Capítulo II

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— Estoy en casa. — anunció con voz cansada, dejando sus pertenecías en el estante que estaba en la entrada.

Desde la cocina se asomó Haru, con una fingida sonrisa. — Bienvenido a casa, Gian‐san la cena está casi lista, toma tu tiempo que yo te avisaré para que bajes a comer.

Gianluca sin decir nada, asintió y subió las escaleras al segundo piso, justo al final se encontró a su hijo saliendo de su habitación, sin embargo este paso por su lado, como si no existiera.

Soltó un chasquido lleno de fastidio. — ¿No sabes saludar, mocoso?

— Claro que sí, la educación es lo primordial en un buen hombre, pero padre, ¿Me saludaste primero? — volteo hacia él con aquella sonrisa burlesca, que ya parecía ser su marca personal.

— Maldito bastardo. — dijo, mientras hacía rechinar sus dientes.

Por su parte, Reborn soltó una risita divertida y siguió su camino, pasando totalmente de su padre, quien hecho una furia siguió su camino hacia su cuarto.

— No molestes a Gian‐san, por favor. — escucho decir a su madre, nada más entrar a la cocina.

Él se acercó arrinconandola contra el mesón. — Está bien, pero si me das un beso. — dijo coqueto.

Haru desvío su mirada y un sonrojó se apoderó de sus mejillas, pero la intensa mirada del chico le ganó, por lo que cerrando sus ojos, tiró sus labios hacia él con el ceño fruncido, esperando el beso.

Rió encantado por aquel tierno acto, sin embargo no se hizo de rogar y rápidamente se apoderó de los suaves labios de la mujer, quien jadeo sorprendida cuando tomó su rostro haciéndola abrir la boca, aprovechando a meter su lengua.

Posiciono su pierna entre las de Haru, comenzando a restregarse contra ella.

Sin embargo al escuchar la puerta de arriba cerrándose se separó, pero antes se acercó a su oído. — Haru es mejor que quites esa lujuriosa expresión o padre se dará cuenta. — susurró, dejando un pequeño beso en su mejilla.

Se alejó y se acercó al refrigerador para sacar una botella de agua, en el momento justo que Gianluca se adentraba al lugar.

Haru rápidamente se dispuso a alistar la mesa con algo de torpeza.

A los minutos, los tres se encontraban sentados a la mesa, comiendo en completo silencio, incomodando a la castaña por lo perturbador que era.

— ¿Qué tal tu día, Gian‐san? — preguntó a su esposo, tratando de crear una amena charla. — Por cierto, ¿Cómo lo está haciendo, Aki‐chan?

Aquella última pregunta tenso al hombre, lo cual hizo soltar una risa nasal a Reborn, ante la ironía de la misma.

Gianluca lo miro mal. — Fantástico y ella lo está haciendo bien, hasta ahora ha cumplido su trabajo a la perfección.

— ¿Es así? — estaba feliz de escucharlo. — Sabía que ella sería la mejor secretaria que podrías conseguir.

Asintió. — Si, lo es... no me arrepiento de contratarla. — dijo mirando fijamente el plato de comida que tenía enfrente, pero la molesta risita de su hijo le distrajo y lo miró nuevamente.

Reborn sonrió. — Por supuesto que no te arrep... — el fuerte sonido que emitió su padre al golpear la mesa le interrumpió, pero solo logró que su diversión aumentará.

— Gi‐Gian‐san... ¿Qué sucede? — preguntó Haru algo temerosa.

— Si, padre, ¿Tienes algún problema? — pregunto con burla, encantado de volver a escuchar el chirrido de los dientes del hombre.

I choose my poison and it's you -「Khr」R86『Reborn x Haru』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora