3 - Narrador & pasado

298 25 38
                                    

Así es como ambos, separando un poco sus caminos, comienza la fase de 'espacio', ¿cuánto tiempo? Pues no lo sabréis ya que puede cambiar o ser muy aleatorio. Solo ellos dos sabrán cuando es el momento correcto. Son pacientes, pueden esperar el tiempo que haga falta.

Pero aún así... ¿cuánto tiempo? [...]

—¡Tsukki! —saca de sus manos lo que ha conseguido, para sí mostrárselo a su mejor amigo. Sonríe como el inocente pequeñín que es. Tan tierno y mono como siempre, junto el flechazo que siempre aceitera en el pecho del rubio.

—Ostras, que chulo —son tan pequeños que las diferencias o cosas como cariños entre mismo sexo no están mal vistas.

—Por cierto... ¿sabes que significa que tu mamá te pegue? —el rubio lo mira confundido y con el ceño fruncido. Yamaguchi enseña su brazo mostrando algunos moretones pero manteniendo su sonrisa—¿Sabes qué significa? —lo sabe más que de sobra. Aunque sea un niño de apenas cuatro años, no es tan gilipollas.

—¡Tu mamá está loca! ¿Cómo puede hacerte esto? Las mamás no pegan, las mamás cuidan y aunque te hagas daño por una caída, ella te curará. Pero que ella sea el motivo de tu herida y encima no te cuide, eso no es de ser una mamá buena. ¡Hay que llamar a la poli!

—¿La poli? ¿Mi mamá es mala? Si lo dices tú tiene que ser verdad. ¿Cómo llamamos? —su cara tierna saca una sonrisa junto un suspiro por parte de Tsukishima quien le acaricia la cabeza y coge su mano para arrastrarlo.

—Mira, sígueme, se donde están los polis. Es en una comizardia —no sabe pronunciarlo bien, pero Yamaguchi lo repite porque sí su rubito lo dice, será así, porque confía en él, porque sabe que él si lo cuida y que si se cae, él lo levantará.

—Gracias, Tsukki —muestra su gratitud reforzando el agarre llegando a la comisaria de policías antes de lo esperado. El rubio, como respuesta, solo suelta una pequeña carcajada inocente pero llena de amor.

Frente ahí, intentan entrar pero no saben cómo. Es ahí cuando Tsukishima aún con la mano en la de su mejor amigo, grita para llamarlos—¡Polis! ¡Ayuda, por favor! —está así un rato, pero no hay respuesta.

—Déjalo, no responden.

—¡No! Tienes que huir de tu mamá —aprieta más su mano. No va a soltarlo y va a hacer lo posible por que un policía salga de ahí. Pero rápido, Tsukishima quiere que salga ya, necesita sentirse seguro al saber que la madre de Tadashi no vuelva a tocarle ni ponerle un dedo encima.

El mismo se queda a ver como su amigo Kei sigue llamando a alguien. Justo sale un policía arrodillándose para estar a su altura. Sonríe dulcemente—¿Pasa algo, pequeños? —Kei es tan pequeño que sus gritos casi no se escuchaban, pero al fin sí, y ha venido alguien detrás de varios a socorrer ayuda.

Kei moviendo sus manos cogidas da a entender que hable. Pero este por el miedo solo se pone más cerca de él—La mamá de Yamaguchi lo pega. Mírale el brazo, está lleno de golpes y moretounez.

Algunos policías se miran entre sí, ¿pegar?—¿Podemos verte el brazo, pequeñín? —solo asiente y se arremanga para dejar ver, efectivamente, los moretones de lo que hablan. Por ello, hacen que ambos entren con ellos a unas sillas de plásticos. Pero manteniendo su agarre.

Se oyen a veces de los policías que pasan frases cortas como "hay dos niños aquí con problemas graves". "Id de inmediato a esta dirección, hay que arrastrar a una mujer". "Rápido, chicos".

Tadashi tiene miedo, se pone más cerca de él y apoya su cabeza en el hombro. Kei deja que se apoye, es más, pasa su mano por detrás para rodearlo y hacer que se sienta más seguro—¡Siempre te protegeré Yamaguchi! Asique cuando seamos mayores, pídeme que me protejas ahora tú a mí. Será como un compromiso, como una promesa de pareja —son tan pequeños.

—¿Entonces nos casaremos? —Kei ríe, le pilla de sorpresa. Aún no saben exactamente que es casarse, pero si saben que lo usan aquellas personas a las que quieres y son tan especiales que nunca querrás separarte de ella.

—Sí. Y es más, te lo pediré cuando tú tengas que protegerme a mí, para así, volver a cuidarte yo por el resto de la eternidad. Nadie podrá tocarte. Nadie te hará daño. Porque si quieren hacerlo, tendrán que luchar contra mí, y yo soy tan fuerte por ti que nadie podrá ganarme.

—¿Nadie? —sonriendo, ama a su amigo de una manera tan inocente.

—Nadie.

El mismo policía de antes se acerca a ellos dos. Les acaricia unos tres segundos la cabeza, dispuesto a decirles algo duro, pero alegre a la vez. Y como son niños, esa mezcla los confundirá, pero deben hacerlo, es su deber, no quiere mentir a unos niños tan buenos y de apariencia amable.

—Yamaguchi, ahora vivirás con la mamá de tu amigo. ¿Vale? Ella, tu mamá, va a estar encerrada —intenta simplificar las frases para que lo entiendan—. Mira lo bueno, nadie te pegará y podrás estar con él mucho más rato, podréis jugar más e incluso haceros más cercanos.

—¿Mi mamá encerrada? —no le duele, le alivia—¿No me harán daño más? —sonríe, abraza al policía más confiado y agradecido—¡Gracias! ¡Voy a poder estar bien y no me dolerá el brazo cuando quiera jugar o la pierna cuando quiera correr!

El policía quiere llorar, cuanta inocencia y pureza. Se nota, se siente que es un buen chico. Sorbe la nariz intentando permanecer profesional. Pero es tan considerado, tan amable y tan mono. Le gustaría adoptarlo. Lo haría si la madre de Kei no hubiera pedido la custodia de Tadashi para darle alojamiento de forma más legal.

—¿Te portarás bien?

—¡Sí!

—Muy bien —vuelve a revolver los cabellos rebeldes de color verde. Le sonríe—, así me gusta. Ahora, vendrá la mamá de tu amigo a por vosotros, ¿vale? Esperad aquí un poco más —asiente con la cabeza volviendo a colocarse junto a Kei. Este mismo que se alegra profundamente de él, aunque siendo tan pequeño, no entiende que es alivio, solo que lo quiere más.

Así, es como la madre de Yamaguchi fue declarada culpable por el juez y fue a prisión. Yamaguchi grabó ese día, grabó cada palabra, cada roce, cada mirada y cada cosa atesorándolo. Siempre se ensimisma volviendo a vivir aquello. Se puede decir que ese día se enamoró de él, aunque ya lo estuviera y ni lo sabía. Eran tan pequeños.

Que... hasta se pidieron matrimonio de una forma demasiado inocente e infantil. Fue como una declaración, una petición. Eso le provoca satisfacción al corazón, una que dice "si me hubiera rechazado, aún así sabría que yo le gusté de pequeños".

Algo es algo, y lo guarda, lo añora, lo ama, lo quiere y nunca, nunca pero nunca de los jamases dejará que alguien le arrebate eso. A no ser que sea el mismo Tsukishima para crear unos nuevos y mejores, mucho mejores.

 A no ser que sea el mismo Tsukishima para crear unos nuevos y mejores, mucho mejores

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"P♡PULAR" [ Tsukiyama ] [ ベガ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora