𝑵𝒐 𝑷𝒖𝒆𝒅𝒐 𝑫𝒆𝒋𝒂𝒓𝒕𝒆 𝑰𝒓 [TwcNr]

Bill

Después de que el segundo intento de divorcio falló completamente, y esta vez no fue por mi culpa, sino por culpa del sistema americano ~claro, también tenía culpa mi abogado, ¿cómo se le ocurrió semejante cláusula?~ podía haber sido un viaje normal. Pero mi ostentoso amigo creía que podía recuperar a Tom en un crucero. ¿En serio? No lo podía creer, pero no tuve opciones. Así que estaba preparando mi maleta para bajar a esperar a Gustav, que no le quedó de otra que viajar conmigo después de decir que era extraño que tu abogado asistiera a un viaje de reconciliación.

Bajé la maleta con poca ropa; eran solo cuatro días. El crucero iba por el océano Pacífico, saliendo de Los Ángeles y llegando a Hawaii ~o eso leí en los documentos de conciliación~. Solo llevaba lo esencial; de todos modos, no quería hacer ese viaje. El estrés que me produce ver tanta agua junta, más el dolor de ver a Tom sin poder evitar que se vaya de mi lado, me tenía inquieto y temeroso.

El auto se detuvo, y vi el gigantesco barco seguido de mucha gente que lo abordaba: familias felices, parejas recién casadas, tipos de negocios, viajes de amigos... En fin, cada uno con un motivo diferente, pero con el mismo destino: el crucero.

Gustav me arrastró hasta la rampa de abordaje, y subí con mis dos maletas -aunque llevaba muy poco ropa, ocupé dos-. A medida que iba subiendo, el océano aparecía a mi vista, y eso bastó para arrepentirme y querer volver. Pero Gustav me abrazó y literalmente me empujó dentro del barco. Respiré profundo y caminé por donde nos guió el empleado. Abrió nuestra habitación y se fue, dejándonos solos.

-Solo hay una cama -expresé molesto.

-Yo duermo en el sofá -comentó Gustav.

-De acuerdo... Voy a darme un baño.

-Creo que se me olvidó una maleta abajo.

-Bueno, date prisa, que pronto zarpará este estúpido crucero.

-Tranquilo, nos vemos.

-No seas tonto y ve rápido -dije riendo, pero creo que la única neurona que tenía en mi cabeza había muerto por no darme cuenta de que se estaba despidiendo de mí.

Entré al baño y me relajé un poco en el jacuzzi. Sentí movimientos en la habitación y pensé que era Gus. Tomé una bata y salí secándome el cabello.

-Ya viste algunos chicos guapos para... mí -dije.

-¿Bill? - Dijo extrañado al verme Tom, estaba alli con sus maletas en mi habitación, y entonces fue que mi neurona por fin hizo un contacto: ¿era posible que el tonto de Gustav me hubiera dejado aquí en un crucero con Tom tres días?, oh no.

Tomé mi teléfono y marqué, obviamente lo tenía apagado, así que miré por la ventana y vi que ya estaban subiendo el ancla. Entré a mi habitación y llamé de nuevo a Gus. Le iba a dejar un mensaje fuerte y muy agresivo.

-Muy bien jugado, idiota. Pensé que eras mi amigo, pero solo eres una rata de alcantarilla. Espero que cuando esté de vuelta no te dejes ver, tu estúpida cara, porque te la arrancaré. ¡Me escuchas!

El timbre sonó para cortar el mensaje.

-Claro que no me escucha, si ese es un tonto mensaje. No llevas ni un día completo aquí, Bill Trümper, y ya estás diciendo locuras -expresé, masajeando mis sienes.

Me sentí un completo idiota cuando recordé que no estaba solo, así que giré y vi a Tom allí sentado, observando todo lo que hacía, pero lo que me extrañó era que me sonreía.

-Creo que iré a cambiarme -dije, ocultando mi rostro sonrojado.

-Tenemos reservación a las siete -murmuró, sacando sus cosas de sus maletas.

-¿Iremos los dos a cenar? -pregunté con una sonrisa.

-Es para los dos, creo -respondió.

-De acuerdo, ya vuelvo.

Giré, tomé mi bolso y entré al baño para ponerme guapo. ¡Rayos! Ahora que lo pensaba, hubiera traído más ropa.

Ya arreglado y listo para salir, me encontré con un chico allí hablando con Tom. Me acerqué un poco y le estaba coqueteando. ¿En serio? El rostro me empezó a quemar, pero actué normal. Tampoco es que tuviera derechos sobre él, ya no.

-Estoy listo -informé para que dejara de hablar tan amistoso.

-¡Ah! Hola, tú debes ser Bill Trümper, el otro - dijo el chico.

-¿El otro qué? -pregunté de lo más calmado posible.

-El otro chico que cuidaré, aunque lo de chico es subjetivo -expresó sonriendo.

-Muy gracioso. ¿Quién rayos eres tú? -escupí con todo el veneno posible.

-El que va a cuidar de sus traseros por estos días, en especial a ti -me informó, viéndome fijamente.

-No tienes por qué hacerlo, y si te lo pidió Gustav, dile que no meta las narices donde no lo llaman -le dije.

-No sé quién es Gustav. Me contrataron para este trabajo y es lo que haré. Ahora vamos, tienen una reservación en el restaurante -dijo, saliendo y abriendo la puerta para Tom, dejándola al aire para que chocara en mi rostro, pero que ágilmente la sostuve a tiempo y salí ileso. Sin embargo, escuché su estruendosa carcajada cuando se adelantó con Tom, diciéndole lo hermoso que se veía. No obstante, tenía razón. Mi bebé se veía hermoso con esos pantalones holgados, la camiseta ajustada y sus lindas rastas colgando en su fuerte espalda.

Entramos al sitio y nos guió hasta las mesas donde cenaríamos. Obviamente, sacó la silla para Tom y a mí me dejó que lo hiciera yo mismo. No objeté porque era mejor mantener distancias.

-Bueno, cariño, hasta aquí te acompaño. Volveré dentro de dos horas, si es que aguantas esta compañía en este lapsus de tiempo -le dijo con su voz seductora, o eso parecía, porque no transmitía nada, al menos en mí. Me fastidiaba.

-Tranquilo, Peter, puedo con esto -contestó sonriendo.

¿Con esto? ¿Qué era esto? ¿Yo? ¿El estúpido viaje? O era solo un decir.

-Nos vemos, Trümper -se despidió con una palmada en mi hombro y lo vi perderse en el segundo piso. Suspiré y me entretuve observando el barco. Era demasiado grande para mi gusto, pero con unos lujos impresionantes.

La mesera se acercó, obviamente, cuando vio a Tom. Cambió su trato de amable a uno demasiado amable. Ordené rápido para que se largara y dejara tanto coqueteo con mi hombre.

Mis amadas aquí está la actuación de la historia que me pidieron espero y la disfruten.

IsabellaDernandez tokio_hotel173 y Mephishell
me pediste que te etiqueara en mis otras historias. 💋