Capítulo 1

19 3 0
                                    

Desperté con las mismas ganas que cualquiera tendría de empezar a clase. Más encima comenzaba en un internado con otras personas de mi edad. Levanté mi cuerpo de la cama con pesadez y me preparé para abandonar mi hogar, hice mi maleta y bajé a desayunar y despedirme de mi padre, quien parecía tan entusiasmado con la idea de que me fuese como yo de irme. Mantuve el silencio mientras desayunaba mis tostadas mirando de reojo como Raven, mi gata, perseguía un juguete con forma de ratón.
-¿Has acabado de hacer tu maleta?- Preguntó mi padre poniendo fin al silencio y dando un pequeño sorbo al café.
-Sí, solo me falta meter el pijama y el cepillo de dientes- Respondí acabando la tostada. - Papá, ¿de verdad debo ir? - pregunté pensando que se apiadaría de mí y me dejaría quedarme en casa.
-Debes ir, estas obligado y ya sabes que es una norma que yo no he impuesto, o sea que deja de quejarte.- Levantó la vista de su libro solo para mirarme. Sus ojos negros refejaban el dolor que sentia interiormente. Tras el desayuno, me cambié a una ropa cómoda para el viaje y acabé finalmente mi maleta para dirigirme hacia el carruaje. Dando una última mirada al palacio negro, el cual había sido mi hogar por 22 años.

Mi padre se despidió de mí con un fuerte abrazo y me dejó marchar. Tras un viaje bastante movido llegué al internado. Parecía un palacio de cuentos de hadas, la piedra clara, con la que estaba construido, brillaba con la luz del sol dándole un aura acogedora para muchos. Entre y busque mi nombre en el corcho de la entrada para encontrar mi cuarto. "Habitación 16... magnífico" pensé comenzando a caminar hacia ella. Al llegar vi dos camas perfectamente hechas, ambas con el horario plastificado sobre la cama con cada una de las clases. Una cosa que me llamó la atención fue como unas clases salían en azul y otras en negro, decidí ignorarlo y me centre en mi tarea principal: instalarme. Elegí una cama sin pensar y comencé a colocar mis cosas en mi armario notando que había otro horario en la puerta del armario exactamente idéntico. Al rato un chico somnoliento entró vistiendo lo que parecía un pijama.
-Oh! Hola, me llamo Hiram... Hiram Hart...-habló el chico con una voz dulce y como si acabara de levantarse- Soy el hijo de Hipnos, Dios del sueño
-Haven, Haven Harding... hijo de Hades
-Oh... encantado- El chico se tiró en la otra cama, lucía agotado. Al poco ya estaba dormido plácidamente. Suspiré y seguí a lo mio.

Tras una o dos horas nos convocaron en un salón de actos. Allí pude observar al director de la escuela. Un adulto que apenas había cumplido los 40.
-Buenas tardes mis queridos alumnos, soy el señor Kline y espero que el viaje no haya sido excesivamente agotador. Bien, se preguntaran ¿porqué están en esta escuela? pues verán, esta escuela fue fundada para educarlos y que así no comentan los mismos errores que sus padres y madres. Si se han fijado en sus habitaciones se hallan los horarios con dos colores, uno será su color y el otro el de su compañero, si es verdad que compartirán la mayoría de clases pero otras son específicas para cada alumno. Sin alargarlo más espero que tengan una gran estancia, tendrán el resto del día libre para conocer a sus compañeros y las instalaciones que el centro les ofrece. Pueden retirarse-El señor Kline terminó de hablar y junto a Hiram salí hacia mi habitación.

Al día siguiente ya comenzaron las clases. Y la mañana empezó bien, teniendo que pelear con Hiram para que se levantase de la cama. Tras varios conflictos y después de perdernos 3 veces llegamos al comedor central. Miré todo alucinado, era un puñetero bufet para desayunar. Me senté con Hiram a comer. Al acabar fuimos a clase, ¿a primera hora? Historia. Me senté en una esquina y la clase comenzó explicando el nacimiento de todo.

