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Hoy en cosas que escribí, pero no seguí porque se me olvido...

En el club, donde la música pulsante llena el aire, pero el pequeño grupo en la esquina parece ajeno a todo lo que ocurre a su alrededor. Momo se cruza de brazos, con una expresión mezcla de exasperación y curiosidad.

Momo: Por fin, ¿Dónde estabas?
Tn: (sonriendo descaradamente) Ah, estaba copulando con unas lindas señoritas llamadas Fe y Esperanza.
Mina: (sarcástica) Tan gracioso como siempre.
Sana: (con un suspiro) Sabes, no salimos del Infierno simplemente para ser cantineras.
Tn: (mirándolas de reojo) Lo sé, pero no las veo quejándose cuando se divierten con las chicas, ¿o sí?

De pronto, todo en el club comenzó a ralentizarse. Las gotas de alcohol cayendo de la botella en el vaso lo hacían en cámara lenta, y la música se distorsionaba. Tn y las chicas sabían perfectamente lo que estaba pasando. El ambiente se llenó de una tensión palpable.

Sana: (mirando hacia la puerta) Visitas, Tn.
Tn: (rodando los ojos) Ah, no me jodas.

Al girarse, su mirada se encontró con alguien que no esperaba ver tan pronto: Jihyo, su imponente hermana celestial, con un porte digno de su linaje. Su expresión era severa y llena de determinación.

Tn: (con una sonrisa burlona) Jihyo, ¿Cómo has estado, hermana?
Jihyo: (fría) Tu vuelta al inframundo debe ser inmediata.
Tn: (mientras fingía revisar su muñeca) Ah, es cierto... déjame revisar mi agenda... ¿Qué te parece el día nueve del mes olvídalo del año mil quinientos? Jamás pasará. Ah, y que madre se entere que ya me jubilé del infierno porque estaba cansado de formar parte de su drama.
Jihyo: (amenazante) Te advierto que no toleraré faltas de respeto para nuestra madre.
Tn: (sin inmutarse) Pues nuestra madre me ha faltado al respeto desde el principio.
Jihyo: (su voz se endurece) No eres más que una burla de todo lo que es divino.
Tn: (con una sonrisa calmada) Qué lindas palabras, hermana.

Jihyo dio un paso adelante, acercándose peligrosamente a Tn. Aunque su actitud permanecía relajada, el aire entre ellos se llenaba de electricidad.

Jihyo: (amenazante) Todos esos demonios, todas esas almas, ¿dónde crees que están?
Tn: (encogiéndose de hombros) No lo sé, no me interesa, y no es mi problema, hermana. Considera ese puesto vacante. Y tú, mi emplumada amiga, vete al infierno.

Los ojos de Jihyo se oscurecieron de rabia. En un abrir y cerrar de ojos, desplegó sus majestuosas alas, con las plumas brillando intensamente, amenazando con cercenar el cuello de Tn, pero él no se movió ni un centímetro.

Tn: (burlón) Hazlo. Si crees que mami no vendrá a regañarte...
Jihyo: (furiosa) Sabes que madre no será piadosa si sigues así.

Con un destello de luz, Jihyo desapareció, dejando atrás un leve resplandor celestial que pronto se desvaneció. El tiempo, que había estado suspendido, volvió a fluir normalmente. La música del club se reanudó, y la bebida que había quedado en el aire cayó en su vaso.

Momo, Mina y Sana miraban a Tn en silencio, acostumbradas a este tipo de encuentros, pero siempre tensas cuando la familia celestial de Tn aparecía.

Mina: (calma) ¿Cuánto tiempo crees que tengas antes de que ella vuelva?
Tn: (sonriendo) El suficiente para disfrutar la noche, querida. Ahora, ¿por dónde íbamos?

La música en el club se desvaneció levemente cuando una figura femenina entró en el lugar, atrayendo miradas y susurros entre la multitud. Era una chica de porte elegante, conocida en el mundo del espectáculo. Se abrió paso hacia Tn, quien estaba sentado con sus demonios guardaespaldas observando el flujo de la noche.

Dalila: (con una sonrisa enigmática) Hola... ¿ya me olvidaste?

Tn: (recostándose en su asiento, divertido) Tú eres famosa, ¿no? Dalila, ¿cierto? ¿Me das tu autógrafo?
Dalila: (riendo suavemente) Si tú me invitas un trago.

Ambos comenzaron a charlar como viejos amigos, intercambiando bromas y comentarios mordaces, pero bajo la superficie, había algo más oscuro gestándose.

Tn: (con un tono más serio) Dime, ¿a qué viniste, Dalila? No creo que estés aquí solo para unos tragos y charlar.

Dalila: (con una risa nerviosa) ¿Crees que le vendí mi alma al diablo?
Tn: (sonriendo de lado) No, eso implicaría que me interesaría tu alma. Mira, todo lo que hice fue conectarte con personas que me debían favores. Y ahora, Dalila, me voy a cobrar ese favor.

Los ojos de Dalila comenzaron a temblar, el miedo se reflejaba en su rostro mientras Tn la miraba fijamente, como si pudiera ver a través de ella.

Dalila: (titubeante) Me asustas...
Tn: (con calma) Y con razón. Lo que te pediré no será fácil para ti.

El silencio entre ellos se hizo pesado. Dalila sabía que el momento había llegado. Sus ojos delataban su miedo, pero había algo más: resignación.

Tn: (fríamente) Pon en orden tu vida. No desperdicies tu tiempo ni tu vida.

Con un ligero temblor en las manos, Dalila asintió. Sabía que no podía escapar de lo que se avecinaba. Tn la acompañó hacia la salida, donde la brisa nocturna los envolvió.

Dalila: (tratando de sonreír) Haré lo que me pediste, Tn. Pondré en orden mi vida. Te lo prometo.
Tn: (con una sonrisa triste) No le prometas cosas al diablo... lo que pase ahora depende de ti.

Se abrazaron brevemente, un gesto de despedida y esperanza rota. Justo cuando se separaban, se escucharon unas detonaciones de arma. Los disparos impactaron en ambos, y una camioneta arrancó a toda velocidad, perdiendo el control y estrellándose contra un autobús que pasaba por la calle.

Tn, siendo inmortal, se levantó casi al instante. Su mirada se posó en Dalila, su cuerpo sin vida tendido en el suelo. Una furia contenida creció dentro de él mientras sus ojos brillaban con un destello infernal. Caminó hacia el lugar del accidente, implacable.

Se acercó al matón que había disparado, quien yacía en el suelo gravemente herido. Tn lo tomó por el cuello, devolviéndolo a la vida solo para enfrentarlo.

Tn: (fríamente) ¿Qué fue lo que hiciste?
Matón: (temblando) P-perdón...
Tn: (apretando su agarre) ¿Te disculpas? ¿Por qué lo hiciste?
Matón: (con la voz quebrada) L-lo hice por dinero...
Tn: (sonriendo de forma cruel) En momentos así, quisiera seguir en el infierno. Me habría divertido mucho contigo, amigo.

Sin darle más importancia, Tn lo soltó y observó cómo el hombre daba su último aliento. Se giró hacia Dalila, se arrodilló junto a su cuerpo y suavemente cerró sus ojos, dejando escapar un suspiro.

Sin decir una palabra más, se levantó y regresó a su club, la ira aún presente en su mirada, pero sabiendo que no había nada que pudiera cambiar. El caos y la muerte siempre lo seguían, sin importar cuánto intentara alejarse de su antigua vida.

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⏰ Última actualización: Sep 13 ⏰

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