Problemas

6 1 4
                                    

El dia transcurría con una expectativa palpable mientras me preparaba para el baile. Mi prima se había ido a cambiar a sus aposentos, y yo permanecía en mi habitación junto a Agatha, quien me ayudaba a arreglarme con su habitual dedicación y cuidado.

—Estás preciosa, mi niña —dijo Agatha mientras ajustaba los últimos detalles de mi vestido—. Esta noche será mágica.

—Eso espero —respondí con una sonrisa nerviosa, mi corazón latiendo con anticipación.

El vestido que había elegido era de un tono beige, con bordados dorados delicadamente esparcidos por todo el tejido. Aunque no era un vestido de novia, tenía un aire majestuoso, elegante, que me hacía sentir casi como una reina. Agatha, siempre observadora, notó mi distracción.

—Nyx estará allí —dijo con un guiño—. No te preocupes.

Me sonrojé ante su comentario y reí suavemente, sabiendo que ella tenía razón. Los pensamientos de él habían estado presentes todo el día, y ahora, mientras la noche se acercaba, mi deseo de verlo crecía más fuerte.

Cuando terminé de arreglarme, bajé por las escaleras del palacio, mi vestido ondeando suavemente a mi alrededor. Al llegar a la puerta del salón, donde el baile se estaba llevando a cabo, me encontré con mi padre, quien me esperaba allí, visiblemente impresionado por mi apariencia.

—Lyriselle, estás... —comenzó a decir, con los ojos brillantes—. Estás radiante, hija. Casi no puedo creer lo que veo.

Me sonrojé nuevamente, sintiendo el orgullo y el amor en su mirada.

—Gracias, padre —dije suavemente.

Él me tomó suavemente de la mano y, con una expresión de arrepentimiento, añadió:

—Siento lo de Cassandra. No debió interferir en tu vida de esa manera. No permitiré que vuelva a suceder, lo prometo.

Lo miré por un momento, viendo el verdadero arrepentimiento en su rostro. Aunque lo sucedido me había molestado, no quería que esa tensión afectara nuestra relación. Así que, con una sonrisa suave, lo dejé pasar.

—No te preocupes, padre —respondí—. Está olvidado.

Antes de que pudiera decir algo más, un sirviente se acercó a él y lo llamó para atender un asunto. Mi padre me dedicó una última sonrisa antes de alejarse. Aproveché ese momento para tomar una respiración profunda y me adentré en el salón, con la vista fija en el interior del baile.

El murmullo de la música y las conversaciones cesaron lentamente mientras avanzaba hacia mi trono. Sentía las miradas de todos sobre mí, admirando el vestido, mi porte, y por un instante me sentí un poco abrumada, pero también emocionada. Sabía que esta noche era importante.

Me senté con elegancia en mi trono, sintiendo la suavidad del vestido bajo mis manos, y observé cómo los invitados continuaban sus charlas, pero sus ojos seguían dirigiéndose hacia mí de vez en cuando. Pude notar cómo algunos de los nobles comentaban sobre mi vestido y mi presencia en la sala.

El primer en acercarse fue Varek. Lo vi caminando hacia mí, con una sonrisa segura en su rostro, claramente con la intención de ser el primero en pedirme bailar. Mi corazón se aceleró, pero antes de que pudiera reaccionar, vi a Nyx acercarse rápidamente desde el otro lado del salón.

Nuestros ojos se encontraron, y en ese instante, todo lo demás desapareció. Su mirada era intensa, casi hipnótica, y me quedé embobada, incapaz de apartar la vista de él. Era como si el tiempo se hubiera detenido solo para nosotros.

Nyx llegó primero, justo cuando Varek estaba a punto de hablar. Nyx, con una elegancia propia de él, tomó mi mano suavemente y la besó con una mirada cautivadora.

La Princesa y el Vínculo Mágico ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora