El Inicio de un Fascinante Declive

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El ajetreo de la ciudad de Seúl era el escenario perfecto para aquellos que querían mezclarse entre la multitud, pero para Jungkook, la vida era un contraste constante entre el bullicio externo y su inquietud interna. Su carrera como estrella pop le ofrecía todo lo que cualquiera pudiera desear, pero había un anhelo dentro de él que ningún aplauso podía calmar.

Todo comenzó un día cualquiera, un martes por la tarde, mientras asistía a una exposición de arte. Era parte de un compromiso social, un evento más que añadía a su ya apretada agenda, pero que en esta ocasión cambiaría su vida para siempre. Entre los asistentes, sus ojos captaron la figura de una joven sumida en una pintura abstracta. Había algo en su mirada, en su postura, en la manera en que la luz reflejaba el brillo en su cabello que simplemente lo dejó sin aliento. Era Jimin.

Jimin no era una estrella, ni pertenecía al mundo del espectáculo. Era una estudiante de bellas artes que había llegado a la exposición por mera curiosidad. Su mundo iba mucho más allá de las cámaras y el glamour; estaba lleno de luz, colores, y una pasión por la vida que iluminaba incluso los rincones más oscuros de las salas de exhibición.

A partir de ese momento, Jungkook encontró cualquier excusa para coincidir con ella. Se aseguró de asistir a más eventos relacionados con el arte, confiando en la casualidad de encuentros fortuitos que le brindaban breves conversaciones con Jimin. Al principio, sus interacciones eran cercanas a lo normal, educadas y con un dejo de misterio. Pero con cada conversación que mantenían, con cada sonrisa que ella dirigía en su dirección, algo profundamente inquietante comenzaba a florecer en él.

Días se convirtieron en semanas, y la atracción de Jungkook se transformó lentamente en una obsesión. Se encontraba inspeccionando cada rincón de su vida digital, desde publicaciones antiguas hasta la música que compartía ocasionalmente en sus redes sociales. Había algo magnético en Jimin que lo empujaba al abismo de una fascinación desenfrenada.

Mientras tanto, Jimin seguía ajena a la intensidad del fervor de Jungkook. Para ella, él era un chico amable que compartía un amor por el arte, aunque con el tiempo comenzó a notar una presencia más constante en su vida, manifestada en forma de pequeños gestos inesperados: una taza de su café favorito esperando en su mesa habitual del café, flores blancas entregadas en ocasiones especiales de las que nadie parecía saber nada.

Sin embargo, no fue hasta una noche de otoño, bajo la tenue luz de una sala de cine al aire libre, cuando Jimin comenzó a entender la profundidad de lo que estaba sucediendo. Mientras la película proyectaba sombras danzantes sobre la pantalla, sintió una mirada fija; levantó la vista y encontró los ojos de Jungkook a unos metros de distancia. Había una intensidad casi eléctrica en su mirada que le erizó la piel.

A partir de ese momento, los encuentros planeados empezaron a parecerle menos aleatorios a Jimin, y la línea entre el interés genuino y la obsesión se tornó borrosa. Jungkook sentía que lo que había comenzado como una simple atracción se había convertido en un vínculo inquebrantable, uno que alimentaba con cada pensamiento y acción, consciente e inconsciente.

Atrapado en el torbellino de sus propios sentimientos, Jungkook luchaba por reconciliar la realidad con la imagen idealizada que había creado de Jimin en su mente. Su música comenzó a cambiar, reflejando esta tormenta interna, pues cada nota que componía estaba teñida del hechizo que ella había lanzado sobre su vida.

A medida que la obsesión de Jungkook crecía, los esfuerzos de Jimin por entender sus propios sentimientos la llevaban a un camino lleno de incertidumbres. ¿Era admiración o algo más oscuro? ¿Podía haber equilibrio entre el amor y la libertad?

Este era solamente el inicio del fascinante y complejo viaje de Jungkook, donde los ecos de su obsesión resonarían no solo en su alma, sino también en el mundo que lo rodeaba. En su búsqueda de Jimin, estaba empezando a perderse a sí mismo, y en cada paso, el destino los empujaba hacia un inevitable enfrentamiento con las realidades de sus propios corazones.

Ecos de una ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora