no mirar esos hermosos labios que tiene el morocho, podría jurarse que debe besar de una manera tan rica.

Emiliano sacudió su cabeza, más que nada con los últimos pensamientos, como mierda iba a pensar de su compañero así, él estaba casado y tenía hijos. -No acepto un no, mastodonte- Le dijo Cuti para rodear el auto del arquero e ir a la puerta del co-conductor.

-No, Cuti, dale me van a cagar a pedos, aparte no estoy de humor, boludo- Con voz de desgano y pudo ver como el otro intentaba abrir la puerta del auto -Para boludo lo vas a romper- le dijo ya el mayor con una voz bastante irritada, -Dale entonces culiado, abri- Le dijo el morocho con una sonrisa en su rostro.