📼3- Nadie va a llegar a casa📼

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Alex estaba sentado en el suelo de la bodega del videoclub, abrazando sus rodillas contra su pecho. Las lágrimas corrían por sus mejillas sin parar, mientras sentía una mezcla de culpa y dolor apretarle el pecho.

Todo lo que había dicho a Rafa le daba vueltas en la cabeza, y no podía dejar de pensar en cómo lo había lastimado -¿Alex?- la suave voz de Susy lo sacó de sus pensamientos.

Alex levantó la vista, encontrándose con su hermana menor, Susy, de pie en la puerta con sus rizos castaño oscuro cayendo sobre sus hombros, y sus ojos grandes y preocupados clavados en él.

-¿Qué pasa?- preguntó Su mientras se acercaba, claramente viendo el estado en el que estaba su hermano mayor.

Alex intentó secarse las lágrimas con la manga de su suéter de triángulos, pero era inútil. La angustia estaba demasiado arraigada en su pecho, y no podía ocultárselo a Su, no a ella, que siempre había sido tan observadora, tan perceptiva.

-Nada, solo... tuve una pelea con Rafa- murmuró Alex, su voz temblando. Las palabras eran difíciles de sacar, como si cada una de ellas lo quemara por dentro.

Susy se sentó a su lado sin dudarlo, apoyando su cabeza en el hombro de Alex. No dijo nada al principio, solo lo dejó sentir su presencia, dándole espacio para que pudiera soltar lo que llevaba dentro.

-Fue mi culpa, Su. Yo... le dije cosas horribles. Cosas que no debería haber dicho, Rafa se fue, y no sé dónde está. No quiero que esté solo ahora- admitió Alex, susurrando entre sollozos.

La culpa lo aplastaba, haciéndolo sentir como si estuviera atrapado bajo una carga insoportable.

Su lo abrazó, fuerte, como si con ese gesto pudiera curar todas las heridas que Alex cargaba en su corazón.

-Él volverá, Alex, y si no lo veras mañana en la escuela. No te preocupes. Seguro solo necesita un poco de tiempo, ustedes se quieren mucho, lo sé. Rafa sabe que lo quieres mucho- Dijo Su con ternura. Alex negó con la cabeza, las lágrimas cayendo de nuevo, empapando el hombro de su hermana.

-Eso es lo que más me duele. Que lo quiero tanto, pero él no me deja saber que le pasa. No quiere que vea lo que pasa en su casa, y siento que no confía en mí. ¡Siempre voy a su lado, y cuando le pido que confíe en mí, solo se aleja más!- Dijo Alex entre enojado y desesperado.

Susy acarició el cabello de Alex suavemente, tratando de calmarlo.

-Rafa está asustado, no es que no confíe en ti, Alex. Quizá no sabe cómo mostrarte esa parte de su vida. Es complicado para él, como lo es para ti también abrirte con lo que paso con Memo y Lia- dijo la chica con un tono sereno, aunque aún era joven, entendía mucho más de lo que Alex solía admitir.

-Pero yo solo quiero estar ahí para él. No quiero que siga cargando todo solo, yo lo amo demasiado y no quiero verlo sufrir...- respondió Alex, la voz quebrada por el llanto.

-Lo sé Y sé que lo estás haciendo lo mejor que puedes. Solo... dale un poco de tiempo, pero no te des por vencido. Cuando Rafa esté listo, te lo contará todo- murmuró Su

Alex soltó un largo suspiro, apoyándose más en su hermana. Su era la única que sabía lo que realmente significaba Rafa para él. Sabía que estaban juntos y nunca lo había juzgado, ni cuestionado, es más ella en parte fue quien los junto para empezar.

Y en momentos como este, Alex no sabía qué haría sin ella y Su sabia que sin importar que siempre estaría con su hermano.

『••✎••』

Mientras tanto Rafa caminaba sin rumbo por las calles, con las manos temblando y el rostro húmedo de lágrimas que se negaban a detenerse.

Cada paso le dolía, no solo físicamente por los golpes de la pelea anterior, sino por el peso que cargaba en el pecho, como si hubiera una piedra aplastándole el corazón.

Las palabras de Alex resonaban en su cabeza, rebotando una y otra vez, haciéndole sentir aún más culpable. ¿Cómo había dejado que las cosas llegaran tan lejos?

No podía volver al videoclub. No podía hablar a Alex después de todo lo que había pasado. Y tampoco podía ir a casa.

NO

Si su padre o su madre lo veían en este estado, sabía lo que le esperaba. Lo había vivido demasiadas veces como para poder contarlas ya era casi rutina.

Ellos no preguntarían por qué estaba llorando. Solo lo humillarían, Lo golpearían. Le harían sentir aún peor y más si decía que era por un chico, para sus padres eso lo hacía ser una desgracia.

LLORAR NO ESTÁ PERMITIDO EN SU CASA. SER VULNERABLE NO ESTÁ PERMITIDO

Con el corazón acelerado, Rafa se encontró caminando hacia el parque. Era uno de esos lugares donde siempre había buscado refugio cuando las cosas se ponían difíciles, un espacio de aire libre y de silencio donde podía esconderse del mundo por un rato.

Se dejó caer en una banca cercana a los árboles, abrazándose a sí mismo, como si eso pudiera evitar que se desmoronara por completo.

El cielo comenzaba a oscurecerse, el sol ya se había ido, pero las luces del parque apenas iluminaban su entorno.

Las lágrimas comenzaron a caer de nuevo, silenciosas, pero dolorosas. No podía dejar de pensar en cómo todo se estaba derrumbando.

ALEX TIENE RAZÓN

Pensaba para sus adentros, el muy en el fondo sabía que siempre se escapaba. Siempre intentaba proteger a Alex alejándolo, pero al final solo lo lastimaba más. Y lo peor de todo es que no podía controlarlo.

¿Cómo iba a llevarlo a su casa? Su madre probablemente lo recibiría con gritos, su padre con golpes solo por golpear ni siquiera tendrían que sospechar que eran pareja lo iban a golpear porque si.

Y la verdad, más allá de todo, era que Rafa no soportaba la idea de que Alex viera ese caos. De que viera lo roto que estaba realmente.

-Soy igual que ellos- se dijo, apretando los puños contra sus rodillas -Me estoy convirtiendo en ellos- se repetía entre lágrimas

La pelea en la escuela no era solo una explosión de rabia. Era una parte de él que temía tanto mostrar, una parte que lo hacía sentir que era incapaz de escapar de la violencia que siempre había estado en su hogar.

Cada golpe que había dado le recordaba a su padre, y cada palabra hiriente que había dicho a Alex le hacía sentir más como su madre.

-No puedo volver a casa...- murmuró para sí mismo, sollozando.

Cerró los ojos, queriendo escapar del dolor, aunque solo fuera por un momento. El aire fresco del parque le daba una sensación de alivio, pero el frío de la noche comenzaba a colarse entre su ropa, y no tenía a dónde ir. Todo lo que quería era desaparecer, no sentir, no pensar.

Se recostó lentamente en la banca, mirando el cielo oscuro y sin estrellas, con los ojos aún llenos de lágrimas. Las luces del parque proyectaban sombras alargadas, pero no había nadie más cerca. Estaba completamente solo, algo que, en este momento, era una mezcla de alivio y tristeza. Quería estar solo, pero al mismo tiempo, odiaba estarlo.

Sin saber cuándo, el cansancio lo venció. Las lágrimas cesaron, y el llanto se fue apagando mientras el sueño, impulsado por el agotamiento emocional y físico, se apoderaba de él. Rafa quedó dormido allí, en la banca del parque, bajo el cielo oscuro, con el cuerpo encogido y el corazón aún roto.

Secretos entre cintas "Nadie nos va a extrañar" (Rafa x Alex) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora