Dominación consensuada -Tyrus-

XII

|POV Cyrus|

Casi dos años al lado de tu captor, habían hecho estragos en tu salud mental…o de lo contrario no se explicaría la felicidad innata que invade tu pecho, al ser testigo de la muerte de tu madre. Su pobre y enfermo corazón había dejado de latir. Había muerto ahí delante de ti, no sin antes haber agonizando.

Todo parecía tan subrreal. Te dejaron solo en la habitación con ella ahí también. Quieres llorar pero no puedes. Tu cabeza ya no da para más

La persona que más amabas ya no estaba contigo, pero su dolorosa partida te había entregado por fin tu libertad.

Besas su frente, mientras sostienes su mano y pides perdón por tu indiferencia ante su muerte. No estabas feliz por su partida pero si por tu pronta libertad.

Más de una hora pasó, estando solo ahí con ella. Sólo ella y tú. Qué bonita que había sido sus vidas antes de aquella enfermedad que la condenó. Habían sido muy felices, y prometias quedarte sólo con aquel recuerdo de cuando fueron felices.

El sepelio se celebró esa misma noche. Thelonious se encargó de organizar todo, sin apartarse de tí ni un sólo momento. Parecía más tu sombra que tu esposo.

Todos tus amigos y conocidos estuvieron ahí. Todos te dieron sus condolencias, pero tú no estabas mal, por supuesto que no. La muerte de tu madre te estaba dando la libertad que ya creías perdida.

Eras libre.

El brazo de Thelonious se mantenía firme a tu cintura. Demasiado firme incluso para tu gusto pero ambos habían mantenido un trato y ahora era su turno cumplir su parte.

El cura inicia diciendo unas palabras y tú sólo observas a tu alrededor.

En un momento te acercas al ataúd de tu madre, observando la cruz de plata que cubre la tapa del mismo. Todo por fin había terminado. Por fin, por fin, repites una y otra vez en tu cabeza.

Tu esposo no demora en acercarse a tí. Está desesperado, lo puedes percibir.

Lo besas dulcemente, cuando percibes su mano de nuevo sobre tu cintura.

Era un beso lleno de lastima por él. Era tan miserable y lo sería aún más.

Se queda mudo ante el roce de sus labios y sin esperar a su reacción, te quitas el anillo de matrimonio, discretamente sin que los presentes se den cuenta y se lo entregas ahí mismo, finalizando con tu tormento.