Ella lleva consigo una alegría vibrante y contagiosa, es charlatana y hace de cada día uno especial y único. Él, en cambio, vive sus días rogando que fueran los últimos. Es callado y distante, sobre todo con las mujeres.
Los motivos por los cuales es así, están guardados en lo más profundo de su dañado corazón, y visibles en las heridas que le ha provocado a su cuerpo.
Pero, cuando Alana llega a su vida, todo tiende a cobrar otro sentido. Todo se tiñe de otro color.
Para Alana no va a ser fácil ganarse la confianza del hombre callado. Aunque, cuando sucede, las piezas del rompecabezas empiezan a encajar y todo lo que parecía ser imposible, cambia con intentos, valentía y esperanza.
Conrad pelea contra sus demonios y Alana lo acompaña, ayuda y guía. Y con ello, todo es puesto a prueba: puede vencerlos o puede convertirse en cenizas ante la derrota y arrastrar a la chica alegre.
Cuando te encuentras sanando tus propias heridas, el vaivén de emociones es intenso. Y lo cierto es que todo puede cambiar en cuestión de segundos...
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