Melodie era una mujer de palabra. Tal y como le había prometido a Janet, en cuanto regresó a Seúl lo primero que hizo fue ordenar volver a los Los Ángeles, pues estaba interesada en comprar una propiedad y mudarse allá.
Esta decisión, en apariencia tomada tan abruptamente por la artista, dejó a todos atónitos. Como cualquier coreano promedio, la chica era sumamente apegada a su tierra y odiaba cuando tenía que salir de ella. Aun así no dio tiempo a titubeos de nadie, y al chasquido de sus dedos todas sus órdenes eran acatadas.
En medio de todo el tumulto, Jin-young Park, que siempre se encontraba cerca de su estrella, miraba con secreto interés todo esto. Nadie había más impresionado con la decisión de la artista que él mismo, que sabía cuánto detestaba otros países que no fueran Corea.
No obstante, por el momento decidió no confrontarla. Quería seguir observándola y ver qué era lo que hacía. Por supuesto, en pocos días Melodie regresó a Los Ángeles para revisar las diversas propiedades que había en venta en las zonas más caras de la ciudad.
La joven, tan diva como era, siempre revisaba todo con meticulosidad, verificando que lo que sea que fuera a adquirir estuviera a su altura (y podía tardar varios días en decantarse). No obstante, en la primera mansión que visitaron, en cuanto el vendedor de bienes raíces terminó de darles todo el recorrido y de explicarles los detalles de la propiedad, la coreana respondió:
—Está bien, la quiero. Jin, dile a Jiho¹ que se encargue —ordenó sin mayor interés.
El hombre se hubiera sentido profundamente molesto de que la muchachita lo tratara de sirviente de no ser porque no podía dejar de estar impresionado por este detalle. Era la compra más rápida y sin más problemas que Melodie había hecho, tan quisquillosa como era.
Y, estando de nuevo en la limusina para regresar, no pudo evitar preguntarle al respecto.
—Ni siquiera te detuviste a mirar los detalles de la mansión con detenimiento. ¿A qué se debe? —interrogó entrelazando los dedos. Melodie ni lo volteó a ver.
—Me gustó desde que la vi por fuera, y mi buen gusto e intuición no se equivocan, es todo —se limitó a responder mientras tecleaba rápidamente en su celular.
También había notado eso: lo pendiente que estaba al teléfono. Usualmente era apegada a este aparato por sus redes sociales, pero últimamente lo usaba más.
Jin fingió estar satisfecho con la respuesta. Estaba claro que había algo más, pero tampoco se lo iba a sonsacar. Luego averiguaría qué se traía entre manos.
El manager no se imaginaba la prisa y ansias que tenía la artista por ver a la señorita Parker y cómo quería hacer todo lo más rápido posible.
En cuestión de menos de una semana, Melodie ya estaba instalada en Los Ángeles. Si bien era cierto que en el fondo la chica se quejaba porque prefería su país natal, sentía que valía la pena si podía así estar cerca de Janet.
Pero había algo que la irritaba particularmente: Jin.
—¿Es necesario que vengas conmigo? —le preguntó fastidiada el día que finalmente se mudó.
—Soy tu representante. Tengo que estar contigo por cualquier cosa, se quiera o no —le respondió impasible.
A él tampoco le agradaba estar cerca de ella, pero era cierto que debía. Además, servía que podía echarle un ojo. Seguía sospechando que le ocultaba algo.
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Había sentido un vacío en su corazón los primeros días que Melodie se fue. Aunque lo disimulaba estando con su hermanita y sus amigos, en el fondo la extrañaba muchísimo.
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The Melody Of My Heart (Janet×Melodie) - [Temporada 2]
Fiksi Penggemar"𝑄𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑖𝑔𝑎𝑚𝑜𝑠 𝑗𝑢𝑛𝑡𝑎𝑠, 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑝𝑟𝑜𝑚𝑒́𝑡𝑒𝑚𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑜 ℎ𝑎𝑟𝑒𝑚𝑜𝑠 𝑚𝑒𝑗𝑜𝑟...". Después de aquella confesión y de bailar bajo la luz de la luna roja, Melodie y Janet comenzaron una relación en secreto. El amo...