En la densidad de hojas rosas, un pueblo singular con tradiciones poco comunes atraía a los habitantes de lugares lejanos. La familia familia Bumsel era conocida por sus miembros con grandes habilidades para la repostería. Dulcibella, la hermana menor, que manejaba a la perfección la creación de sabores en elixires fríos. El mayor, un muchacho guapo, Mandel, especializado en una repostería saludable; sus aclamadas galletas de almendras sin gluten eran un éxito. Mientras que, el hermano del medio, Zucchero, o Zucch mejor dicho, prefería experimentar gomitas suaves hechas de diferentes materiales genéticos espolvoreadas con una fina capa de azúcar glass; una receta secreta que había creado con mucho esfuerzo, pero qué lamentablemente su familia no valoraba, puesto que les parecía una aberración sus ideas para nuevas obras de la empresa. Todos, excepto su gran abuelita que incentivaba a su nieto en un afán de que no se sienta excluido.
Mientras trabajaba en su cocina se sintió vigilado, fijándose en la ventana pudo vislumbrar una sombra inquietante; una criatura enorme similar a un oso negro de ojos brillantes, dos cuernos y colmillos que le sobresalían de la estructura dental. Tenía una sonrisa dulce pero extraña. Al notar que el niño notó su presencia se escondió rápidamente. En vano, ya que su corpulento cuerpo era imposible de tapar.
La querida abuela de Zucch le había advertido sobre el bosque rosa y sus criaturas. Ella decía que ahí se escondían los humanos repudiados por la sociedad y seres demoníacos que te concedían deseos y al terminar se comían tu alma, ignorando las advertencias, decidió que este año sería el indicado, abriendo la ventana, preguntó:
-¿Vienes del bosque?
Unos ojitos resplandecientes con grandes pestañas lo observaron con detenimiento.
-Sí, soy un espíritu dem-demoníaco. Lu-lumi; es mi nombre-tartamudeó.
-¿Y qué haces aquí?
-Vengo por un portador. -dijo tímidamente.
-Mmm, ¿qué significa eso?
El ser demoníaco dió un vistazo a su cocina, revisando las mezclas coloridas en rojo.
-Puedo darte ingredientes mágicos a cambio de un poco de su esencia vital.
Los ojos del rubio se abrieron de formas magistrales. Intrigado y ansioso por impresionar a la multitud, aceptó.
-¿Y por qué estás buscando un portador?
-Mi abuelito me envió a cumplir lo que nuestra raza debe hacer; comer parte de almas. Me solían alimentar, pero... Mi abuelito dijo que tenía que convertirme en una mujer hecha y derecha. No planeo hacerte daño. Con consumir lo suficiente me iré. No me gusta la idea de extinguir a alguien. Es aterrador. -con su mirada lo contempló.- ¿No?
-Sí. -observó sus garras para volver a su rostro y sonrió levemente.- Acepto el trato.
...
Zucch despertó contento por su trato con su reciente amiga, así que se puso a preparar arduamente un platillo para seres demoníacos, se dispusó a leer sobre ello y todo. Estaba enormemente emocionado de su próxima gran creación. Al estar el chessecake y deslizarse el té en su taza escuchó un estómago ajeno sonar. Sonrió al saber quién sería.
-Lumi, puedes entrar, lo sabes, ¿no?
-Lo sé, pero no quería interrumpirte.
Él en respuesta soltó una carcajada.
-Eres una tonta. Lo preparé para ti.
Al ver la mirada de la demonio que en su totalidad era ya deslumbrante volverse una estrella se cautivó profundamente por su belleza.
-Oh, Lumi. Eres muy hermosa.
-¿Hermosa? No-no, no lo sé.
El rubio asintió, sacó de la cocina un plato, puso una porción en cada uno y un té para acompañar el postre. En la mesita de la cocina se propusieron comer el antojo.
-Eres un ser muy hermoso, Lumi. Deberías de admirar eso de ti.
-Las bestias como yo no suelen ser llamadas así. Tengo un aliento repulsivo, unos dientes más grandes que mi cara, pelos por todas partes, soy enorme y-y to--
-Tus dientes tienen una linda forma, puedes comer mejor, tu pelo es sedoso, -procedió a acariciar la negrura de su pelaje- su color es bonito también.
-Gracias, Zucch... -bajó la cabeza.- No sé qué más responder, pero gracias por pensar eso de mí. Nunca me habían... Me siento mal.
Al empezar a ver borroso, se desconcertó pensó por un momento que tal vez era falta de energía y debía de comer el alma de algún animal, mas al escuchar de su acompañante decir:
-Haré un pastel con tu hígado y pulmones, hay que batir bien los huevos para que causen efecto. Eres el ingrediente secreto, Lumi.
Entendió todo.
...
A Zucchero Bumsel poco le importaban que sus actos lastimen a otros y sus consecuencias mucho menos. Él estaba obsesionado con su ideas de belleza. Para su suerte, ser parte de los Bumsel le convenía a su mente retorcida. Los progenitores recurrían a ocultar sus travesuras. Como aquella vez que en la escuela, específicamente en
-Mandy. -llamó a la pequeña de rulos castaños, tez blanca, uniforme negro y rojo que lo espectaba incómoda- Eres fea por dentro y por fuera. No vales la pena.
Mandy y Zucch habían tenido anteriores encontrones. A Zucch le molestaba lo gritona, metida y que inventar cosas de los demás, específicamente de él, además de su aire de grandeza. A Mandy le incomodaba lo anormal de su comportamiento, por ello lo ignoraba por completo, aunque dentro de ella una posibilidad que encontraba estúpida se encontraba.
-¿Qué te pasa? No te hice nada, niño raro. -lo empujó con su codo al pasar a su lado para retirarse.
Entonces, él la tomó y, al sacar un pedazo de vidrio rajó una parte de su mejilla, luego la empujó haciéndola caer.
Al ver escurrir la gotas rojas en el suelo su mente se expandió en posibilidades.
...
Con los nuevos ingredientes, creó caramelos que brillaban con un resplandor rojo intenso. Creó sustancias suaves como nubes en forma de espadas que al comerlas explotaban en tu boca y podías tirar fuego, toneladas de pasteles de sabores únicos que con su olor recordabas los toques de tu infancia, el pasado lindo al engullir. Y su gran y hermosa creación: gomitas rojas de corazones hechas de sangre que al probarlas te concedían por un límite de tiempo un don mágico según tu esencia. No tardó en mostrar sus nuevos dulces en promoción para la gente del pueblo, en el Festival de la Dulzura.
Sin embargo, cada caramelo contenía un fragmento de su alma, lo que lo fue debilitando poco a poco. A medida que la fiesta comenzaba, la gente se agolpaba en la plaza, ansiosa por probar los dulces que prometían ser la sensación del año. La gente devoraba los dulces gustosos, los niños escupían fuego, algunos curaban heridas o salían flores de sus manos con sus dones inofensivos. Una multitud encantada en felicidad empezaron a retorcerse en dolor. Sus caras de alegría se deformaron en muecas, de sus cuerpos surgían pelajes o escamas, pero todos coincidían en los ojos rojos. Los niños lloraban buscando a sus madres y padres que ya no eran ellos. Una mayoría de niños al igual que sus padres se convirtieron en criaturas asquerosas. Los dones que tenían se descontrolaron y crearon flores carnívoras junto a que quemaban casas.
-Ahora todos son hermosos. -sonrió el causante de la destrucción.- Como tú, Lumi.
Miró al cielo recordando a su querida amiga. Tuvo que sacrificar su belleza para hacer bellos al pueblo.
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Niños Perturbados Leen Historias Perturbadas
Mystery / ThrillerUn conjunto de pequeñas historias que producen turbiedad