RAIKO
Nunca me habían sudado las manos, nunca hasta ahora.
Miro a la mujer que tengo al lado y casi como inercia hago una mueca, es posiblemente el único sentimiento que tengo hacia ella; desagrado, el más puro y duro.
Todavía no sé cómo llegué hoy hasta aquí o como estos planes de boda siguieron sin mi consentimiento a pesar de que dejé bien claro que no me casaría con ella.
Mi familia no entendió, su familia no lo entendió y ella era la que menos lo entendía pero a mí me importa un carajo, ellos querían una unión para fortalecer nuestras empresas sin sospechar si quiera que yo no lo necesito, no necesito su familia, ni su apellido y menos una esposa.
¿Quién carajo quiere casarse?
Eso es una mierda.
Estar con una mujer el resto de la vida, aguantar sus constantes cambios de humor, su celos y toxicidad, tener que estar dando explicaciones y que luego quieran atarte con un hijo o más.
No es lo mío y no es para mí.
Yo prefiero la soltería pero con el rumbo que lleva esta boda por alguna razón desconocido saldré de aquí con un anillo en el dedo anular y una serpiente enganchada al brazo.
Un escalofrío me recorre el cuerpo solo de pensarlo y rezo a dios a pesar de ser ateo por un milagro divino que me ayude a salir de éste lío.
El cura sigue con su cháchara mientras siento la mirada de la mujer a mi lado en mí pero la ignoro como todo un campeón.
Me imagino lo raro que me veo tieso como una estaca y con la expresión en blanco.
Estoy pensando en las miles de millones de excusas que le daré a mi "esposa" para mantenerla lo más alejado posible de mí cuando a lo lejos escucho algo que suena como el coro de los ángeles.
— ¡Yo me opongo!
La ansiedad va bajando los niveles en mi cuerpo en lo que la emoción y la adrenalina van en aumento.
Giro la cabeza en la dirección de tan dulce voz y me encuentro al final del pasillo una mujer que no debe de tener más de veinticinco años con un vestido ajustado a su presiosa y sensual figura de color negro, el pelo liso y suelto le cae mucho más abajo de los hombros y algunos mechones le rodean su bonita cara, la chica es preciosa y con la confianza que desprende lo sabe y lo aprovecha perfectamente.
El bonito caramelito de leche que acaba de salvarme el día comienza a caminar con firmeza hacia nosotros pero a medida que se va acercando el rostro le va cambiando totalmente y el desconcierto va adornando sus hermosas facciones.
No puede ser.
Me muerdo el labio inferior intentando ocultar la risa que me produce la locura de ésta chica, estoy más que seguro que se confundió de iglesia y vino a parar aquí, sea como sea no pienso desperdiciar ésta oportunidad.
Doy un paso a delante pero el agarre delicado en mi muñeca me impide seguir avanzando.
— Raiko ¿Qué haces amor?
Miro el agarre, luego a la que iba a hacer mi futura esposa y luego al caramelito que está más cerca ahora de nosotros.
Una idea se forma en mi cabeza y aunque es muy arriesgada sé que puede funcionar, sólo espero que ésta chica aún sin conocerme pueda ayudarme y me siga el juego.
Me suelto con delicadeza y miro directamente a los ojos de Ailín que se ve sorprendida y a la vez asustada, creo que se huele algo y tiene miedo de lo que puede pasar a continuación.
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¡Yo me opongo!
Storie d'amoreLa gente piensa que 24 horas es poco tiempo. En realidad yo también pensaba lo mismo. Pero cuando intentas impedir una boda, terminas en una distinta, te vas con el novio, intentas impedir la correcta, te peleas con la novia, con la arpía de la madr...