Playa (Pt.2)

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No me equivoqué cuando supuse que la tienda ya debía estar guardada porque los Harries y sus padres se hallaban charlando entre ellos, junto a una bolsa inmensa bien amarrada para evitar que algo se saliese de ella.

Sebastián me notó al acercarme a ellos— Creo que ya estamos listos para irnos, madre.

Ella miró en mi dirección antes de asentir— Lo estamos. Será mejor que llevemos las cosas antes de que llueva encima nuestro.

— Guardamos la bolsa, pero Isaac prefirió quedarse en el auto—informé tratando de no cambiar mi tono o demostrar una actitud delatora.

— No me sorprende de tu hijo—bromeó Shawn con su madre a lo que ella rodó sus ojos antes de contraatacar.

— No me sorprende que sea tu hermano. Todos ustedes han sido necios en un punto de su vida, hay que agradecer que les tocó una madre paciente como yo—les sonrió antes de verme— Vayan al auto con Josephine, sus padres se encargarán de esto. Yo me ocupo de lo demás.

— Te tomaremos la palabra, madre. Nos vemos allá—Sebastian se acercó hasta pasar a mi lado, rozando nuestros hombros con una sutileza que me colocó de los nervios.

Antes de lucir como una tonta, Shawn me sonrió y con un movimiento de cabeza me dijo para seguir a su hermanito hacia los autos. Recorrimos el mismo camino siendo conscientes de que el día había empeorado con ahínco, ya no se observaba ningún trozo de cielo azul: todo era gris y negro.

Notamos a Isaac revisando su teléfono cuando se percató de nuestra presencia para guardarlo. Se fijó en mí y en la cercanía con su hermano recordándome el error garrafal que había cometido: dejé que me besara sabiendo que era no era su novia. Le devolví la mirada sin reflejar alguna emoción.

— Hay que largarnos de aquí. El día se arruinó—fue lo que dijo antes de montarse en el auto en el que habíamos venido sin añadir algo más.

— Sus cambios de humor me impresionan—confesé sin entenderlo del todo y ambos hermanos concordaron conmigo.

— No pienses en lo que sucede en la mente de Isaac, ricitos. Podrías perder la cabeza en el intento.

— Ustedes también me hacen perder la cabeza de vez en cuando—los miré esperando que notarán mi broma.

Shawn eliminó una distancia considerable entre ambos— Lo sabemos, nos gusta verte mientras eso sucede.

— Esperamos la siguiente ocasión no tarde en llegar, ricitos.

No me sonrojé, pero claro que sus comentarios me descolocaron. Habían cambiado el contexto sin que me lo viese venir, eso me hizo pensar en que los Harries quizá no tuviesen mi cociente intelectual pero vaya que analizaban las cosas con una rapidez considerable.

Un rayo nos iluminó en cuestión de segundos, asustandome. Sin querer me arrimé hacia Shawn y él me agarró de la cintura al tacto sin ganas de dejarme ir a ningún lado. Sebastián soltó una pequeña risa ante mi reacción...

— Deberías subir al auto, ricitos antes de que otro rayo te asuste.

— Sí—concordé con él para luego hacerle caso y librarme del tempestuoso clima esperando irnos en poco tiempo.

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No llovió, ni siquiera sabía si a la tempestad que enfrentaban los señores Harries podía ser denominada lluvia. Las gotas de agua sonaban con tanta fuerza que hubo un momento en que pensé que perforarían al carro en el que iba con Sebastián, Isaac, la señora Delilah y el señor Albert... Shawn y Ciro tomaron el otro auto cuando se decidió que Isaac no conduciría por precaución ya que sus padres tendrían mayor cuidado.

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⏰ Última actualización: Oct 06 ⏰

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