Pronto el profesor llegó a los Dioses y como pelearon contra los titanes en la Titanomaquia enviándolos al Tártaros. Y como no llegamos a la división de los mundos... la tierra, el océano y el inframundo. A partir de ese punto el profesor sólo se dedicó a criticar a mi padre. Cansado, después de 10 minutos, me levanté comenzando a hablar con toque de ira y resentimiento en la voz.
-Con su permiso profesor pero esa información es errónea, Hades fue engañado por sus hermanos Poseidon y Zeus, haciendo que el ocupase el puesto como señor del Inframundo y consiguiendo que se quedase atrapado allí durante años. Tras varios años Hades aprendió a salir, pero Zeus y Poseidon ya habían causado varios estragos incluido, el gran problema de la caja de Pandora- Sonreí notando el rubor por la ira en su cara. El profesor dio por finalizada la clase y nos mandó irnos no sin antes echarme un buen rapapolvo.
La siguiente clase era el control de poderes. Tras sentarnos en un círculo perfecto comenzamos a presentarnos, seguido de tratar controlar nuestros poderes mostrandolos a la clase. Cuando fue mi turno me posicione en el centro.
-Mi nombre es Haven... Haven Harding, hijo de Hades... mi maldición, es que puedo ver muertos e interactuar con ellos, los veo constantemente.- Miré a la profesora
-Eso es magnífico muchacho pero sabías que también puedes hacer que se muestren. Si hay algún fantasma pídele que se muestre ante ti.- Comentó la profesora mirándome. Tras procesar la información miré a la niña que estaba presentada ante mí y tomé sus manos entre las mías y comencé a pedírselo. Con un poco de suerte logré mostrarla levemente
-Muy bien Haven, descansa, ¿siguiente?- pidió la profesora. Me fijé que era Hiram
-Y-yo soy Hiram Hart... hijo de Hipnos, mi don es que puedo dormir por años, además puedo inducir el sueño de otras personas.
-Magnífico Hiram, prueba con Atlanta, relájate- La profesora lo miró y él se acercó con cuidado y nerviosismo. Las emociones jugaron una mala pasada comenzando a ponerlo más nervioso. Acabó durmiendo a Atlanta más de la cuenta.
Nos mandaron volver a nuestros cuartos y a Atlanta la llevaron a la enfermería. Traté de animar a Hiram todo lo que pude pero no hubo ninguna clase de éxito. Acabé por dejarlo en su cama durmiendo mientras yo iba a mi nueva clase favorita: "Razones para no usurpar el trono". Caminé hacia la clase de RPNUT sin fijarme verdaderamente en lo que hacía. "Esta gente esta trastornada... usurpar el trono... quien se creen que soy" iba sumido en tales pensamientos cuando choque con alguien. Era Atlanta se la veía mucho mejor pero no estaba sola, la acompañaban 2 chicas.
-Oh hola Haven, ¿Qué tal está Hiram? se que no fue culpa de él.- Me preguntó la joven con un toque de pena y de preocupación, ella había recibido el ataque pero parecía más preocupada por su atacante.
-Esta un poco bajo de ánimos, pero tal vez solo necesite dormir. ¿Quiénes son tus amigas? - Pregunté con curiosidad por las dos chicas que hablaban tiernamente y levemente apartadas de nosotros.
-Oh son Ardith y Hessah, son las hijas de Artemisa y de Hestia- Comentó con animo.
-Y ninguna esta a tu alcance, usurpador- Con una voz rasgada y más grave se acercaba, como no el mismísimo hijo de Zeus, Zeth, Como no era otro de los creyentes en mi intención de usurpar el "trono"
-No tenía ninguna intención, tranquilo maquina de crear hijos, jamás te quitaría ese puesto, ¿o si?- Contesté con ironía y chulería notando como lo cabreaba cada vez más- Si me disculpan, debo ir a una clase y ya llego tarde- Contesté mientras abandonaba la reunión que se había formado.
La clase fue lo más aburrido de este mundo y los siguientes, pero por suerte acabó pronto y pude volver a mi habitación no sin antes visitar el inmenso jardín que tenían. Paseé y pronto reconocí una sombra.
-¿Ardith? ¿Eres tú? - pregunté.
-Si si, solo estaba paseando, y hablando con algunos animales, se que es raro pero... es uno de mis poderes- Comentó levantándose.
-¿Raro? yo veo muertos constantemente, y ¿eso te parece raro?- Con ese comentario conseguí sacarle al menos una sonrisa, cosa que me animó. Comenzamos a pasear juntos.
-Oooh... eso explica porque la llamas tu maldición.
-Si, la verdad no es que sea muy agradable ver muertos constantemente...- la joven rió levemente y continuamos caminando y hablando sobre nuestras vidas y las diferencias entre nuestra crianza. Al final la deje en sus aposentos y volví con Hiram quien seguía dormido como un tronco.

Hacia las puertas del infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora