Merry la batalla en el abismo: Enfrentando los miedos del Pasado

CAPITULO 1: EL ENCUENTRO

    PALACIO DE ROSE FLOWERS 

—Señor, la cena de esta noche se acerca, y el piano está atrapado con el señor oscuro. ¡Tenemos que hacer algo!
El consejero del rey, un hombre sabio con barba castaña, habló con urgencia.

—He intentado rescatarlo, pero esa fuerza es demasiado fuerte. Yo me eché para atrás— el pianista admitió, frustrado.

—¡Diablos! Consejero, necesitamos una solución. No podemos quedarnos aquí de brazos cruzados; tenemos invitados importantes— dijo el rey, desesperado.

—Podría sugerir a la persona misteriosa. Aunque el reino es grande, deberíamos hacer un intento— propuso el consejero.

—¿De verdad? ¿Acaso caerá alguien del cielo como un milagro?— el rey.

De repente, estoy cayendo en picada, sin poder detenerme. Todo se ve tan bonito y flotante. ¡Ayuda! Caí en un jardín lujoso, en un castillo que parece sacado de un cuento de hadas.

—¿Dónde estoy?— murmuré, frotándome la cabeza después del tremendo golpe.

—Creo que se escuchó un golpe en el jardín, señor— dijo un guardia.

—Entonces tenía razón— comentó el rey, intrigado.

Todo parece flotar: la ciudad, el jardín. Es como un laberinto encantado. Decidí recorrerlo. La fuente en el patio principal es hermosa, y los jarrones con flores huelen increíble.

—¡Huelen rico!— exclamé, disfrutando del aroma de las rosas bien cuidadas.

—¡Oye, tú! ¡No huyas!— gritó un guardia real.

Entonces empezó la carrera. Corrí por el jardín, en diagonal, en círculos, en línea recta. Parecía un hámster en su rueda, intentando escapar de los guardias que no parecían quererme hacer daño.

—Capitana Kate, asegúrate de que no le hagan daño. Ella podría ser la persona misteriosa de la misión— ordenó el rey.

—¡Enseguida!—dijo la general, colocándose su casco.

Me escondí en un jardín zen, esperando que no me encontraran. ¡Es hora de entrar al castillo! Madre mía, los detalles en mármol y oro son impresionantes. Es un castillo victoriano. Más tarde lo observaré en detalle. No tengo tiempo ahora.

—Espero no ser descubierta. He estado corriendo durante diez minutos y los he despistado, pero oh no, alguien me detuvo.

—¡Oye! No soy una intrusa ni una saqueadora, solo llegué aquí por arte de magia— le expliqué a una chica rubia, alta, con una armadura dorada.

—¿Quién dijo que eras una intrusa?— preguntó un caballero rubio, alto, con un elegante traje, capa y corona.

—¿Cómo llegaste aquí, niña misteriosa?— inquirió un hombre sabio.

—Ni yo misma lo sé. Simplemente caí de esas nubes y terminé aquí— respondí, tratando de encontrar una explicación que tuviera sentido.

—Bienvenida a "Rose Flowers", señorita misteriosa— dijo el rey.

—Tu atuendo es muy ajustado— comentó una modista, mirando mi ropa deportiva con curiosidad.

—Es ropa deportiva— expliqué. Ellos no entenderán los atuendos modernos de mi época.

Me llevaron a una sala para tomar el té. Me siguieron la capitana, el consejero del rey y, claro, el rey. Me sentaron en una silla acolchonada de color rojo y dorado, y comenzaron a hacerme preguntas.

—¿Chica, a qué vienes?— preguntó el concejal.

—Oigan, de verdad, solo llegué de la nada por un túnel rosa— repetí, intentando explicar mi presencia.

—¿Queremos una respuesta?—preguntó la capitana, claramente impaciente.

—Ok, una chica muy parecida a mí me dijo que la siguiera. Oigan, en verdad, ¿qué hago aquí?—respondí, tratando de entender mi situación.

—Es una niña realmente chistosa y habla mucho—comentó el consejero.

—Ni siquiera he terminado de hablar y no soy chistosa. El se equivoca.—dije, algo molesta.—Llegué aquí porque, como mencioné, una chica me dijo que tenía una misión y que me ayudaría a encontrar respuestas sobre algo que busco—intenté aclarar mi propósito.

—La chica guía, concejal, ella puede ser la elegida. Chica, si es así, en efecto, tenemos una misión para ti—anunció el rey, con un tono más serio.

—¿Gusta una taza de té?—preguntó una jirafa que habla. 

—¿Acaso tú hablaste?—dije, volteando hacia la jirafa con traje y moño. Esto está empezando a ser un poco raro.

—No seas grosera con Albert. Me disculpo, parece que a esta chica le faltan modales—dijo la modista, regañándome amablemente.

—No, oye, sí quiero té y gracias, eres muy amable—respondí, tratando de ser educada.

—Chica, Kate tiene una reunión. Dale un paseo por el palacio y explícale la situación a la pequeña—ordenó el consejero.

—Es usted muy grosero. Oh, decir usted, caballero, se pasó de la raya—repliqué, con un toque de indignación.

—Si fui grosera, me disculpo en verdad—dije. 

Recorrimos los pasillos adornados con candelabros lujosos, techos tallados en mármol y un gran piso de azulejos. ¡Qué detalles artísticos! Las pinturas en las paredes son muy bonitas y detalladas.

—Nos encontramos en el gran salón de baile. Aquí recibimos a la gente del reino y a todos nuestros visitantes en el gran baile y cena anual de reinos— dijo la capitana, dejándome recorrer el salón rápidamente.

Pasamos por la cocina real, repleta de postres, especias y comida fresca.

—Gracias por el pastelillo— dije, mientras pruebo uno.—Pido disculpas. Soy amante de los postres— se disculpó la capitana, con una sonrisa.