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-Les dije que no era buena idea, pero no me hicieron caso... -Murmuró charly, viendo la casa de un estado no asqueroso pero que parecía que esa casa ha estado de años por como se veía.
-Ya cállate charly, deja de ser un llorón, ¿acaso no eres muy hombrecito?
La mayoría de sus "amigos" empezaron a reírse, burlándose del menor en el grupo, si Zeta llega a saber la situación en dónde está... lo mata por completo. La mayoría en ese grupo eran mayores, algunos tenían de 22 a 28 o 29, mientras que charly tiene 25, mejor dicho... estaba casi de cumplir la edad de 26 años y se sentía como un idiota por pertenecer en un grupo que ni lo querían, pero todo por no estar solo también, no soportaba la soledad, hacia de todo y aún que no eran las mejores cosas, no tenía otra opción.
Charly apretó sus puños, sintiéndose impotente y como recibía la atención de todos ahora, ya que lo estaban mirándolo de forma burlona hacia él y murmuando cosas como; "Ya la nena va a llorar" y cosas no muy buenas hacia él. Tragó saliva nerviosamente, sintiendo ese nudo y tratando de tener el valor para contestarle.
-No soy ningún llorón... -Le contestó, mientras que todos sonreían complacidos con la respuesta y se acercaban para darle pequeñas palmadas, "felicitándolo" por su respuesta de hombre, como suelen decir.
Los chicos abrieron con fuerza el portón oxidado, cayéndose al suelo con un fuerte golpe que resonó por todo el lugar. Charly sabía desde el principio que era mala suerte tener que estar en ese grupo, más por pasar por el bosque "misterioso" y que los rumores del pueblo no lo ayudaban, diciendo que había un vampiro que se mantenía por siglos viviendo en esa casa que nadie entraba. Porque dicen, si entras... nunca vuelves a tu casa, nunca vas a regresar con tus amigos y que te quedas para siempre. Eso provocaba un fuerte miedo en charly, aún que por fuera estaba en el modo que no creía eso, pero por dentro estaba que podía temblar como un niño pequeño asustado, él se mantuvo escuchando esas historias desde pequeño... era obvio que iba a sentir miedo y ansiedad sobre esos temas.
Los chicos entraron a la residencia, viendo todo y como mantenía un olor extraño, no era podrido pero era un olor extrañamente raro y que no suelen sentir. Veían las flores destruidas, como si no tuvieran el cuidado adecuado y como los árboles alrededor de la casa ni tenían hojas, mejor dicho, ni parecía a los árboles, parecía como de esas películas dw terror y que siempre mantiene una vibra extraña, pero negativa, eso era lo que sentían ellos, habían otros que tenían miedo pero no lo admitían y demostraban no ser "gallinas".
-Matteo, quién va a entrar primero? -Lucían preguntó, mirando al líder del grupito quién estaba pensativo y manteniendo su mano en la manilla de la puerta, sonriendo ahora burlón y volteandose para ver a charly.
-Será charly quién va a entrar, verdad charly? -Lo mira, quién ahora estaba paralizado, sin lograr articular alguna palabra y como todos nuevamente lo miraban con esa atención que lo ponía nervioso.
-¿Yo...? -Pregunta tartamudeando, señalándose así mismo con el dedo y otros se rieron, nuevamente burlándose de él.
-Nooo, será la rata que está en el suelo -Se burló Roberto, quién era el típico chico bromista y que era el más extrovertido, siempre se burlaba junto a matteo y lucían al pobre de charly.
Charly se quedó está vez en silencio, volviendo apretar las manos y sin decir nada, caminó hacia la puerta cuando los chicos se apartaron de la entrada. Apretaba la manilla y respiraba profundamente, preparándose como mentalmente en él mismo para no desmayarse o salir corriendo, sabía que con esto podría sacar su curiosidad y la duda que siempre tuvo desde pequeño, pero... ¿A qué costo?.
Movió la manilla de la puerta, siendo el primero al entrar y sintiendo un fuerte escalofrío que recorrió por su columna vertebral, sintiendo el frío pero también ese olor a madera mojada que era fuertemente, era un poco insoportable de soportar. Miraba todo a su alrededor, estaba completamente oscuro y no había nadie, solo las telarañas acompañando el polvo que había en esa casa gigantesca, habían unas escaleras no muy buenas condiciones para subir, ya que algunas estaban destruidas y que podrían lastimarse, mientras que las ventanas estaban cerradas, pasaban las ratas que era lo único que había en ese lugar.