𝐃𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐎

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¿Cuánta era la probabilidad? Para mí esto fue el destino.
No fueron pequeñas y tontas cosas. Fue un todo.
La palabra en común empezó a cobrar sentido cuando la conocí, cuando la tuve cerca, cuando la sentí.
Aunque era irónico, eran tantas cosas en común pero también tantas cosas de diferencia, y este todo, me hacía sentir unida a ella.
No sé si fueron sus rizos alborotados los que cegaron mi fino cabello o su inteligencia y responsabilidad las que intimidaron mi rebeldía e indiferencia. Puede que me esté equivocando y realmente fueron sus flores favoritas llamadas igual que las mías, Lilies. Pero ¿Dónde queda entonces que ambas tuviéramos muñecas de infancia llamadas de la misma manera?
Aunque no entiendo porque tengo que limitarme a una sola cosa, para mí ese todo me hizo darme cuenta que ella era la pieza faltante de mi rompecabezas.

Dee:

Era agosto del 2021, cuando entré a un nuevo instituto, realmente no quería, extrañaba mi antiguo colegio, en ese estaba planeado a que entrara desde que tenía 3 años, pero la pandemia no aceptó esos planes, así que ahora estaba aquí, pero fue hasta febrero de este año, 2022, cuando empecé en clases presenciales, me sentía realmente nerviosa, sabía que la mayoría se conocían desde secundaria, primaria, hasta kinder o maternal, y yo no conocía a nadie.

En mi primer día de clases me empecé a juntar con una chica de mi anterior colegio, Mavis, ella siempre fue muy extrovertida así que me sentía segura, ella hacía amigos y simplemente me los presentaba, esa era mi vida social, a las pocas horas se nos juntó Santiago, a este chico lo conocí unos meses antes, en exámenes extraordinarios, así que fue fácil llevarme con el. Poco a poco, fuimos juntándonos con más y más gente. De un momento a otro ya éramos un grupo de 10 amigos. Fue ahí donde conocí a Samuel. El lleva años aquí, toda su vida ha estado en este instituto, el conocía a cada una de las personas que pasara por su frente. El se convirtió en mi mejor amigo, me ayudaba y acompañaba a todos lados, gracias a él, la conocí a ella. Winnie.

La primera vez que la vi fue a mediados de julio, había ido a terminar los exámenes finales de mi segundo semestre, estaba paseando con Samuel por las canchas cuando se nos acercó, ella habló un poco con él y después se fue. Sinceramente nuestra primera cercanía no fue lo
mejor, traía un perfume sumamente fuerte a sandía, totalmente asqueroso. Esa fue mi primera reacción, pero yo no sabía quién era, como se llamaba, ni siquiera cómo era su cara, solo su asqueroso y fuerte perfume que me reaccionó un dolor de cabeza.

A principios de septiembre, después de faltar los primeros dos días a clase, la volví a ver, compartíamos una materia, dibujo técnico, ella se sentaba dos mesas frente mío, aunque yo no sabía quién era, hasta que Alana, una chica de mi grupo de amigos, le llamó.

Alana: ¡Winnie! - escuché, ella volteó,
"hermosos rizos", pensé.
Alana: ¿Me prestas tus plumones? - ella aceptó y se los dio.
Dee: Lindos plumones - yo dije.
Winnie: Gracias - respondió ella con una sonrisa y volvió a su mesa.

Pero después de eso no volvimos a tomarnos la palabra, solo una que otra mirada, o una sonrisa, nada más.
Hace unos días empecé a decaer en mi salud, tenía constantes chequeos de sangre, idas a consultorios médicos, depresión, también mi competencia nacional de patinaje sobre hielo estaba a tan solo dos meses, sentía la presión en todo mi cuerpo, y mi grupo de "amigos" empezaba a excluirme, ya no me sentía realmente cómoda ahí, solo me hacían querer llorar y morir, en realidad ya no quería ir más a la escuela. Solo tenía a Samuel así que le conté, el me invitó a pasar tiempo con otro grupo de amigos de él, personas que conocía desde hacía ya años. Estaba nerviosa pero terminé aceptando, no sin antes preguntar los nombres.
Xiomara, Aurora, Carol, Ava, Tonantzi, Kael y Winnie.

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