Contienda y lealtad al rey

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Aquella mañana, justo a las cinco en punto, Alejandro se llevó a Leonardo al calabozo para que pudieran interrogar formalmente a Aaron, el joven vampiro estaba encadenado como un criminal, Alejandro era despiadado con sus enemigos, un verdadero monstruo y estaba listo para hacer de él su juguete, pero Leonardo abogó por él, contándole todo lo que Beatriz le había dicho y recordándole que los había ayudado a vencer al demonio gracias a sus habilidades, Alejandro volvió a lanzar en él agua
maldita y esta vez no lo quemó tan severamente pues ya había sido exhumado de toda culpa, demostrando así su inocencia, aquella mañana helada Aaron le ofreció su lealtad al rey de los vampiros y le contó todo sobre los planes de Bardana y Gabriel.

—Le suplico que me deje estar a su lado, servirle el resto de mis días, no solo a usted, si no a mis príncipes. —expone Aaron casi tartamudeando.

—Tendrás que demostrarme tu lealtad cuando llegue el momento, por lo pronto te perdono la vida y que esto te sirva de lección, aunque sé que el temor te obligó a seguir a tu hermano, tu deber será lidiar con él si llega a amenazar la paz de los míos, tú serás quien lo asesine. —expone Alejandro con seriedad.

—Sí amo, lo sé. —Aaron agacha la cabeza en forma de sumisión y Alejandro sale de ahí mientras Leonardo se queda con él.

—Deberías alimentarte, caza cerca de aquí, te daré este collar como forma de protección para que nadie te vea entrar o salir, así cazarás libremente, nos espera un futuro incierto como puedes ver. —dice Leonardo con tranquilidad.

—¿Cómo esta ella? La bruja que le sirve al rey. —pregunta Aaron con una preocupación notoria en el rostro.

—Ella está bien, está preocupada por ti.

—¿De verdad? —los ojos del joven vampiro se iluminan como estrellas, Leonardo se da cuenta que Aaron está enamorado de su querida Beatriz.

—Besaste a Beatriz, ¿acaso estás enamorado de ella? —pregunta Leonardo sin tapujos.

Aaron está sorprendido con la pregunta de aquel siniestro, pero apacible mayordomo y le responde con toda sinceridad.

—¿Qué es el amor para un vampiro? No lo sé, pero si estar enamorado es querer proteger a esa persona a toda costa, si el deseo de compartir la eternidad con ella es invasor y si mi desespero aparece cuando no la tengo cerca... entonces sí, amo a esa bruja. —responde Aaron con una tierna sonrisa.

Leonardo siente que un vértigo invade su corazón, aprieta los dientes y se pregunta así mismo ¿Cómo es que ese tipo puede decir lo que siente con tanta facilidad? Mientras que él se muere cada vez que trata de explicar sus sentimientos por Beatriz, nada de lo que Aaron dijo le parece ajeno, pues es exactamente cómo se siente él.

—¿Morirías por ella? —pregunta Leonardo deprimido.

—Por su puesto.

Leonardo se marcha de ahí con el rostro oscurecido, pensativo y lleno de conflictos internos, a pesar de que ama profundamente a su amiga, la culpa de serle infiel a Alejandro con la mayordomía que los une le impide ser honesto con Beatriz, si bien Alejandro no le prohíbe nada, Leonardo siente que no está bien tenerle devoción a nadie más.

El amante del pantano de Nil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora