Narrador Omnisciente
En el hospital, el aire estaba impregnado de un silencio inquietante, interrumpido solo por el suave pitido de las máquinas y el murmullo de las enfermeras. Las habitaciones estaban llenas de héroes y artistas marciales, todos gravemente heridos, con vendajes que cubrían heridas abiertas y moretones que hablaban de batallas recientes. Entre ellos, Krilin estaba tendido en una cama, su rostro pálido y su cuerpo adolorido, con una expresión de resignación que parecía habitual en él.
El Maestro Roshi, con su característico aire despreocupado, observó a Krilin desde la esquina de la habitación. "Esta vez fue Krilin," murmuró con una sonrisa irónica, "pero no hay que preocuparse, le pasa a cada rato. Es más, es un milagro que siga vivo." Su voz carecía de la preocupación que uno esperaría en un momento así, como si cualquier herida mortal fuera simplemente un mal día para su alumno.
Maestro Roshi
Saitama, con su rostro impasible, se acercó y echó un vistazo a Krilin. "Ya se murió," comentó, casi como si estuviera hablando del clima, tan despreocupado como siempre. La realidad de que Krilin muriera con frecuencia había perdido su impacto; era un ciclo que todos aceptaban.
Saitama
Gen, la joven heroína que apenas empezaba a comprender la magnitud del mundo en el que estaba, miró a Saitama con curiosidad. "Sensei, ¿no vamos a cuestionarnos cómo es posible que muera y reviva varias veces al día?" Su voz temblaba con asombro, sin saber que la habilidad de Krilin era un tema que se discutía a menudo entre los héroes.
Gen