Mi palabra favorita es mar. Nunca lo había pensado conscientemente, pero significa mucho para mí. Es un lugar mental, imaginario donde huele rico, sabe a sal y pica en la piel, donde los días pasan rápido y sin que te des cuenta. Pero mar en lo real también sabe a nieve de limón o mango con chamoy, huele a madera quemada y se siente como familia.
En un ejercicio en clase el profesor nos pidió que un compañero ilustrara nuestra palabra, la colega que se encargó de mi palabra dibujó a lápiz, suave y muy literal, sin embargo, la estrella que está en el centro del dibujo fue mi parte favorita, pues desde hace un tiempo siento que las estrellas son algo muy bonito muy íntimo. Tal vez no llegó a la expectativa que yo tenía del sabor o el olor, pero se trasformo en algo más.
También en ese mismo ejercicio, al preguntarle a inteligencia artificial por un mar de nieve de limón y olor a quemado, me dio como resultado algo muy simple, hasta agrio. Lo que para mí significa mar está completamente alejado de lo que me dijo la inteligencia artificial.
Al pensarlo bien, me parece que mar tiene un nuevo significado, que se va juntando con todo lo demás. Ahora es un lugar para amar a las personas que hay en nuestra vida y nos hacen sentir llenos de todo, de risa y de vida.