El sótano se había convertido en un escenario de emociones desbordadas y tensión. Días habían pasado desde el último episodio de celos y posesividad de Izuku, pero para ___, el tiempo transcurría de manera extraña, como si se alargara interminablemente. El ambiente opresivo y el aislamiento hacían que cada segundo pareciera una eternidad. La única constante era Izuku: su presencia, su obsesión, su toque.
Izuku había vuelto a traerle comida a ___. No había cambiado mucho en su comportamiento desde el día anterior, pero algo en su mirada parecía más calculador. Entró al sótano con un plato de comida sencilla en las manos, dejando el plato en una pequeña mesa frente a ___. La luz de la bombilla colgante iluminaba su rostro, revelando una serenidad que casi parecía genuina, pero los ojos delataban la tormenta detrás de ellos.
"Hoy he preparado algo especial," dijo Izuku, con un tono que bordeaba en lo juguetón, aunque la dulzura de su voz no hacía más que incrementar la sensación de incomodidad. “Te he traído tu comida favorita. Sé que he sido duro contigo, pero quiero que sepas que también puedo ser dulce.” Se inclinó, llevando su mano a la mejilla de ___, acariciándola con una suavidad desconcertante.
___ miró la comida frente a él. Era su plato favorito, preparado exactamente como a él le gustaba. Una parte de él quería resistirse, quería rechazar cualquier cosa que viniera de Izuku, pero el hambre y el cansancio estaban ganando la batalla. Dudó un momento antes de tomar el tenedor y llevarse un bocado a la boca, sus ojos nunca dejando los de Izuku.
“Así me gusta,” susurró Izuku, una sonrisa de satisfacción en sus labios mientras lo observaba comer. "Quiero que te sientas bien conmigo. Quiero que entiendas que soy el único que puede cuidarte de esta manera. Nadie más te conoce tan bien como yo." Su tono era casi seductor, pero el subtexto estaba lleno de control y manipulación.
___ masticaba lentamente, tratando de mantenerse calmado, consciente de cada uno de los movimientos de Izuku. Sabía que cualquier palabra o gesto en falso podría desencadenar un cambio de humor en Izuku, quien era impredecible en sus reacciones.
"¿Sabes? He estado pensando..." comenzó Izuku, su voz tranquila mientras se acercaba y tomaba asiento justo al lado de ___. “Creo que poco a poco te estás acostumbrando a esto, ¿verdad?” De nuevo, Izuku movió su mano para tocar la pierna de ___, deslizándola hacia arriba hasta su muslo. “Puedes confiar en mí, ___, para que te cuide. Sé que, al principio, fue difícil de aceptar. Pero con el tiempo… te acostumbrarás a mí.”
___ apartó la mirada, respirando hondo mientras sentía el peso de la mano de Izuku en su pierna. "Esto no es algo a lo que deba acostumbrarme, Izuku," respondió con una voz temblorosa pero decidida. “Esto no es normal.”
La risa suave de Izuku resonó en el sótano, una mezcla de burla y genuino placer. "Quizás no es normal para otros," dijo, acercándose aún más, inclinándose lo suficiente como para rozar sus labios contra la oreja de ___. "Pero nosotros no somos como los demás, ¿verdad? Somos especiales." Su voz era un susurro suave, casi tierno, pero sus palabras estaban teñidas de una posesión innegable.
El aire se volvió más denso cuando Izuku se levantó un poco, moviéndose para sentarse en el regazo de ___. "Me gusta así," confesó, acomodándose con un suspiro satisfecho. Sus manos comenzaron a explorar nuevamente, recorriendo el pecho y el abdomen de ___, su toque firme pero deliberado. “Quiero sentirte más cerca de mí, siempre.”
___ sintió la urgencia en el tacto de Izuku, su mente luchando contra el impulso de apartarlo. "No deberías estar haciendo esto," murmuró, tratando de mantener la calma a pesar del temblor en su voz. “No es justo.”
“¿Justo?” Izuku rió entre dientes, como si la palabra misma le resultara divertida. "Todo lo que hago es por ti, para mantenerte conmigo, para cuidarte." Se inclinó más cerca, su aliento cálido en la piel de ___, dejando una serie de besos lentos y húmedos a lo largo de su cuello, bajando hasta su clavícula. "No puedes negar que te gusta, al menos un poco," susurró, sus dedos deslizándose bajo la camisa de ___, acariciando su piel con un toque que era tanto suave como dominador.
___ se estremeció, el conflicto interno entre la repulsión y el miedo lo paralizó. "No... no quiero esto," logró decir, aunque su voz era baja, quebrada. La mano de Izuku no se detuvo, bajando hacia su abdomen, los dedos presionando con más intensidad.
"Mentiroso," respondió Izuku, sus labios formaron una sonrisa que no alcanzó sus ojos. "Si realmente no quisieras, habrías encontrado una forma de detenerme. Pero, aquí estás, dejándome mostrarte cuánto me importas. Y eso, ___, me dice todo lo que necesito saber."
El silencio que siguió a esas palabras estaba cargado de una tensión insoportable. Izuku finalmente se retiró un poco, sus ojos brillando con una mezcla de satisfacción y algo más profundo, más oscuro. “Te tengo donde quiero, y no voy a dejar que nadie nos arruine.” Hubo un breve momento en el que su expresión casi se suavizó, mostrando un atisbo de la dulzura que alguna vez fue Izuku Midoriya, antes de que la obsesión lo consumiera por completo. Pero ese momento pasó rápidamente, reemplazado por la firme convicción de su control.
“Voy a salir por un rato,” continuó Izuku, levantándose finalmente del regazo de ___, aunque sus manos no se apartaron de él hasta el último segundo. “Pero no te preocupes, volveré pronto. No quiero que te sientas solo.” Su tono era extrañamente normal, como si realmente creyera que su compañía era algo que ___ deseaba.
Al cerrar la puerta del sótano tras él, ___ finalmente dejó escapar un suspiro profundo, su cuerpo relajándose solo un poco ahora que estaba solo. Pero sabía que la paz era temporal. Izuku regresaría, como siempre lo hacía, con más palabras envenenadas y más toques posesivos.
Y mientras los minutos pasaban y el eco de los pasos de Izuku desaparecía, ___ se dio cuenta de que tenía que encontrar una forma de sobrevivir. No solo físicamente, sino mental y emocionalmente. Porque cada día que pasaba, Izuku encontraba nuevas formas de doblegar su voluntad, de borrar poco a poco su sentido de identidad y reemplazarlo con algo que solo existía en la retorcida mente de su captor.
En la soledad del sótano, ___ se dio cuenta de que la verdadera batalla no era solo por la libertad, sino por conservar su propia humanidad en medio de la oscuridad que Izuku intentaba imponer.
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Tinte Verde Corazón Oscuro (Izuku Yandere X Malereader)
FanfictionLee la historia nomas