Quizás os estaréis preguntando porque llevo tanto tiempo desaparecido. No hay mucho que explicar, simplemente, mi vida estaba resultando tan maravillosa que apenas tenía tiempo para escribir. Hoy después de tanto tiempo había podido sentarme a hacerlo y por ello, os quiero poner al día.
Los planes navideños salieron perfectamente. Nunca antes había pasado una navidad resguardado en tanto calor.
El día de nochevieja me fui con Olivia, Alba y unas cuantas amigas suyas a una fiesta que habían montado en nuestro pueblo. Era la segunda fiesta que hacía con ellas y sin lugar a dudas, había resultado ser mucho mejor que la primera (creo que no hace falta recordar lo que paso en esa fiesta).
Cuando volvimos a la rutina, Olivia y yo decidimos vernos con más frecuencia de la habitual, por lo que hicimos dos cosas: nos apuntamos juntos al gimnasio y escogimos un día de la semana para comer en una de las dos casas y después ver el capítulo de alguna serie. El día elegido había sido el martes. Los lunes y miércoles íbamos al gimnasio. Estaba todo perfectamente organizado.
En clase, Alba y yo entablamos aun más amistad. Me hacía reír constantemente y, a veces, desconcentrábamos un poco a Olivia.
Siempre había tema de conversación, siempre había miradas con indirectas, siempre había abrazos, siempre había besos, siempre había felicidad cuando estaba a su lado. Llevo saliendo con ella cinco meses. Nos encontramos en febrero. Para ser más exactos, a mediados. Mi vida parecía un auténtico sueño del que por más que lo intentara, nunca despertaba y menos mal, por de ser verdaderamente un sueño, no quiero hacerlo nunca.
Empezamos una nueva semana. No es nuestra undécima semana de relación, pero si es la undécima semana que decido narraros.
El lunes, como os he contado anteriormente, fuimos al gimnasio. Era bastante grande y poco a poco iba dominando todas las máquinas y los ejercicios que allí se encontraban. En un primer momento me daba algo de vergüenza ir. Yo creo que sino lo hubiera hecho con Olivia, nunca hubiera tenido la iniciativa de continuar.
Tras una hora y media de entrenamiento, volvimos a casa.
Al empezar el segundo día de la semana, Alba nos contó que estaba pensando en apuntarse con nosotros a lo del gimnasio, pero ya que llevo conociéndola desde hace un tiempo, sé perfectamente que si se apunta, va a durar dos días.
El instituto fue como siempre, aunque bueno, estábamos con bastantes exámenes esa semana y era un poco agobiante.
Aquella tarde fui a comer a casa de Olivia. Teníamos algo de pasta, más que suficiente para calmar mi hambre.
Tras nuestro capítulo, Olivia me miró fijamente a los ojos. Tenía pinta de que quería decirme algo. Cuanto más me fijaba en esa mirada más notaba la preocupación en sus ojos. Era la primera vez que veía aquello viniendo de ella. Empecé a asustarme.
- ¿Te acuerdas de cuando te fui a contar algo pero al final te dejé con la intriga? -. Preguntó angustiada.
Me acordaba perfectamente de ese momento. Llevaba mucho tiempo deseando saber la respuesta a esa pregunta.
-Sí.
-Ya lo consulté hace tiempo, pero no encontraba el momento para decírtelo.
-¿Decirme qué?
-El verdadero motivo por el que me presenté en tu casa para pedirte que fuéramos amigos.
-¿Es malo?
-No, pero hasta este momento te he estado mintiendo y me siento culpable.
-No seas tonta amor. Cuéntamelo sin miedo.
Me miró fijamente a los ojos.
-En primero de la ESO Alba se fijó en ti. Quiso acercarte y decírtelo, pero nunca fue capaz, sobre todo al ver como te trataban los demás, como te insultaban, como te dejaban en ridículo. A pesar de que le atraías, no quería que se rieran también de ella por salir contigo. Con el tiempo trató de olvidarse de ti y lo logró hasta el mismo momento en que te volvió a ver en clase. Era la primera vez que os tocaba juntos, pero, sin embargo, esta vez yo también sentía algo por ti. Habías cambiado y me gustabas. Decidí conocerte pero sin antes decirle a Alba que me gustabas. En teoría iba a tu casa para saber más de ti antes de que Alba se decidiese. Me inventé que nos habíamos peleado para que te juntaras más a mí y, de esta manera, ayudar a Alba a saber más de ti, pero eso solo hizo que me enamorara más de ti. Al poco tiempo se percató de como te miraba. Llevaba sin mirar de esa manera a nadie desde hacía mucho tiempo. Habló conmigo tranquilamente y le conté toda la verdad. No se enfadó, pero se sintió dolida por haberla mentido. Por esto mismo no quise decírtelo, no quería que tú también te sintieras dolido. Además, me daba miedo de que si te entrabas de que le gustabas a Alba fueras a incomodarte si estabas con ella.
-Guau, nunca me había pasado que dos tías se interesasen por mí al mismo tiempo. Debe de haberme pasado algo realmente extraño.
Se rio.
-Ese no es el tema.
-No te preocupes por nada. Me alegra que me lo hayas contado y me alegro más todavía de que Alba fuese tan comprensiva. Espero que le dieras las gracias. No todas las amigas reaccionan tan bien cuando, de cierta manera, les robas al tío que les gusta.
-Lo sé, se lo agradecí todo el día.
Tras aquella declaración por su parte pensé que la semana iba a ir a mejor por la confianza que había tenido, pero no tardé mucho en descubrir el verdadero motivo por el que mi novia ocultaba una mirada envuelta en preocupación. Los ojos llorosos no eran por contar la verdad del inicio de nuestra historia.
Saltemos directamente al jueves, para ser más exactos, a la tercera hora del horario escolar. Me encuentro con Alba de camino a la siguiente clase. Olivia se ha ido al baño y hemos quedado con ella directamente en nuestra próxima clase.
-Que ganas de acabar ya-. Se quejó Alba.
-Ya ves. Estoy deseando disfrutar mi primer verano con Olivia.
En ese momento alcé la mirada, la cual estaba mirando fijamente al suelo en un intento por no tropezarse con la cantidad de niños que allí había. Me pareció distinguir a una chica parecida a mi novia de espaldas. No estaba seguro de si era ella, por lo que le pregunté a Alba.
-Hablando de Olivia, no será esa, ¿No?
Alba se asustó de repente y me alejó corriendo de allí.
-¿Qué pasa? No estoy entendiendo nada, ¿Era Olivia?
Estábamos escondidos detrás de un pequeño muro. Alba hiperventilaba mientras me miraba con miedo. No quería responder a mí pregunta, pero ese silencio me había dejado más que claro la respuesta.
-¿Estás segura?
-Sé reconocer a Olivia.
-¿Y quién era el otro?
-Me encantaría responderte a eso, pero no lo sé ni yo. Por eso estoy así. Tampoco lo sabía. No es propio de ella...
Alba continuó hablando pero yo no la escuchaba. Era incapaz. Acabábamos de descubrir a Olivia pegada a otro tío totalmente desconocido para nosotros. Se estaban liando en mitad del pasillo sin miedo a ser vistos. Mi chica perfecto no podía hacerme esto. Seguro que era una equivocación. Seguramente el chaval se había lanzado y Olivia no había tenido tiempo de despegarse. Es imposible. Es totalmente imposible que mi novia, aquella chica de la sonrisa perfecta, aquella chica que se encontraba en las páginas de mi diccionario, aquella chica que había conseguido que me hundiera en su mirada, me hubiera puesto los cuernos. Por más que intente creerlo, vuelvo a repetir, es imposible.
-Es increíble que te esté poniendo los cuernos-. Terminó Alba.
Bueno, puede que sí sea posible. ¿Qué voy a hacer yo ahora?
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Mi significado de estar enamorado
Genç KurguA un pequeño paso de graduarme de la ESO, llega el momento de comenzar mi historia de amor con Olivia, una chica que desde el primer día me demostró que ella sería mi felicidad. Al fin he conseguido salir con ella y ahora voy a hacer todo lo posibl...