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Ese día era muy especial para ti, era el día de tu boda, si, tu boda, después de todo lo que habían pasado, después de lograr sobrevivir y pasar por muchas adversidades, al fin había llegado el día de tu boda con el chico que logro que tu corazón volviese a latir, Tokito, el joven de ojos cautivadores.
Ambos eran conscientes de su edad, apenas tenían 19 y llevaban dos años de noviazgo, para ustedes, más que suficiente para tomar esta decisión tan importante en sus vidas.
Eran conscientes que debido a la marca morirían al cumplir los 25, es por eso que querían pasar sus últimos 6 años juntos, y quien sabe, hasta quizás, podrían formar una familia.
Los nervios estaban presentes en ambos, era una seremonia pequeña pero llena de personas que ambos amaban, para ustedes, era lo mejor.
A la hora de verse, entraste a aquel lugar completamente nerviosa, lo habían echo al aire libre asique la ligera brisa te ayudaba a calmarte, ver a Tokito con Kimono era algo raro, era la primera vez que lo veías de esa forma, pero se veía muy bien. Caminabas con cuidado al pequeño altar junto a tu mejor amigo, Tanjiro, no tenías padres ni familia pero si amigos que sustituían el lugar de una. Observabas las bellas flores de cerezo caer al suelo al ser soltadas por el viento de su rama.
Mirabas a Tokito con cierto brillo especial en tus ojos, para ti, el era el hombre de tu vida.
Mientras tanto Tokito veía tu lento caminar eterno, pero deseaba que esa eternidad fuera para siempre, verte de aquella manera con aquel Kimono tan de tu estilo era algo que nunca imagino, pero que al tenerlo al frente le causaba gran ilusión. Para el, eras la mujer mas hermosa del mundo, te amaba como no amaba a nadie y esperaba que fueras consciente de aquello. No solía estar seguro sobre muchas cosas, pero sobre ti nunca tuvo duda, quería pasar los años que le restaban a tu lado, quería despertar junto a tu lado, quería que fueras tu, y nunca dudaria de ello.
Luego de su ceremonía y de su primer beso como esposos, decidieron vivir en la finca del pelinegro puesto que está era mas espaciosa.
Hicieron varios arreglos antes de mudarse y una vez ya instalados tuvieron su luna de miel, no mentirian, no era su primera vez puesto que el año anterior ya habían dado ese paso, pero está vez había sido completamente diferente, había sido tan especial, tan lleno de magia.
Luego de aquello cerraste los ojos completamente exhausta sintiendo los brazos de Tokito abrazarte con cuidado, sin esperar siquiera unos minutos ya te encontrabas profundamente dormida, era tan placentero dormir a su lado.
- Ne ______, ______... - Escuchaste desde lejos aquella voz que te llamaba, te Revolviste en las sabanas en negación de no querer despertar pero te incomodaste a no sentir la presencia del de ojos celestes junto a ti.
De a poco, fuiste abriendo los ojos sintiendo un dulce aroma venir a ti, al abrirlos por completo vizualisaste una bandeja llena de dulces y bizcochos de distintos tipos lo que te hizo pegar un brinco de la cama.
- Buenos días - Tokito se acercó de a poco a ti dejando la bandeja que tenia en manos en la cama y beso tu frente con cuidado.
- Buenos días.., que bella forma de empezar el día. - Escuchaste una pequeña risa por parte del contrario cuando empezaste a llevar un biscocho a tu boca, le ofreciste uno al pelinegro quien aceptó con gusto.
- Quería que empezaramos bien la mañana, ¿Cómo dormiste?
- junto a ti siempre duermo excelente.
Ante tu respuesta Muichiro te dedicó una cálida sonrisa, aunque a muchos le sorprendíera el era extremadamente dulce contigo.
- Es bueno saberlo, señora Tokito. - Al escuchar aquel nombre paraste de comer aquellos dulces para sonreír ampliamente, dejaste la bandeja sobre un mueble de noche que se encontraba junto a la cama para abalanzarte sobre Muichiro abrazándolo con fuerza.
- Que bien que suena eso, me gusta.
- Lose, a mi también me gusta.
Y con eso Tokito empezó a depositar varios besos en tu rostro de forma tierna lo que te hizo soltar varias risas.
Al final, lograste atrapar sus labios con los tuyos uniéndose en un beso tranquilo y satisfactorio.
- Me alegra tanto que ahora seas mi esposa, prometo hacerte feliz ______, muy feliz, daré todo de mi para poder complacer todos tus deseos y hacerte la mujer más feliz del mundo.
- Ya soy la mujer más feliz del mundo Tokito, como no serlo al estar casada contigo. - Una sonrisa adornaba los labios de ambos, se sentían plenos y en paz.
- Te amo, futura madre de mis hijos. - Al escuchar aquello abriste tus ojos en sorpresa pero luego volviste a tu antigua sonrisa.
- ¿Quieres tener hijos?
- ¿Contigo? Porsupuesto que si. - besaste su frente con delicadeza al escuchar su positiva respuesta para luego mirarlo con entusiasmo.
- ¿Quisieras tener un niño o una niña?
- la verdad no me importa el género, pero preferiría una niña, se que saldría igual de hermosa que su madre.
- O podríamos tener ambos.
Al decir eso volviste a unir sus labios en un beso pero está vez uno con más intensidad y pasión, querias todo con el.
Siempre fue el y siempre lo será, entre ambos existía un amor inmenso y aunque su tiempo fuera limitado estaban seguros de que serían los mejores años de sus vidas, y como no, si estaban juntos y casados, con sueños a futuro.
¿Habrían problemas? Claro que sí, pero el amor podía más, el amor siempre puede más
