¿celosa?

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Emma:

Después de esa noche paso muchas noches más y aunque me sentía mal por no poder gritarlo al mundo , no quería que parase, no quería dejar de besarla, no quería olvidar lo que creía empezar a sentir por la pelirroja de ojos azules.

Llevamos casi un mes en Puerto Rico, apenas nos quedaba 1 semana para volver a casa y comenzar de nuevo con aquella pesadilla.
En PR no fingiamos, ya todos sabían que aquello había sido arreglado y cada uno iba a lo suyo.
Aunque claro, aún así nadie sabía de mi "aventura" con María Victoria y al parecer Mauro tampoco se quedaba atras, aunque no sabía aún con quien se acostaba.

-y? -pregunto Mauro un tanto nervioso al verme salir del baño-

-nada -hable un tanto desanimada-

-cuantos días tienes de retraso?

-3 con este -hable sentándome en aquella cama de matrimonio-

-creo que deberías hacerte una prueba -sugirio el moreno-

-Es pronto, si en 4 días no me ha bajado aún me la hago -le informe calmada-

Al decir verdad jamás imaginé tener tantas ganas de estar embarazada y no por el hecho de ser madre, eso me aterraba, si no por el hecho de que eso significaría que jamás tendría que acostarme de nuevo con Mauro, pues ya van dos veces de las cuales no me acuerdo y tampoco quiero acordarme.

-Dense prisa -hablo María Victoria después de tocar dos veces la puerta-

-ya vamos -hable yo casi en un grito-

Mauro tan solo soltó una pequeña risa, para así ponerse frente al espejo y terminar de acomodar el cuello de aquella camisa de botones marrón.

-Que es eso? -le pregunté un tanto sorprendida-

-el que? -pregunto confundido-

-ese morado en tu cuello -hable para reir- en serio, no me dirás quién es? -hable burlesca desde la cama-

Señor perdoname pero me encanta el chisme
Pensé...

-no la conoces -hablo el moreno un tanto nervioso-

Algo huele raro
pensé...

-espero que me la presentes antes de marcharnos -hable-

Para esta vez levantarme de la cama y ser yo quien hechar un último vistazo a ese vestido blanco perla, el cual estrenaba aquella misma noche.

-Quien sabe -hablo el chico haciéndose un poco el loco, para así reír-

-que tal me veo? -pregunte dando una vuelta sobre mi eje-

-preciosa -afirmo Mauro sonriente- y yo?

-guapisimo -hable sonriente-

En aquellos meses nos habíamos hecho amigos, los mejores diría yo.
Nos contábamos chismes, hablábamos todos los días, nos reíamos juntos y sobre todo, nos teníamos muchísima confianza.
Aunque claro, aún así no le habías dicho nada de mi orientación y mucho menos de María Victoria.

-Ya están listos? -pregunto Mariana detrás de aquella puerta cerrada-

-Si -hable sonriente-

Una condena por amor silenciado (Young Miko) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora