Capítulo 1: Reformarlo?

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El sol brillaba suavemente sobre Ponyville, mientras Twilight Sparkle, absorta en su lectura, estudiaba en la sala principal del Castillo de la Amistad. A su alrededor, montones de libros estaban apilados, todos sobre distintos tipos de magia. Ese día en particular, había decidido sumergirse en el estudio de los encantamientos oscuros, una rama que le provocaba algo de inquietud pero que sentía necesario comprender mejor.

—¡Spike! —llamó Twilight desde su escritorio, sin apartar los ojos de un viejo tomo polvoriento—. ¿Puedes traerme el libro de magia oscura que revisamos la semana pasada?

Spike, que estaba en la cocina preparando un aperitivo, entró rápidamente con el libro en sus manos.

—Aquí tienes, Twilight. Pero… ¿por qué sigues leyendo sobre magia oscura? —preguntó el pequeño dragón, levantando una ceja con preocupación—. No es como si necesitaras usarla, ¿verdad?

Twilight sonrió levemente mientras aceptaba el libro.

—No para usarla, Spike. Pero después de lo que pasó con el Poni de las Sombras, pensé que sería prudente aprender más sobre este tipo de magia. Cuanto más sepamos, mejor estaremos preparados si alguna vez nos enfrentamos a algo así de nuevo.

Spike se cruzó de brazos, observándola con desconfianza.

—Sigo pensando que es peligroso. ¿Y si… bueno, te afecta? La magia oscura no es algo con lo que debas jugar, incluso si solo es para estudiar.

—Lo sé, Spike —respondió Twilight con seriedad—. Es por eso que estoy siendo muy cautelosa. No quiero usarla, solo entenderla. La magia oscura tiene reglas y riesgos que debemos conocer para poder derrotarla si volvemos a encontrarnos con ella.

Antes de que Spike pudiera replicar, un ruido familiar interrumpió la conversación. De repente, un pequeño estallido verde emanó de la boca de Spike, seguido por una carta de la Princesa Celestia que cayó al suelo.

—¡Una carta de la Princesa Celestia! —exclamó Spike, recogiendo el pergamino rápidamente.

Twilight frunció el ceño, extrañada. Celestia no solía enviar mensajes urgentes tan seguido, sobre todo no en medio de días tranquilos como ese.

—¿Qué dirá esta vez? —murmuró Twilight, mientras abría el sello real y comenzaba a leer la carta en voz alta:

"Querida Twilight, necesito tu ayuda con un asunto urgente y delicado. Por favor, ven a Canterlot lo antes posible, y ven sola. Es de suma importancia y requiere tu total discreción. Con afecto, Princesa Celestia."

El salón se quedó en silencio por un momento mientras Twilight procesaba el contenido del mensaje. El hecho de que Celestia le pidiera que fuera sola le generó una pequeña punzada de preocupación. Algo debía ser muy serio si Celestia sentía la necesidad de ser tan reservada.

—¿Ir sola? —preguntó Spike, claramente preocupado—. Eso suena… extraño.

Twilight asintió lentamente, enrollando el pergamino.

—Sí, lo es. No sé exactamente qué está pasando, pero si Celestia está preocupada, no puedo ignorarlo. Debo ir de inmediato.

Spike la miró con una mezcla de curiosidad y aprehensión.

—¿Quieres que te acompañe hasta la estación de trenes?

Twilight negó con la cabeza.

—No, Spike. Es mejor que te quedes aquí y mantengas las cosas en orden. Volveré pronto, y te contaré lo que pueda. Además, no quiero que te preocupes más de lo necesario.

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