¿COMO DEMONIOS TE VOY A ENCONTRAR?

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-¡Cariño! -dijo ella, con una voz exageradamente dulce mientras se lanzaba sobre mí, rodeándome el cuello con los brazos-. Cuánto te he echado de menos. Pero no te preocupes, ya casi está todo listo para nuestra boda.

Cuando escuché esas palabras, sentí un nudo en el estómago. No podía ser. ¿Aquí? ¿Ahora? Me aparté ligeramente de ella, incómodo. La mujer que tenía delante, con su melena rubia perfecta y su vestido que parecía sacado de la última pasarela de lujo, era Evelyn. Había tenido una relación con ella hace tiempo, una relación que, para ser sincero, no acabó de la mejor manera. Evelyn siempre había sido de esas personas que necesitaban controlar cada detalle, y tanto ella como sus padres daban por hecho que acabaríamos casándonos. Yo nunca lo había afirmado, pero, claramente, en su cabeza era un hecho consumado.

-Evelyn... -dije, intentando mantener la calma-. No sé de qué estás hablando.

Noté cómo la tensión en el aire crecía, especialmente cuando vi a Mia a unos metros, mirándonos con los ojos abiertos de par en par. Sabía que lo que acababa de escuchar no tenía ningún sentido para ella.

-¿Boda? -Mia murmuró, incrédula, mientras daba un paso atrás, como si todo el suelo bajo sus pies se desmoronara-. ¿Cariño? ¿Te ibas a casar?

No podía culparla por reaccionar así. En ese momento, vi cómo se giraba, cogía su maleta con furia y empezaba a alejarse. Cala, que también había presenciado todo desde la distancia, fue rápidamente detrás de ella, llamándola para que se detuviera. Pero Mia no paraba, y cada paso que daba se sentía como si estuviera más lejos de mí.

-Espera, Mia, no te vayas... -intenté decir, pero estaba paralizado, atrapado entre el caos que acababa de desatar Evelyn y la distancia que crecía entre Mia y yo.

-¡No me voy a casar contigo, Evelyn! ¡Ni ahora ni nunca! -grité, con una mezcla de frustración y rabia mientras la apartaba de un empujón suave.

Ella se quedó allí, mirándome como si no entendiera nada, pero yo ya no podía preocuparme por eso. Lo único que me importaba era Mia. Salí corriendo tras ella, pero cuando llegué a la salida del aeropuerto, no la vi por ninguna parte. "Mierda", maldije en voz alta, con el pecho acelerado y la mente revuelta.

De repente, Ashton apareció a mi lado, mirándome con el ceño fruncido.

-¿Qué coño hacía esa esperándote en el aeropuerto? -preguntó, claramente molesto por todo lo que acababa de pasar.

-No tengo ni idea -respondí, agitado-. No sé qué hacía aquí ni por qué ha soltado esa mierda de la boda. ¡Joder, no sé ni cómo voy a encontrar a Mia ahora!

Ashton me miró con una mezcla de preocupación y fastidio.

-¿No tienes su número? -preguntó, claramente perplejo.

Negué con la cabeza, frustrado conmigo mismo.

-No. Iba a hablar con ella, ya sabes, quería decirle... -me llevé una mano al pelo, tirando de él con desesperación-. ¡Joder! Dime que tienes el número de Cala, por lo menos -dije, con una súplica en la voz.

Ashton negó lentamente, suspirando.

-No, solo tengo los tres primeros números. Cuando me lo estaba diciendo, escuchó a Mia y luego la vio corriendo hacia la salida, así que se fue detrás de ella. No me dio tiempo a apuntarlo completo -dijo, mirando a su alrededor con evidente frustración-. Todo por culpa de ese trozo de plástico con patas que fue tu novia -añadió, refiriéndose a Evelyn.

Me llevé las manos a la cara, intentando controlar mi respiración. ¿Cómo demonios iba a encontrar a Mia ahora?

Tres meses. Tres jodidos meses llevo intentando encontrar a Mia, y no consigo sacármela de la cabeza. Esto me está volviendo loco. He probado de todo, he buscado en redes sociales, e incluso llegué al punto de contratar a un investigador privado.

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