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El día en que iban a mandar al soldado del invierno había llegado, Aurora estaba muy nerviosa porque nunca había salido luego de 4 semanas que parecían infierno.
Ella estaba en su habitación con su traje de entrenamiento color negro, ajustado, casi igual que el de una Black Widow, la castaña estaba sentada en la cama con los nervios hasta el cielo, hasta que escucho su puerta abrirse.

Ya es hora, Miller. — Comenta Brock mientras el acomodaba uno de sus guantes.— No hagas nada estúpido, okay?

Aurora no le respondió, simplemente salió de la habitación con la esperanza de ver al Soldado del invierno el cual no se topo por el momento.

Muchos soldados subieron a camiones. Uno de ellos detuvo a la castaña posicionando su mano en el hombro de la chica mirándola con cierta burla.

— ¿Quién mando a un rehén a la misión? — Comentó soltando una carcajada.

— No me toques...— Dice la castaña tomándolo del brazo para luego doblar este haciendo una tipo llave. El hombre se retorció del dolor negando varias veces con la cabeza mientras le rogaba qué lo soltará.

— Mandaremos a la señorita Miller para poder controlar al soldado en caso de algun imprevisto. — Comenta uno de los doctores, y en eso, justo en ese momento el soldado iba caminando entre dos soldados para llevarlo a una nave en donde también debía subir Aurora.

La castaña soltó de inmediato al tipo mirándolo con una cierta ira pero a la vez victoria.

— Gracias, señor. — Dice seria al doctor que simplemente asintió y regresó a su puesto.

La castaña subió a bordo de la nave. notablemente era la única mujer abordo, ella estaba sentada justo enfrente del soldado el cual se veía tan mal, paso al menos media hora en tortura como ella lamentablemente...como ella lo había ordenado.
Sus ojos se veian cansados y llorosos, Aurora podía notarlo y eso le partía el alma, en un acto de cobardía y lastima decidió no verlo más a los ojos.
Nadie dijo nada en el trayecto...

— Es hora, ponte esto... — Susurra la castaña poniéndole las gafas que completaban su máscara, para esa misión no habían mandado a Brock ...con toda la suerte del mundo.

Al momento en el que la castaña iba a regresar a su lugar el soldado tomó su mano sin pensarlo.

— ¡Suéltame! — Gritó con miedo y molestia la castaña, tal vez lo estaba fingiendo o tal vez no, pero cierto miedo permanecía en ella.

El soldado la soltó de inmediato, Aurora dio un suspiro sin saber que hacer o decir.

— Ya es hora.— Dice un solado abriendo las compuertas de la nave.

— ¿Hora? ¿Hora para que?— Pregunta la castaña mirando como el soldado del invierno se levantaba.

— Es tu turno soldado — Dice uno de los hombres armados, ordenando al soldado del invierno a saltar el cual hizo esto.

𝘓𝘢 𝘯𝘰𝘣𝘭𝘦𝘻𝘢 𝘺 𝘦𝘭 𝘥𝘰𝘭𝘰𝘳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora