Un día afortunado

21 1 0
                                    

Tras su último y apasionado encuentro en la cocina, Ed se sentía realmente eufórico. Era muy consciente de que la cuestión aún podía demorarse un poco, porque tenía claro que algo tan importante no podía resolverse con prisas. Y sobre todo, no podía hacerlo con la abuela y Al en casa. No sabía lo gruesas que eran las paredes de esas habitaciones, pero en vista de las últimas experiencias, estaba seguro de que no sería suficiente. La primera vez ya iba a ser bastante complicada de por sí como para tener que estar preocupándose por no hacer ruido. Sus últimos encuentros a solas le habían enseñado que esto no siempre era posible. Mientras pensaba, Ed empezó a sentirse acalorado recordando los gemidos de Winry... ¿Qué clase se sonidos saldrían de sus labios si iban más allá? Tenía tantas ganas de descubrirlo... ¿Cuánto tendría que esperar?

Aunque ese gran día aún parecía lejano, últimamente parecía que la suerte estaba de su parte. Un par de días después del incidente de la cocina, Al recibió una llamada del hospital de Central, reclamando su presencia para su última revisión. Después de su última gran batalla, Mustang se había asegurado de ocuparse de que los dos hermanos se recuperaran plenamente y los médicos se habían desvivido por él durante su rehabilitación en el hospital. Ed se preguntaba cómo lo había conseguido ese cínico embaucador, pero no escatimaron en cuidados. Antes de darle el alta definitiva querían hacerle algunas pruebas rutinarias para asegurarse de que todo estaba bien. Al estaba impaciente por confirmar su recuperación, así que prometió acudir lo antes posible.

Su hermano insistió en que no necesitaba acompañarle, pero no había forma de que Ed lo dejara ir solo. Por un lado, sabía que posiblemente sería su último viaje juntos antes de despedirse durante una buena temporada y aunque todo parecía marchar bien, quería asegurarse de que no tuviera ningún problema. Por otro lado, ese viaje a Central le venía muy bien para resolver un asunto personal de forma discreta: se estaban quedando sin fondos (sobre todo con el viaje de Al y una boda en perspectiva) y así podía aprovechar la visita para pasar por el banco.

Ese mismo día, Pinako recibió una llamada de una vieja amiga de Ciudad del Este para anunciarle el nacimiento de su nueva nieta. Por lo visto, la mujer estaba entusiasmada ante la llegada del nuevo miembro de la familia y quería que la abuela fuera a visitarle para conocerle y celebrarlo con ellos. Pinako aceptó encantada la invitación y prometió hacerlo pronto, aunque le explicó que Al partiría de viaje pronto y quería esperar a despedirle. De hecho, Al también tendría que pasar por Ciudad del Este en su camino a Xing, así que podría acompañarla hasta allí. Lo que significaba que, dentro de unas semanas, Winry y él tendrían una oportunidad de oro para consumar su pasión.

Estas dos llamadas hicieron sentirse a Ed increíblemente afortunado. Lo que él no sabía es que solo la primera de ellas había sido un golpe de suerte. Pinako no había tardado en darse cuenta de la tensión existente entre ellos y estaba bastante segura de saber la razón. Sabía que la nieta de su amiga estaba en camino así que la había telefoneado hace unos días para decirle que iría a visitarla pronto. Después de explicarle la situación, ambas se rieron juntos recordando lo dulce que es el amor en la juventud.

¿Y qué había de Winry? Separarse de ella era lo único que hacía difícil ese viaje para Ed, aunque solo fuera a ser por un tiempo muy breve. Si todo iba bien, habrían terminado en un par de días, tres como mucho, si tenían en cuenta que los trenes que llegaban hasta Resembool no eran muy frecuentes.

En esos momentos aún era por la tarde pero ambos ya estaban sentados en el porche, aunque con una actitud mucho más recatada que de costumbre. Al los había acompañado hasta hace poco, pero después había decidido subir a preparar la maleta. De la abuela Pinako no había ni rastro. Así, los dos jóvenes enamorados compartían esa última tarde a solas antes del viaje a Central. Winry se había dejado la piel para terminar su trabajo pronto y pasar algo más de tiempo en compañía y Ed estaba recompensando tan duro esfuerzo con un masaje en la espalda. Era una forma sincera de agradecerla, sin intenciones ocultas, aunque no podía negar que disfrutaba tocándola y le permitía tenerla más cerca de lo normal durante el día.

La cuestión de WinryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora