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Después del verano, la familia Gilbert-Swan estaba lista para iniciar un nuevo curso.

Elena quien fue la que más lloró la muerte de sus padres, ahora, cinco meses después, demostraba lo fuerte que era, aún sentía su ausencia, pero aquel dolor agudo en el pecho se había reducido. Elena planeaba cosas nuevas para su futuro, o las reanudaba, aún que había habido momentos en los que creía que no llegaría un futuro, ahora estaba dispuesta a demostrarle, tanto a la Elena del pasado como al mundo lo fuerte y preparada que estaba.

Jeremy, había reprimido durante todo ese tiempo el dolor que implicaba perder a un padre, se había refugiado en las drogas y había guardado todo el dolor y rencor en lo más profundo de su ser, dejando solo que la ira y el desinterés controlen su cuerpo. Al contrario que Elena, Jeremy seguía sin ver un futuro, antes lo veía. Se veía en la universidad, sus padres orgullosos y sobre todo; se veía feliz.

No todo el mundo puede decir que comprende lo dolorosa que puede llegar a ser una perdida, sobre todo si es alguien como tus padres, tus tíos, tus hermanos... Pero a pesar de lo dura que puede llegar a ser la vida a veces, siempre hay algo por lo que luchar, por más pequeño o insignificante que pueda llegar a ser. A veces es una persona, a veces son muchas, puede ser un objeto, un animal, un momento o incluso un recuerdo. Lo que importa es que algo te inspire a seguir, a vivir y a seguir respirando.

Elena había escogido seguir a su familia y amigos, aquellas personas que aún están ahí y que no la dejarán sola.

Jeremy había decidido hundirse en la miseria y cavar un agujero bajo sus propios pies, pero aún en el fondo, sabía que siempre había alguien arriba, dispuesto a lanzarle una cuerda para que saliera.

Bella, a pesar de no haber perdido de manera tan irreversible a un ser tan cercano, había puesto su mundo en manos de alguien que la había abandonado y herido. Había puesto su corazón en las manos de alguien a que pensaba que era el amor de su vida y la terminó destrozado. Pero ella aún en su propio agujero quería sacar a sus primos de los suyos propios, y lo hizo, apoyó a Elena en todo lo que pudo, Jeremy era el menos accesible, pero Bella siempre ve más allá de los muros que crea la gente.

Jenna, quien había perdido a su hermana mayor, no iba a dejar que aquello detuviera su vida, ella había perdido antes a sus padres y a un amigo del instituto—que murió de sobredosis cuando aún era joven— sabía lo que dolía perder a personas amadas, pero debías guardarlas en el corazón y seguir adelante, porque ellos aun están aquí, cuidándonos y protegiéndonos.

Ara nunca había perdido a alguien tan cercano a ella, a pesar de dolerle en el alma la muerte de sus tíos, no era lo mismo que para Elena, Jer, o Jenna, o incluso Bella, quién siempre se había llevado mejor con sus tíos. Ara nunca había experimentado un dolor tan atroz, y ninguna de las personas que la rodeaban quería que lo sintiera nunca.

Pero Arabella era una persona especialmente empática por alguna razón que desconocía, ella veía a su hermana tener pesadillas horrorosas por la noche y quería llorar y quitarle todo su dolor. Veía a Elena sumida en la culpa y quería arrancar ese sentimiento del pecho de su prima. Veia a Jeremy ahogar su dolor en las sustancias que consumía y quería eliminar todo rastro de temor e incertidumbre de su ser. Veía a Jenna, su tía que había hecho más de madre que la suya propia, la veía insegura y confundida sobre como llevar su vida y ayudar a cuatro adolescentes al mismo tiempo, y sin ayuda.

Elena bajó las escaleras encontrándose a Jenna en la cocina, junto a Ara.

—Tostadas... Puedo hacer tostadas.—Dijo Jenna desde la nevera, mirando que podía cocinar para el desayuno de sus sobrinos. Jenna no era una buena cocinera en general, pero trataba de hacer lo mejor.

Prema || K. MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora