Betty Cooper es una joven universitaria con padres estrictos y una vida supuestamente perfecta y Jughead Jones es el chico callado y solitario que se enfrentará a muchas cosas sólo por ella. Pero... ¿Podrá su amor triunfar cuando todo está en su con...
Ese día estuvo tranquilo, hubieron pocas clases y pronto todos pudieron regresar a sus casas. Y Jughead tenía pendiente visitar a su novia porque estaba sola en casa.
Betty recién había terminado de preparar ella misma un flan cuando alguien tocó la puerta principal.
—Juggie... ¿Eres tú?— Preguntó Betty, acercándose a la puerta principal.
—Si bebé, soy yo— Contestó el pelinegro, contento.
Betty abrió la puerta con una sonrisa y lo abrazó, besando su mejilla. —Pasa—
—Huele delicioso— Admitió Jughead, adentrándose a la casa de su novia. —Amor... ¿Tu sabes cocinar?—
Betty lo miró y rodó los ojos. —Claro que si. ¿Quien no sabe? Quiero que pruebes el flan que preparé. Ven—
Él la siguió hasta la cocina, Betty tomó un trozo de flan con una cuchara y se la dió a su novio.
—Mmmm... Está delicioso mi amor— Admitió Jughead, mirándola con una sonrisa. —Ahora te amo más—
Betty sonrió, presumida. —Lo preparé para ti—
—Te haré uno, pero con receta italiana— Dijo Jughead. —Te va a encantar—
—Todo lo que venga de tí me encanta Jug— Aseguró la rubia. —Vamos a mi cuarto—
El chico la siguió hasta su cuarto y ahí se acostaron en la cama. Ella estaba sobre su pecho mientras el acariciaba su cabello y ella leía un libro.
—¿Me obligas a ver las películas y también me obligas a leer el libro?— Preguntó Jughead con diversión. —Eso ya es avaricia amor—
Betty lo miró con diversión. —¿Y qué? Además... Los libros son mejores que las películas—
—Siempre lo son— Aseguró Jughead, besando su cabeza. —Podria quedarme aquí contigo todo el día bebé—
Betty dejó el libro a un lado y se abrazó más a el. —Tambien yo, guapo. Te amo—
—Te amo preciosa— Respondió el pelinegro, besándola.
El beso empezó como uno pacífico, pero no tardó en tomar intensidad. Jughead se colocó encima de Betty casi en automático, empezó a acariciar sus piernas desnudas porque la chica usaba un short corto y Betty empezó a acariciar el abdomen de su novio.
Las cosas ya se estaban calentando mucho. Una vez más, Betty sintió ese cosquilleo creciendo en su estómago y se dió cuenta de que lo que estaba pasando era enserio porque su novio estaba empezando a ponerse duro contra ella.
Jughead se separó de golpe y la miró, excitado y a la vez asustado. —No... Esto no es correcto—
Betty lo miró, ya con las piernas abiertas de par en par, confundida. —Pero... ¿Ahora cuál es el problema?— Preguntó, apenas con voz de tan agitada que estaba.
—No quiero faltarte al respeto— Respondió Jughead. —¿Y si tus padres regresan?—
—Juggie... Se fueron hace muy poco y van lejos. Oye... Estoy lista para entregarme a ti— Aseguró. —Tu también quieres, lo sé—
—Claro que quiero— Admitió Jughead. —Pero me importa más tu bienestar, lo juro—
—Lo sé y por eso te amo— Dijo Betty, mirándolo con ternura. —Estoy lista—
Jughead la miró y tragó saliva, realmente temía herirla. —Si vamos a hacer esto... Por favor hazme saber si sientes dolor, si te molesta o si algo de lo que hago no te gusta. Me voy a detener de inmediato si ocurre eso. ¿Bien?—
Betty asintió, un poco nerviosa. —Estoy lista Juggie—
Jughead asintió, tomó aire y se acercó a su novia, besándola con lujuria. Ya ambos sabían lo que querían e iban a hacerlo.
Él se colocó encima de ella, sin dejar caer todo su peso y bajó sus besos al cuello de la ojiverde mientras empezaba a quitar su remera.
Ella empezó a suspirar profundo del placer, se sentía demasiado bien lo que él le estaba haciendo. Luego el terminó de quitarle la remera, dejándola con sus pechos libres porque ella no estaba usando sostén.
El se detuvo para mirarla así, caliente. Miró sus pechos con un inmenso deseo y luego la miró a los ojos. —Eres perfecta— Murmuró.
Betty lo miró, aún perdida del deseo. —Sigue...
El sonrió con superioridad y entonces procedió a besar y chupar sus pechos, haciendo que su novia finalmente soltara lo que podría ser su primer gemido.
Aún no habían empezado y ya estaban tremendamente excitados.
El bajó aún más, pasando de sus pechos hasta su estómago y luego a la parte baja de su abdomen, empezando a desabrochar sus shorts.
—¿Sigo?— Preguntó el, deteniéndose y mirándola a los ojos.
Betty asintió y Jughead terminó de quitar su pantalón para entonces meter una mano entre las bragas de su novia.
Cuando las manos de Jughead tocaron la parte más sensible, ella ya estaba muy mojada. Cuando Jughead hizo presión en la feminidad húmeda de su novia, ella arqueó la espalda y empezó a gemir profundo.
Jughead sonrió, viendo cómo la ponía loca del placer sin haber hecho nada aún y entonces retiró su mano para quitar las bragas de la chica.
Cuando quitó sus bragas, le abrió las piernas de par en par y metió ahí su cabeza, hundiéndose y saboreándola con su lengua.
Entonces ella empezó a gemir más fuerte, apretó las sábanas y movió sus caderas.
El no la dejo llegar, pero entonces se separó para quitarse rápidamente la ropa, dejar su firme erección al aire libre y colocar un condon ahí.
Betty tragó saliva al ver el tamaño de lo que estaba a punto de entrar a su cuerpo, pero aún así abrió mas las piernas, Jughead se le acercó y al momento de penetrarla lentamente y con cuidado la besó profundamente.
Se quedó quieto para que la molestia que ella tal vez estaba sintiendo se fuera y se acercó a su oído.
—¿Quieres que continúe?— Jadeó.
—Si...— Murmuró Betty, apenas con voz.
Jughead empujó aún más profundo en su interior, soltando un gemido al sentir lo estrecha, húmeda y caliente que ella estaba y empezó a entrar y salir de ella con cuidado.
Ella empezó a gemir profundo, fuerte y sentía una deliciosa sensación formándose dentro de ella.
El tomó su mano mientras se lo hacía, la apretó, le dió más rápido y más profundo y el supo que ella tuvo un orgasmo por primera vez cuando sus paredes internas le apretaron el miembro y ella gritó del placer, con lágrimas saliendo de sus ojos.
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