Ahí estaba yo, tumbada en mi cama a las 2:46 de la mañana sin poder dormir, mirando esas pegatinas brillantes que puse con mi bisabuelo hace unos 7 años, en ese entonces tenía 9 años y me alegro por haber sido tan feliz y haber disfrutado de él, murió hace un par de meses, y aunque le diga a todas mis amigas y a mis padres que estoy bien, es mentira, me afectó muchísimo y no creo poder superarlo, pero da igual, como digo siempre "con una sonrisa mejorarás el mundo, Dara, no tienes porqué traer a nadie contigo".
Miro la hora, las 3:05, me sorprendo un poco por no notar cómo el tiempo se ha pasado tan rápido, vuelvo a mirar las pegatinas fosforitas, son 34 estrellas y una media luna con una sonrisa, desde el día en el que mi yayo murió, digo que esa grande estrella que parece que está cerca de la luna para protegerla, es él y la luna soy yo. Sonrío nostálgica y suspiro por milésima vez cerrando mis ojos para intentar dormir.
Mi madre entra por la puerta y comienza a cantar el cumpleaños feliz, se me había olvidado, ya es 4 de julio, me tapo con la manta cuando mi madre enciende la luz.
- ¡Mamá! Son las diez de la mañana...
Dije en un gemido irritado cuando me destapa para darme un beso en la frente. Le sonrío levemente cuando veo la emoción en su cara y se me escapa una risilla.
-Feliz cumpleaños, cariño
-Gracias, mamá
Dije y acepté su abrazo a pesar de que no me gustaban. Se llamaba Linda, y era todo lo contrario a mí, por eso discutíamos tanto, pero era la segunda en la familia a la que más amaba, en primer puesto estaba mi bisabuela Isa, pero eso no quita la facilidad que tengo para desahogarme con ella.
-¿Has pensado qué vas a hacer?
Yo solo niego con la cabeza y ella me acaricia el pelo suspirando, yo cierro los ojos porque me duele un poco la cabeza
- ¿Porqué no quieres celebrar tu cumpleaños? es lo más bonito que una persona puede hacer por su vida, celebrar que estas vivo un año más.
-No lo sé... No tengo ganas, solo quiero tomarme un ibuprofeno y dormir para que mi insoportable dolor de cabeza se vaya.
Mi madre ríe y me da un ibuprofeno que traía en su bolsillo.
- ¿Quieres ir a la playa? ¡ Wow, que buena idea! ¡Claro que sí!
- ¡ Yo no he dicho eso!
Ella solo da la discusión por terminada, me dedica una sonrisa traviesa y se va dejando la puerta cerrada tras ella, yo suspiro frustrada y me levanto de la cama para vestirme con un bikini y algo ligero para ir a la playa.
Después de un tiempo, que básicamente en estas 7 horas solo he leído y bailado, ya son las cinco de la tarde y mi madre me llama para irnos a la playa, vivimos en Nauru, un pequeño país en Oceanía, hay playas y calas preciosas, por lo que no me resisto y sin más cojo mi móvil y voy detrás de mi madre, mi hermano Xavi y mi padre Anthon.
Al llegar, lo último que me esperaba era ver a mi prima Clara, su primo Leo (del cual llevo colada desde casi siempre) y mis tres mejores amigas: Becky que había venido con su hermana y Vicky y Violet, que son hermanas gemelas, miro sorprendida y pego un pequeño grito cuando Leo viene corriendo hacia mí y me hecha agua con una dichosa pistola.
-¡Leo párate!
Grité y me aferré a su espalda cuando me cogió como un saco de patatas.
-¡Mi cumpleañera favorita! ¿Cómo estás Dara?
Dijo cuando me volvió a dejar en el suelo, con su característica sonrisa, yo me esforcé por no lanzarme a besarle ahí mismo y solo sonreí levemente.
-Has crecido... ¿medio centímetro?
Dijo antes de revolverme el pelo y estallar en risas. Yo medía 163 cm, no era mi culpa que todos los de aquí midieran más que yo. Sobre todo él, podría decir que llega perfectamente a los 180cm.
-No eres gracioso, Leo, nada nadita
-Y por eso se te ha escapado una sonrisilla, ¿no?
Dijo sonriente, yo puse los ojos en blanco y me reí.
- ¿Emocionada por ir a Mojacar?
-mhh... un poco, sí
Dije esta vez siendo yo la que le dedica una sonrisa, después me giro para saludar a mis mejores amigas y a mi prima y todas estas me achuchan entre sus brazos y, entre todos, me cantan el cumpleaños feliz y me dan sus regalos.
Después de habernos reído, mojado y jugado lo suficiente, es hora de irse y cuando ya estamos en la casa, caigo en cuenta de que mi padre no me ha dirigido la mirada en todo el día, ni si quiera un feliz cumpleaños me ha dicho, solo me ha gritado un par de veces esta mañana y yo me lo he tenido que tragar todo, sin responderle, después de todo es mi padre y no le puedo decir ni hacer nada. Suspiro ignorándole a él como él me ha estado ignorando a mí y voy directa a mi habitación para ponerme los cascos y ponerme a leer, me estoy leyendo el arte de ser nosotros de Inma Rubiales, un librazo, me gusta leer porque siempre que lo hago desconecto un rato, me transmite paz de la forma en la que esta autora describe las cosas, no me estreso o no me aburro cuando describe las cosas. He empezado a escribir un libro y me estoy dando cuenta de lo difícil que es escribir algo, tienes que tener imaginación y saber demasiado sobre lo que estás escribiendo. Ahora que sé cómo de difícil es escribir, disfruto aún más leyendo las obras de todos los escritores, tengo al rededor de 100 libros en mi estantería y solo un par de ellos me han dado un dicho bloqueo lector, pero creo que si los cogería ahora mismo, me los leería en un día, obviamente no lo voy a hacer, pero ya lo he pensado un par de veces, me siento mal por los escritores.
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El verano también es confuso
Teen FictionDara una chica con problemas... extraños, tiene problemas con su padre y es muy insegura, a parte de esto, todos los veranos va a un hotel en su pueblo, Nauru, un pequeño país de Oceanía lleva colada por el primo de su prima, Leo, desde hace diez añ...