Too Sweet (Especial I)

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Advertencias: Ninguna, esto es muy lindo.

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~•~

Sukuna abrió los ojos, era más de media noche, lo sabía por la forma en que la luna se colaba en la ventana de madera.

—Ryomen…¿Estás bien? —preguntó la joven castaña a su lado, vestida con uno de los camisones de seda que Sukuna consiguió para ella, blanco puro.

El de cabellos rosas no dijo nada, solo se acostó, enterró la cabeza en el arco de su cuello y soltó algo similar a un quejido.

—Estabas llorando —comentó la femenina—. ¿Fue un mal sueño? ¿Otra pesadilla?

El mayor asintió, sin dejar de abrazarla, se atrevió a alzar la cara, dejándole ver las lágrimas gruesas que caían de sus cuencas oculares y que parecían no tener fin—. Soñé que te perdía.

Hina posó sus delicadas manos en sus mejillas, sin importarle que algunas de las gotas saladas cayeron en su cuello—. No pasará eso, lo juro, estaremos bien.

El mayor la besó lentamente, tan suave hasta que ella parecía caer dormida otra vez—. Lo sé…solo fue un mal sueño —murmuró aceptando su calidez, dejándose cuidar por aquella mujercita, alzó su ropa dejándola desnuda, y la acercó más a su propio cuerpo semidesnudo—. Eres más provocativa así.

La castaña negó—. Estoy cansada…el viaje en barco fue más complicado de lo que imaginé, me dieron muchas náuseas.

Sukuna rió y acarició su mejilla con el dorso de su mano—. Eres invaluable…la cosa que amo más que a nada.

—Lo dijiste —dijo Hina sonriendo somnolienta—. Me amas tanto como yo a tí.

El de tatuajes chasqueó la lengua divertido—. Sí bueno, no es la gran cosa.

El silencio reinó, solo siendo derrocado por el ruido de algunos grillos y otros insectos fuera, su pequeña cabaña era humilde, era todo lo que tenían para pasar la noche, después de todo llegar a las costas de Shikoku fue una travesía. Tomaron el barco esperando no ser reconocidos.

Sukuna besó su hombro desnudo con extraña ternura.

“Comerte sería un pecado, sin duda alguna, pero cuando te ves así…” pensó al verla dormir cómodamente en sus brazos.

Antes era un dulce pajarito, con alas rotas y sin una pizca de libertad, pero poco a poco era más confiada, más libre de sí misma, lo suficiente para recibir amor y amar.

—Que expresión tan tonta —murmuró el mayor besando la clavícula de la joven—. Confías demasiado en mí…eres tan estúpida.

—¿Cómo no hacerlo? Te amo —las palabras salieron con ese tono agudo que tanto amaba el más alto, sin dudarlo apretó a Hina haciéndola quejarse—. Me duele…me vas a romper.

—Soy preso de tí —confesó el de tatuajes, y plantó un último beso en su cuello—. Tú eres mi corazón.

La castaña no respondió, ya estaba dormida.

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-Tres años después-

“Pescar con mis rituales malditos es más efectivo, ella no me deja hacerlo, es una estupidez” pensó Sukuna, se quitó la camisa llena de sudor, dejando ver su piel más bronceada. Caminó por la arena blanca, cargando una canasta llena de pescado, ignorando el sonido de las olas chocar.

—Volví —dijo al abrir la puerta de madera, de una casa justo al lado del muelle—. ¿La mocosa está bien?

Hina volteó, parecía ocupada cargando a una bebé de poco menos de dos años, la niña lloraba, con lágrimas escurriendo por sus mejillas, y pequeños mocos cayendo de sus fosas nasales. La mujer estiró a la niña a su padre—. Sakiko extrañó mucho a su padre —dijo con una sonrisa.

El más alto bajó la canasta rápidamente y tomó a la bebé en sus fuertes brazos—. ¿Es verdad mocosa? Ja, eres igual a mí.

La pequeña tenía su peculiar tono de cabello, y sus ojos a diferencia de ambos eran marrones oscuros, pero igualmente tenía mucho de Ryomen en ella, podía fruncir el ceño como él lo hacía cuando lloraba por su padre.

Hina volvió a su tarea de cocinar algunas verduras para su hija, vió de reojo al mayor jugar con la pequeña Sakiko, le producía tanta ternura verlo sonreír arrogante por tener una parte de él tan bonita, en sus propias palabras “La mocosa es lo mejor de mí, tú ya eres bonita Hina, pero yo por primera vez creé algo hermoso”.

—La mocosa tiene mucha energía maldita —comentó el de ojos rojos acomodando a la pequeña en su pierna para hacerla saltar suavemente—. Serás tan fuerte que no habrá hombre alguno que quiera lastimarte.

—Si dices eso con esa sonrisa da miedo —agregó Hina, sentándose frente a él con dos vasos de té—. Sakiko es una niña muy valiente, nada le da miedo, ni siquiera jugar con algunas lagartijas.

La pequeña bebé redonda estaba tan cómoda con su padre, que prácticamente en unos minutos estaba dormida, tomando su siesta de medio día.

Sukuna besó la pequeña frente antes de llevarla a su pequeña cuna de madera—. Mira esa cara redonda, seguramente será hermosa cuando tenga tu edad.

Hina negó—. Sakiko ya es muy linda, la niña más hermosa de todas.

Ryomen apretó posesivamente la cadera de la contraria, sus pulgares trazaron círculos sobre su ropa—. Eso lo sacó de tí…

La de ojos verdes se puso de puntillas y besó su barbilla. Lo mejor de que Sukuna regresaba era poder besarlo, poder decirle con gestos y caricias lo mucho que lo amaba.

El mayor la levantó como un saco de patatas y caminó hasta su habitación—. No vayas a gritar, sabes que a la mocosa le cuesta volver a dormirse.

—Ryomen —la mujer intentó bajar, estaba tan avergonzada como hace años—. Sigo adolorida de anoche.

—Lo mejor para el dolor es volver a ejercitar, ¿Cómo no sabes eso?

La de ojos verdes cubrió sus ojos tan apenada—. Lo que hacemos no es ejercicio.

El mayor dió una palmada en el trasero—. Cómo si no rogaras por más.

Sí, esa era una casa llena de felicidad y amor.

Un hogar para Ryomen.

Una buena vida para Hina

AAAA, que lindo que Sukuna deje de ser un NyE, y sea un buen papá

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AAAA, que lindo que Sukuna deje de ser un NyE, y sea un buen papá.
Sakiko es una niña muy tranquila, pero de temperamento similar al de Ryomen, por eso la ama. En total Hina y Sukuna hubieran tenido tres hijos, una niña mayor y dos niños menores.
Mi Hina hubiera sido una gran madre.
-Honey

𝙏𝙤 𝙨𝙬𝙚𝙚𝙩 [𝙎𝙪𝙠𝙪𝙣𝙖 𝙭 𝙊𝘾]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora