Capitulo 5- No entiendo nada

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La vida en la casa parecía empezar a las siete de la noche, era cuando Kieran, Cieran y sus padres parecían estar más activos, si estaban despiertos en el día, pero se les miraba cansados o no se les miraba.
Yo también era una persona nocturna, sin embargo en algún punto de la noche me daba sueño y ellos parecían pasar toda la noche despiertos. Por suerte los chicos, que eran los que tenían sus habitaciones más cerca de la mía, eran silenciosos, a veces sentía que estaba sola en la gran mansion, eso hasta que Kieran pasaba a visitarme.

—Mañana comenzarán las clases, querida —La voz de Liliam me sacó de mi concentración.

Estábamos todos reunidos tomando el té, eran las cinco y algo de la tarde, el sol estaba cayendo lentamente y podía verlo a través de la ventana del gran salón, me hubiese podido pintar otra cosa que no fuera el incendió, siempre que lo intentaba no podía continuar la pintura.

—Si, comprendo.

Mi voz era fuerte y clara, había comprendido que a Liliam le gustaba que diera respuestas fuertes y claras, sin titubear, ser parte de esta familia era complicado y empezaba a hacerme sentir insuficiente. No porque ellos lo dijeran, pero sabía que tenía que ser diferente a como era realmente.

Tomé una galleta del plato y tomé un poco más de té, Kieran se acercó y me rodeó con su brazo, me sentí un poco incómoda, no por su cercanía sino por la presencia de los demás.

—Hijo, creo que te estás tomando demasiadas atribuciones con Adara, quiero que recuerdes que es tu nueva hermana —Matius despegó la mirada de su periódico y la posó en nosotros.

—Que yo sepa los hermanos se pueden abrazar ¿No? —replicó.

Cieran se removió incomodo en el otro sofa, frunció el ceño. Kieran por otro lado no levantó su brazo de dónde estaba.

—No es sólo eso. La miras... Diferente y tú sabes su posición en esta familia. Es decir, no puedes encariñarte con ella —gruñó—. No de esa manera.

Tragué saliva y puse distancia entre Kieran y yo, para ser sincera no quería, lo cálido de su abrazo me hacía sentir tranquila.

—Tambien quería comprender el porque entran a su habitación ¿No les hablé claro antes de ir a buscarla al convento?

Esto último me descolocó ¿Habían reglas de las que yo no estaba enterada? No sabía que ellos no debían entrar en mi habitación y aún así a Kieran y Cieran parecía no importarles en nada.
La conversación pasó a otra cosa, yo tomé un libro y me recosté en el sillón individual a leer tranquilamente mientras los demás hacían lo suyo, era bastante agradable que me estuvieran tomando en cuenta para alguna actividad, aunque nos fuéramos al otro día a sabrá Dios donde.

Los Mors era una familia extraña, aunque no es como que conociera muchas familias, en realidad no conocía ningún, mi familia eran las personas del orfanato y ya no era así. Me sentía contrariada, extrañaba a la hermana justa, pero también me gustaba, en algunos momentos, ser parte de esta familia.

Los días y las horas en la mansión parecían pasar muy rápido, de un momento a otro tenía que asistir a tomar el té y luego ir a la cena, cada cena parecía importante para ellos, se vestían bien a pesar de estar en casa, si fuera mi desición vestiría pijamas todo el día.

En la cena nos acompañó el señor que me había descubierto espiando y la madre de Thais, aunque la última no la acompañaba, tenía que prepararse para el internado, estudiariamos todos juntos "Yei".

—Cece, espero que la comida sea de tu agrado —Liliam tenía una sonrisa cínica plasmada en su rostro.

La mujer llamada Cece la miró con molestia, no había provado bocado. Linus, el hombre que la acompañaba cambio su plato por el de ella, a él le habían servido carne y a ella mariscos.

Luna de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora