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Sigo creyendo que mi maestro es un simple hombre al cual le poseo una gran admiración, su espíritu de liderazgo y de compañerismo me deja asombrado, desearía cada segundo de mi vida sostenerlo en un gran beso. Mi mente vacila, pensar así de un maestro y menos de una figura "paterna" no está bien.
No puedo fingir que todo está bien, así que solo puedo agachar mi cabeza y sentir revoltear mi estómago, miro al cielo y veo una noche estrellada, es hermosa. Kakashi se acerca a mí nuevamente, mi corazón se emociona y no puedo dejar de pensar en que él me abrazará, siento mis nervios alterarse cuando se encuentra a un cm de mi cuerpo, dentro de mí deseé tanto e le abrazará y me comiera a besos, pero sé que es imposible.
— Naru, lo logré, logré dar el regalo perfecto, ahora Iruka-san me presta una gran atención, mañana vamos a tener nuestra primera cita, gracias, Naru- Me menciona con alegría y me da un beso en la frente. Aunque me siento desdichado, me invade una sensación de calor por su tacto, mi corazón duele, pero me alegra que haga algún contacto físico conmigo, así que lo tomé por las mejillas con mis dos manos y le porporcioné un beso en la mejilla, luego llevé mis manos a los hombros de este hombre alto y le di un abrazo él me respondió llevando sus manos a mi cintura y rodeandola toda.
— Me alegro, sensei - Le responde con felicidad fingida, le dolía fingir, pero no se podía permitir lastimar a mi maestro o a Iruka, son muy importantes...
Él se retiró aún más alegre, ví deslizar su sombra por el hermoso amanecer que avecina un nuevo ajetreado día, me levanté del muro y me fui a mi hogar, pues mi misión ya terminó, no me dio siquiera alguna sensación de hambre y solo sentía sueño, un sueño feroz, así que me recosté en mi cómoda cama y quedé dormido de inmediato.
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