Canciones para Fina

Capítulo 5: Historia de un amor

Pues vámonos con el capítulo 5, y así soportamos mejor que ya no tenemos más #MartaenCielos esta semana!

Hoy sí que advierto que es un capítulo un poco más durillo, pero nada que no se pueda soportar gracias al amor que estas dos se tienen.

Me ha costado bastante escribirlo, pero tengo que decir que me gusta muchísimo y que es mi capítulo favorito hasta el momento y sin duda uno de los más especiales de toda la historia. Es más largo de lo normal, pero creo que eso es bueno! Espero que lo disfrutéis tanto como he disfrutado yo escribiéndolo.

Gracias siempre por todo el apoyo, me hace muy muy feliz ver que os subís a la montaña de sentimientos de Canciones para Fina.

Hoy, además de la canción que da título al capítulo, hay música en la historia, y como siempre os la dejo indicada, seguro que todas la conocéis.

Capítulo 5: Historia de un Amor! Ojalá os guste tanto como a mí y no queráis matarme demasiado, ya me lo contaréis!

Nos leemos pronto!

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BANDA SONORA: Historia de un Amor - Carlos Eleta Almarán (1955)

EN LA HISTORIA: Bésame mucho - Consuelo Velázquez (1941)

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Es la historia de un amor como no hay otro igual,

que me hizo comprender todo el bien, todo el mal.

Que le dio luz a mi vida, apagándola después.

Ay qué noche tan obscura, todo se me ha de volver.

Toledo, 16 de octubre de 1973

Marta de la Reina entró en el saloncito junto al mirador de la casa de su familia y cerró la puerta tras de sí. Envuelta en una bata de satén sin abrochar que le llegaba hasta los pies, entre los pliegues de la tela se intuía el encaje del precioso camisón de seda que llevaba debajo. Su mujer, que la observaba atentamente desde el sofá, volvió a uno de sus pensamientos más recurrentes de los últimos 15 años: "espectacular hasta para irse a dormir". Y esa suerte que tenía ella, que era quien disfrutaba de deshacerse de todos esos ropajes tan elegantes cuando se quedaban a solas. Llevaba en una mano dos copas de vino que había llenado en la cocina, y ajena al intenso escrutinio –con una cierta carga de deseo mal camuflado– al que estaba siendo sometida, se entretuvo unos segundos mirando fijamente hacia la puerta para hidratar con la escasa saliva que tenía su boca reseca, y armarse de valor antes de girarse fingiendo su mejor sonrisa, con la vana esperanza de que por una vez en su vida, seguramente la más importante, le saliese bien.

Venía del despacho, de mantener una terrible conversación con su hermano Andrés, pero eso Fina no podía saberlo. Ella creía que bajaba de terminar de preparar su equipaje para regresar a París al día siguiente, y así debía seguir siendo. En los escasos cinco minutos que habían pasado desde que se dirigió hacia la cocina hasta que había acudido al encuentro de la otra mujer, había tenido que urdir un plan terrible y tomar una de las decisiones más dolorosas de su vida. No iba a arrepentirse, eso lo tenía muy claro, pero su determinación pasaba por tener que mentir a quien la esperaba, y era posible que eso sí que no pudiera perdonárselo nunca, tal vez ninguna de las dos.