Prólogo | El amor es una mierda

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     • Camellya pov's •

     El chico me sujetó el rostro con fuerza y luego sus ojos se clavaron directamente en los míos, mirándome con desprecio y acercando lentamente su rostro hacia el mío, como tantas otras veces lo había hecho; de la misma forma en que yo lo había deseado tantas veces.

     Pero esta vez hay algo distinto: Yo no quiero este beso.

     — Scar, aléjate de mí ahora — dije, confrontando su mirada —. Me da igual lo que digas. Esto se terminó aquí.

     — ¿Y por qué crees que tienes la última palabra en todo esto? — preguntó, entrecerrando sus ojos —. Te recuerdo que estás en mi casa, en mi cama, y que eres mía.

     — ¿Yo? ¿Tuya? — pregunté atónita, sintiéndome ofendida —. Perdón, pero que me haya rebajado tanto para llegar a salir como un tipo como tú no significa que tengas algún tipo de derecho sobre mí-

     Su boca se clavó directamente en mi cuello, arrancándome un gemido y haciéndome recordar el porqué lo había aceptado en primer lugar.

     — No creo que eso último sea verdad — dijo, con un tono cargado de orgullo, reteniendo mis manos sobre mi cabeza y relamiéndose los labios —. Tu cuerpo y tus deseos siguen respondiendo a los míos. ¿Por qué debería aceptar tus palabras si tu cuerpo pide otra cosa?

     — ... De verdad, eres insufrible... — susurré, sintiendo arder la marca tácita en mi pecho —. ¿Por qué te cuesta tanto entender que ya no quiero esta relación? Eres insoportable.

     — ¿Oh? ¿Hice enojar a la pobre señorita? — rió, y luego volvió a mirarme a los ojos —. Y yo que pensaba que solo podría ver esos ojos rojos después tenerte en éxtasis, Camellya.

     — Scar, este es mi último aviso. Suéltame.

     — Me niego, linda florcita. Me perteneces.

     Cerré el puño con fuerza e inmediatamente las pocas flores que él había conservado en su habitación se convirtieron en gruesas enredaderas rojas, obligándolo a retroceder para cubrirse del ataque a la vez que intentaba alcanzar la baraja con cartas que tenía sobre la mesita de noche.

     Yo, por mi lado, sentí mi sangre arder por lo excitante que era verle esquivar cada uno de los lazos rojos y ver como poco a poco sus habilidades iban siendo insuficientes para conseguir salir ileso. Aunque procuré no destruir nada para no llamar la atención de los vecinos (que a este punto ya deben de estar acostumbrados al ruido), sí es estaba cegada por la idea de detenerlo, de lastimarlo y de herirlo por todo lo que había hecho.

     Finalmente, chocó con la pared a sus espaldas y se desconcentró, consiguiendo que la primera gota de sangre cayera de su mejilla, igual que el primer día que lo conocí, pero esta vez no me lancé hacia él para lamerlo y decirle lo interesada que estaba en conocer al chico más problemático de la región.

     Hacerlo sería volver al ciclo de amor tóxico, odio y celos que siento con él.

     Y ya no quiero eso.

     No quiero escuchar más su voz. No quiero volver a sentir su mirada. No quiero volver a saborear sus labios ni su sangre. No quiero que me vuelva a tocar. No quiero que sus dedos me vuelvan a enloquecer. No quiero ni pienso dejar que el calor del momento me haga cometer una estupidez otra vez.

     No quiero más este amor estúpido, que, aunque pintó una hermosa flor roja, manchó todo el lienzo con un color negro repulsivo y putrefacto, perfecto para marchitar y consumir esa flor.

     No quiero esta mierda de amor.

     — No vuelvas a acercarte a mí — dije, una vez logré acorralarlo contra el suelo; una de las vid acercó una venda, en respuesta a mi tonto impulso de querer curar la herida en su rostro —. Olvídate de todo.

Obsession [Scar x Rover x Camellya] | ValDonde viven las historias. Descúbrelo ahora