Después de desearnos las buenas noches y cerrar los ojos, la oscuridad de la habitación no me dejaba dormir. Aunque traté de ignorarlo y disfrutar del momento, la angustia se negaba a desaparecer. A pesar de cerrar los ojos con fuerza, los miedos se multiplicaban en mi mente, recordándome de forma persistente dicha escena; me quedé allí, atrapada en la penumbra, buscando en vano el refugio del sueño. Recordaba con tristeza el incidente del jueves en la tarde después de volver de la escuela.
—Ya he vuelto, madre— dije dejando mi mochila sobre el sofá, dirigiéndome a la cocina.
—Bienvenida, cariño— me dedicó una sonrisa para luego voltear hacia algunos papeles que tenía entre manos.
—¿Qué es eso?— dí varios pasos hacia ella, situándome detrás de su silla para ver la escritura.
—Son las evidencias de mi cliente para demostrar su inocencia— expresó mi madre mientras no apartaba su visita de aquellos papeles— Para la próxima semana ya estarán listas las evidencias y podemos someternos al juicio en la fecha acordada, tal como predije que saldría— añadió.
—Signigica...¿que en cuanto termine el juicio nos iremos de aquí otra vez?— comencé a entristecerme.
—Bueno, si logro tener otro cliente y vive fuera de la ciudad...supongo que sí— expresó mi madre volteando hacia mí.
Bajé la cabeza para evitar mirarla a los ojos— Entiendo...— fue lo único que mis labios pudieron articular, la verdad solo quería irme y romper en llanto.
A penas duré poco tiempo en esta ciudad,
aquí tuve a mis primeros amigos de verdad.Mi madre me observó, notando mi tristeza, pero no dijo nada, también bajó la cabeza y volteó para guardar sus papeles en silencio. Rápidamente subí para dirigirme hacia mi habitación, pero antes de entrar, su voz resonó delicadamente por las escaleras hasta llegar a mis tímpanos.
—Si quieres puedes darte un baño y vestirte bonita— dijo para llamar mi atención, haciendo que la observara con curiosidad— Cenaremos fuera— añadió esbozando una leve sonrisa.
—Está bien, mamá— mi expresión se tranquilizó un poco y me adentré a mi recámara.
Rato más tarde, ambas nos dirigimos a un restaurante no muy lejos de casa. Nos situamos junto a una ventana e hicimos nuestros pedidos para luego comenzar a charlar mientras esperábamos a que llegara nuestra comida.
—He notado que últimamente te has vuelto más...activa— expresó mi madre con una leve sonrisa mirándome con algo de dulzura.
—Supongo que todo es gracias a los chicos de la banda— sonreí al hacer mención de ellos.
Mi madre bajó la mirada hacia los adornitos que estaban sobre la mesa— Se ve que son buenas personas— volvió a mirarme, pero esta vez su sonrisa estaba más debilitada.
—Son muy buenos amigos— le sonreí con seguridad— Me tratan muy bien y me han invitado a todas las salidas que han hecho en grupo— añadí con emoción.
—Me alegra mucho saber eso, cariño— su expresión se volvía cada vez más triste a medida que los segundos pasaban.
Le sonreí por una última vez y decidí volver al tema que tuvimos en la tarde— ¿Por qué no nos quedamos, madre?— pregunté, jugando con mis dedos.
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Los lazos del ocaso (Eren x Oc)
Romance"Encontré la luz al final del abismo, más allá del precipicio. Adiós a las cadenas que me aprisionaban, a las enfermedades que me agobiaban. La libertad, al fin, me espera. Pero no pude despedirme de ti, mi amado, en este último viaje". Escritora: @...