Zara se despertó con la sensación de que algo estaba mal. El frío de la noche anterior aún se aferraba a las paredes de la choza, a pesar de que el alba ya debía haber tratado el cielo, la oscuridad persistía más de lo normal. Ella se incorporó, sintiendo una inquietud que no podía explicar.
Fuera, el campamento ya estaba en movimiento. Los Hijos del Alba, con sus armaduras doradas y espadas resplandecientes, caminan con prisa entre las tiendas, sus ojos fijos en el horizonte. No era habitual que hubiera tanta actividad a esas horas. Normalmente, al primer rayo del sol, se desplegaban para vigilar las fronteras del reino, protegiendo las aldeas de cualquier rastro de oscuridad que pudiera quedar de la noche. Pero esa mañana, el sol no había aparecido.
Zara salió de su tienda, ajustándose el cinturón y atándose el cabello en una coleta alta. La sensación de malestar se profundizaba con cada paso. Cuando llegó al borde del campamento, encontró a su mentor, el capitán Kellan, observando el cielo con el ceño fruncido.
—Capitán, ¿qué está pasando? —preguntó, mirando el horizonte gris.
Kellan la miró de reojo. Tenía la mandíbula tensa, algo poco habitual en él. Era uno de los guerreros más experimentados de la orden, un hombre que siempre irradiaba seguridad, incluso en los momentos más críticos.
—El sol... —murmuró, sin apartar la vista del cielo—. Algo está ocurriendo con el sol.
Zara siguió su mirada, esperando ver los primeros destellos del alba que normalmente iluminaban las cumbres montañosas en la distancia. Pero todo lo que vio fue una penumbra grisácea, como si el amanecer se hubiera detenido justo antes de romper la noche.
—No puede ser —murmuró, el miedo comenzando a filtrarse en su voz—. ¿Qué significa esto?
Kellan suspir y giró hacia ella, colocando una mano firme sobre su hombro.
—No lo sabemos aún. Pero si el sol no aparece pronto, las criaturas de la oscuridad no tardarán en atacarnos. Prepárate, Zara. Hoy no será como cualquier otro día.
Zara sintió una punzada de terror. Las criaturas nocturnas, esas cosas que acechaban en las sombras, solo se atrevían a acercarse a las aldeas cuando el sol se escondía por completo. Sin embargo, el sol siempre había sido su mayor protección, y los Hijos del Alba su arma más poderosa. Pero ahora... ni siquiera los guerreros de la luz sabían qué hacer.
—Voy a prepararme —dijo, retrocediendo un paso—. Pero, capitán... ¿tiene sentido algo extraño?
Kellan entrecerró los ojos, evaluándola.
—¿Más información?
Zara dudó un momento. Desde pequeña, había tenido sueños perturbadores sobre la noche, sueños que siempre le dejaban la piel erizada y el corazón agitado. Nadie en la orden compartía ese tipo de visiones. Ellos eran Hijos del Alba, nacidos para servir a la luz y defenderla, no para entender la oscuridad. Pero últimamente, sus sueños se habían vuelto más intensos. Y anoche, había sentido algo diferente, como si la oscuridad la llamara.
—Es... solo una sensación. —No se atrevió a decir más.
Kellan no insistió. En su lugar, avanzando con la cabeza y se giró hacia el campamento.
—Mantente alerta. Nos reuniremos en una hora.
Zara ascendió y se alejó, con el pecho lleno de incertidumbre. Algo se cernía sobre ellos, algo más allá de lo que entendían. Mientras se dirigía hacia su tienda, vio a otros guerreros también inquietos, mirando el cielo como si estuvieran esperando que algo horrible sucediera.
Entró en su tienda, donde sus pertenencias estaban ordenadas meticulosamente. La espada que llevaba desde que se unió a la orden descansaba contra la pared, y su armadura colgaba de un poste cercano. Mientras se equipaba, no podía sacudirse la sensación de que todo estaba cambiando.
Y entonces, lo sentí de nuevo. Un susurro en el borde de su mente. No eran palabras, pero era como si algo en la oscuridad la llamara, atrayéndola hacia el horizonte sin sol.
Zara cerró los ojos y respiró profundamente. Sabía que no debía prestarle atención. Los Hijos del Alba nunca miraron hacia la oscuridad; su destino estaba con la luz.
Pero cuando salió de su tienda y vio el horizonte otra vez, su corazón latió más rápido. No solo por el miedo a lo que pudiera venir, sino por una certeza creciente: la oscuridad ya no era solo su enemigo. También era parte de ella.
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Los Hijos del Alba
Mystery / ThrillerEn un mundo donde la luz del sol es venerada como una deidad y las noches son peligrosas y prohibidas, el día siempre ha sido el símbolo de la vida y el poder. Los Hijos del Alba son una orden élite de guerreros y magos que nacen con un vínculo espe...